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Cómo reducir 600 calorías de tu dieta sin darte cuenta
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Trucos que pueden ayudarte

Cómo reducir 600 calorías de tu dieta sin darte cuenta

La extraordinaria fuerza de voluntad que necesitamos para pasar por un calvario tan gigantesco como la pérdida de peso es lo más duro. Pero... ¿y si no fuésemos conscientes de que lo estamos logrando?

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Lo sabemos: es dificilísimo. Quien diga que perder peso se consigue haciendo ejercicio y comiendo mejor y que, por tanto, es fácil, se equivoca. Hay muchos más factores que convierten ese cambio de nuestro estilo de vida en un auténtico desafío capaz de ponernos contra las cuerdas. Además, no ayuda nada la cantidad de información con la que nos bombardean día tras día: que si la dieta keto, la Atkins, la vegetariana... Por suerte para nosotros, el adelgazamiento se consigue gracias a una fórmula muy sencilla: que entre menos de lo que sale (en términos energéticos, claro está).

Cada gramo de azúcar contiene 4 kcal, un sobre son 32. Sustituirlo por sacarina nos ahorrará 100 kcal al día

Como en la gran mayor parte de los aspectos de nuestra vida, en la pérdida de peso nuestro mayor enemigo somos nosotros mismos. Es una de las hazañas que más fuerza de voluntad y constancia necesitan. Para lograrlo, una de las mejores tácticas que podremos llevar a cabo es no ser conscientes en todo momento de que estamos a dieta. Dicho de otro modo: ingerir menos calorías creyendo que comemos exactamente las mismas. Para lograrlo, podremos echar mano de estos trucos que nos ahorrarán, de media, más de 600 kcal al día sin darnos cuenta de lo que estamos haciendo.

No todo necesita acompañamiento

Cuando comemos fuera, o incluso en nuestra propia casa, la patata es algo de lo que echamos mano continuamente para complementar nuestro plato. ¿Un filete de ternera de 400g? Sí, añadámosle patatas. Obviamente no es necesario. Otros vegetales pueden cumplir esa función que, en sí, no tiene por qué darse (os aseguramos que con un filete de tales dimensiones, la saciedad está más que garantizada). Además, pueden considerarse una bomba calórica. 100 gramos de este tubérculo frito contienen 290 kcal. Eliminarlas marcará la diferencia, y mucho.

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El peligro de las salsas

De forma muy similar a los acompañamientos, las salsas son un peligro. En ningún momento se añaden con el objetivo de aportar nutrientes a una alimentación equilibrada o saciarnos. Su única razón de ser es darle sabor a productos que consideramos insípidos. El problema es que una pequeña porción contiene una auténtica barbaridad de calorías. Según la Base Española de Datos de Composición de Alimentos, 100 gramos de kétchup son 117 kcal; 100 g de salsa barbacoa son 178 kcal y 100 de carbonara suponen la estratosférica cifra de 305 kcal. Deshacernos de ellas o, al menos, reducir las cantidades puede suponer la diferencia entre un vientre plano y una tripa.

Los cafés diarios

Hay dos tipos de bebedores de esta infusión. Los amantes de verdad, que adoran su sabor por lo que es (amarguísimo), y quienes lo consumen ya sea por sus efectos cafeínicos o por la simple y llana costumbre de hacerlo. En este segundo grupo nos encontramos la mayor parte de nosotros, y normalmente echamos mano del azúcar para hacer algo más aceptable su complicado sabor (que no su olor, que es, probablemente, el más maravilloso del mundo). El problema es que el azúcar son calorías puras. La sacarosa es una molécula con forma de cadena, muy corta, compuesta por glucosa, nuestro combustible principal. Al cuerpo le es muy fácil utilizarla, ya sea como 'gasolina' para correr una maratón o para almacenarla en forma de grasa corporal. Según la BEDCA, cada gramo de azúcar contiene 4 kcal, por lo que un simple sobre serán 32. Si sustituimos este edulcorante por sacarina en cada uno de los tres cafés diarios, consumiremos 100 kcal menos al día.

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Bebe más agua

Parece una tontería, pero el control de la saciedad es una parte muy importante del proceso de adelgazamiento. Esto se debe a que la obsesión es uno de los mayores enemigos de las dietas, y nada la fomenta más que el hambre. Tener el estómago lleno, al menos durante un rato, puede darnos un respiro que será de gran utilidad para nosotros. Esta 'falta de necesidad' de comida se puede traducir como 100 calorías menos al día al evitarnos determinados caprichos, también conocidos con el eufemismo 'tentempié'.

Todos estos pequeños trucos no tienen nada de horrible. No sustituyen lo importante (y delicioso) de las comidas. Se trata de eliminar algunas costumbres que tenemos implantadas desde hace años y años y que nos aportan muy poco, pero nos quitan mucho. Eliminarlas será fácil y, a la vez, efectivo.

Lo sabemos: es dificilísimo. Quien diga que perder peso se consigue haciendo ejercicio y comiendo mejor y que, por tanto, es fácil, se equivoca. Hay muchos más factores que convierten ese cambio de nuestro estilo de vida en un auténtico desafío capaz de ponernos contra las cuerdas. Además, no ayuda nada la cantidad de información con la que nos bombardean día tras día: que si la dieta keto, la Atkins, la vegetariana... Por suerte para nosotros, el adelgazamiento se consigue gracias a una fórmula muy sencilla: que entre menos de lo que sale (en términos energéticos, claro está).

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