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El clembuterol, esta es la última moda para adelgazar
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El clembuterol, esta es la última moda para adelgazar

¿Cómo una sustancia que se utilizaba para engordar a los animales se usa ahora como producto milagro para bajar peso? Te contamos las (arriesgadas) vidas de este anabolizante

Foto: ¿Pastillas milagro? (iStock)
¿Pastillas milagro? (iStock)

El teléfono móvil del dietista y entrenador personal Antonio Yuste no para de recibir alertas de mensajes. Cada día le llegan más de 30 wasaps y casi todos con un contenido similar: "¿Dónde puedo encontrar clembuterol?", "¿Me vendes clembuterol?". “Todo ha sido -nos explica- a raíz de unos artículos que publiqué en mi web hablando de esta sustancia. Explicaba que tenía un efecto ‘quemagrasas’, pero también detallaba sus efectos secundarios y advertía de que no es una buena idea tomarlo para adelgazar, ya que se corren riesgos importantes. El caso es que mucha gente se ha quedado únicamente con la idea de que puede ser un atajo para perder peso”.

Yuste, que es entrenador desde hace 25 años y ha trabajado en más de 20 gimnasios, está más que acostumbrado a ver el trapicheo del clembuterol en los vestuarios. Pero si antes era un tejemaneje entre culturistas y preparadores, algo habitual entre quienes se dedican al fitness de competición, “desde hace un tiempo se han incorporado dos nuevos perfiles: el del chaval que quiere ponerse cachas antes del verano y el de la mujer de mediana edad con sobrepeso, que no hace ejercicio y que quiere adelgazar. Y buscan el clembuterol en el mercado negro sin reparar en riesgos y sin darse cuenta de que es un fármaco”.

Se trata de un broncodilatador indicado para problemas respiratorios

Un fármaco, sí. Más concretamente, es un agente agonista de los receptores adrenérgicos que se utiliza para tratar el asma bronquial, la bronquitis asmática y la bronquitis espástica. Es decir, a las dosis terapéuticas prescritas por el médico, es un broncodilatador que consigue que la musculatura de los bronquios se relaje y se respire mejor.

Pero no aparece así definido en el diccionario de la RAE. Lo consultamos y la definición de clembuterol es la siguiente: “Sustancia anabolizante usada para el engorde artificial del ganado y el dopaje de deportistas”. ¿Cómo se produce ese salto? ¿De dónde viene toda la leyenda negra alrededor suyo?

Trampas, riesgos y milagros

Básicamente, la clave está en su versatilidad: es un broncodilatador, sí, pero también tiene propiedades anabólicas -es decir, aumenta la masa muscular- y efectos termogénicos: eleva la temperatura corporal y hace que se gasten más calorías. Y son esas propiedades anabólicas y esa capacidad termogénica las que han hecho famoso al clembuterol. En unos casos porque ayuda a hacer trampas (el dopaje de los deportistas); en otros porque entraña un riesgo de salud pública (el engorde del ganado), y en los más recientes porque se ha hecho un hueco en el mercado negro de internet como ‘milagro antigrasas’ (y no hablamos del Fairy).

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Foto: iStock.

En realidad, todo viene a tener un punto en común: eliminar grasa, ganar músculo. Y esto comenzó a saberse allá por la década de los 60, nos explica Juan José Badiola, presidente del Consejo General de Colegios de Veterinarios (Colvet). Fue entonces cuando se descubrió esa capacidad anabolizante del clembuterol y los ganaderos vieron una oportunidad de oro: se trataba de un ‘finalizador’ -una sustancia que solo se da al ganado en la fase final de su crianza, justo cuando se busca que gane peso- que permitía eliminar grasa a favor de músculo. Los animales ganaban peso y, además, no era un fraude, porque lo que se vendía era carne”.

Ese negocio continuó vigente hasta que se empezaron a ver los efectos secundarios que se producían en las personas que comían carne procedente de animales criados con clembuterol. “Arritmias, taquicardias, calambres, temblores, aumento de la transpiración, insomnio, hipertensión, espasmos musculares…”, señala Badiola. ¿Tanto clembuterol contenía la carne como para que los consumidores llegaran a enfermar? “Los más afectados solían ser quienes comían hígado. No olvidemos que es el órgano encargado de metabolizar los fármacos…”.

La clave de todo está en que permite reducir grasa y aumentar músculo

La voz de alerta se dio a finales de los 80. En España, el primer caso de toxicidad se registró en 1990 en Asturias; las cifras fueron en aumento y así, por ejemplo, en 1994 se registraron 155 casos solo en Madrid. Y esto llevó a las autoridades a tomar cartas en el asunto, de forma que en 1996 se prohibió en Europa. Desde entonces, el uso de fármacos como promotores de crecimiento en la alimentación de animales destinados al consumo humano es una práctica ilegal en la Unión Europea.

