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Microbiota: el futuro del cuidado de nuestro hígado
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Microbiota: el futuro del cuidado de nuestro hígado

A pesar de tratarse del único órgano de nuestro cuerpo capaz de regenerarse, determinadas lesiones, como el consumo de alcohol, pueden dañarlo permanentemente. Tomar más probióticos podría ser la solución

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El metabolismo del alcohol por parte de nuestro organismo es un proceso más que complicado. En primer lugar, no existe únicamente una vía para llevarlo a cabo, sino que, dependiendo de la cantidad y el tipo de alimento con el que se haya acompañado, este proceso metabólico puede variar completamente. En segundo lugar, el alcohol, lo miremos por donde lo miremos, es tóxico para nuestro organismo. Con mesura, no supone ningún riesgo biológico porque nuestro hígado se encarga de eliminar la mayor parte de las sustancias tóxicas con las que entramos en contacto cada día, pero en el caso de este líquido es fácil pasarse.

"Este estudio prueba el impacto de los probióticos para la salud de nuestro hígado"

Como sabemos, el alcohol, a pesar de ser consumido por gran parte de la población mundial, es una sustancia adictiva. Cierto es que no todos lo somos; sin embargo, determinadas personas, los alcohólicos, se enfrentan a un riesgo tremendo, el alcoholismo. Esta afección, además, provoca serios problemas de salud a largo plazo. Uno de ellos es la cirrosis. Se trata de una cicatrización del hígado que tiene lugar después de que este haya sido dañado por el consumo de la sustancia en cuestión.

El problema es que, a pesar de que nuestro órgano 'sane', en realidad se vuelve completamente inútil, dado que el tejido reparado deja de funcionar. La peor noticia de todas es que es imposible revertir la enfermedad (salvo en casos extraordinariamente excepcionales, si es detectada en sus primeras etapas). Por supuesto, es necesaria más investigación sobre el tema, y es exactamente eso lo que han hecho un grupo de investigadores de la Universidad de Agricultura de Jilin, en China.

El poder de la microbiota

El estudio, llevado a cabo por el equipo de científicos liderado por Yuhua Wang, se centró en la relación entre uno de los tipos más comunes de bacterias intestinales, el Lactobacillus rhamnosus, y la mejora (o mejor dicho, la reducción del empeoramiento) de la cirrosis hepática provocada por el alcohol.

El trabajo se llevó a cabo dando alcohol a ratones de laboratorio durante un periodo de 8 semanas y, tras este tiempo, alimentarlos con gránulos de este tipo de lactobacilos en diferentes dosis (alta, media, baja y nula), además de una dieta alta en grasas. De esta manera se establecieron diferentes grupos de control con los que mejorar la fiabilidad y repercusión de los resultados.

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Los datos obtenidos tras la prueba mostraron que existía una mejora en los síntomas de la cirrosis hepática que los ratones habían desarrollado debido al consumo alcohólico. Además, determinaron que dicha mejoría dependía de la cantidad de alimento probiótico que se le suministraba a los animales. Al parecer, una de las principales repercusiones del probiótico no era (solo) alterar la función hepática, sino cambiar la composición global del microbioma de los ratones, reduciendo la cantidad de bacterias gram-negativas y aumentando las gram-positivas.

Como explica el doctor Michael Zemel, de la Universidad de Tennessee: "Este trabajo prueba el impacto que tienen los probióticos en la correción de la disbiosis producida por el consumo de alcohol, dado que reduce la inflamación del hígado y la acumulación de grasa que tiene lugar en el interior de este órgano. De hecho, tiene un potencial prometedor para el tratamiento de las enfermedades del hígado inducidas por el alcohol, a la vez que aquellas enfermedades que también impliquen una acumulación excesiva de grasas en este órgano sin intervención de esta sustancia (como el hígado graso)".

El metabolismo del alcohol por parte de nuestro organismo es un proceso más que complicado. En primer lugar, no existe únicamente una vía para llevarlo a cabo, sino que, dependiendo de la cantidad y el tipo de alimento con el que se haya acompañado, este proceso metabólico puede variar completamente. En segundo lugar, el alcohol, lo miremos por donde lo miremos, es tóxico para nuestro organismo. Con mesura, no supone ningún riesgo biológico porque nuestro hígado se encarga de eliminar la mayor parte de las sustancias tóxicas con las que entramos en contacto cada día, pero en el caso de este líquido es fácil pasarse.

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