Es importante matizar que la prohibición no llegó por que se tratara de un fraude (como había pasado con otros compuestos que aumentaban la cantidad de agua en el animal, haciendo que el consumidor pagara agua a precio de carne): “Se prohibió porque era tóxico”, recuerda Badiola, y añade que “no fue fácil conseguir que los ganaderos aceptaran retirar el clembuterol de los piensos del ganado. Pero se ha logrado y podemos decir que hoy su presencia es residual”.

Es residual en España, se hacen controles y, además, en la actualidad el sistema de trazabilidad permite identificar hasta la vaca de la que procede el entrecot que te estás comiendo. Bien lo sabe el ciclista Alberto Contador, quien fue condenado a dos años de suspensión por haber dado positivo en clembuterol -bien es verdad que por una cantidad minúscula- en un control antidoping (debido a sus propiedades anabolizantes, que otorgan una ventaja en resistencia y potencia a quienes la consumen, esta sustancia está prohibida desde hace años por la Unión Ciclista Internacional y por la Agencia Mundial Antidopaje). En su defensa, arguyó que la noche antes cenó solomillo y que debía de estar contaminado. Se siguió la trazabilidad de ese solomillo, se llegó a la granja y al animal, y no pudo demostrarse que en esa explotación se suministrara clembuterol a los animales.

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Foto: iStock.

Ya tenemos tres vidas del clembuterol: es un broncodilatador, engorda al ganado y dopa a los deportistas. La cuarta vida se desarrolla en los gimnasios. “Siempre hay una o dos personas dispuestas a facilitar el clembuterol -asegura Antonio Yuste-. Muchas veces son los propios preparadores los que hacen de camellos”.

"Todo el mundo lo toma"

Decimos camellos y no exageramos. La prohibición del clembuterol, unido a que ha dejado de utilizarse en España como fármaco para uso humano -ya no se expende en las farmacias-, ha propiciado un mercado negro a nivel europeo, mercado que encuentra su máxima expresión en internet. “No hay ningún problema para conseguirlo, todo el mundo lo toma”. Nos lo cuenta Marta (nombre ficticio), participante en el concurso Miss Bikini Fitness. “Te pone a cien, entrenas sin cansarte, es una pasada. Tienes que empezar con cuidado, eso sí. Si de primeras te tomas dos pastillas, sientes como si te explotara el corazón”. ¿Y no te preocupan los efectos adversos?, le preguntamos. “Yo creo que no son para tanto”.

"Si de primeras te pasas, sientes como si te explotara el corazón"

Si durante años se ha estado ofertando en internet para fisiculturistas, ahora ha bajado un escalón más hasta llegar a su quinta vida: producto milagro para adelgazar. Una búsqueda en Google nos da idea de la popularidad: basta teclear clembuterol y los primeros resultados que aparecen son reclamos publicitarios para perder peso. En todos ellos se advierte -aunque con la boca chica- de los riesgos de tomarlo sin prescripción médica, aunque no faltan los que arguyen que “también la aspirina tiene efectos secundarios”. “Esto no es como el prospecto de una medicina -argumenta Antonio Yuste-. Hay que tener en cuenta que no se toma a dosis terapéuticas, sino multiplicadas. Por esa razón siempre dan temblores, sudor y arritmias. Siempre. Y, además, genera tolerancia, de forma que cada vez necesitas tomar más para que te haga el mismo efecto".

El entrenador nos comentaba los dos nuevos perfiles de usuarios del clembuterol: el primero es el de jóvenes de entre 20 y 35 años, mayoritariamente de zonas costeras, que se quieren quitar el michelín acumulado en el invierno con vistas a exhibirse en la playa. Vemos el siguiente comentario en un foro de internet: “Estoy a punto de tomarlo y quería compartirlo para ver quién ha podido obtener resultados. Lo hago porque peso 90kg y he ganado mucho peso con mi altura de 1,78 cm. Estoy consciente de que puedo bajar por mi cuenta, pero vamos, que el verano está pronto y hay que lucir bien”.

El otro perfil es el de mujer de mediana edad que ha cogido mucho peso y que no se plantea perder los kilos de más con dieta y ejercicio. “Les dan igual los riesgos, solo quieren el atajo. Y no se dan cuenta de que, además, no les va a dar resultado si no practican deporte. Haciendo una analogía, el clembuterol es capaz de poner al cien por cien de revoluciones el motor de un coche, pero si no lo arrancas, si no lo pones en marcha, no sirve para nada”.

El teléfono móvil del dietista y entrenador personal Antonio Yuste no para de recibir alertas de mensajes. Cada día le llegan más de 30 wasaps y casi todos con un contenido similar: "¿Dónde puedo encontrar clembuterol?", "¿Me vendes clembuterol?". “Todo ha sido -nos explica- a raíz de unos artículos que publiqué en mi web hablando de esta sustancia. Explicaba que tenía un efecto ‘quemagrasas’, pero también detallaba sus efectos secundarios y advertía de que no es una buena idea tomarlo para adelgazar, ya que se corren riesgos importantes. El caso es que mucha gente se ha quedado únicamente con la idea de que puede ser un atajo para perder peso”.

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