Los alimentos que no es bueno combinar
Una mala combinación de alimentos puede ralentizar la digestión, alterar las bacterias del intestino o acabar causándonos desagradables molestias
Una buena nutrición no consiste solo en elegir alimentos saludables. Los acompañamientos del plato, las bebidas o la completa composición del menú pueden mejorar o empeorar de manera notable las propiedades de nuestras ingestas.
Una mala combinación de alimentos puede ralentizar la digestión, alterar las bacterias del intestino o acabar causándonos desagradables molestias. Paradójicamente, tales errores surgen con frecuencia al juntar productos que por separado no serían especialmente perjudiciales.
Por cuestiones sociales, viajes, o tener que comer fuera de casa, resulta a veces imposible no mezclar los siguientes alimentos. Intentar evitar estas combinaciones, dentro de lo factible, no es, sin embargo, una mala idea.
Pizza y refrescos
Partido de fútbol en televisión, pizza y bebidas azucaradas: una pantagruélica estampa típica de una tarde de domingo. A pesar de ser tan calórica, ¿por qué es tan difícil no pasarse con la pizza? Los altos niveles azúcar y carbohidratos refinados de estos dos productos juntos no facilitan, precisamente, que se despierte en nuestro cerebro la sensación de saciedad. Si queremos tener un mayor control sobre las porciones de pizza que consumimos, mejor servirse del agua como bebida.
Cereales y zumo
Los ácidos del zumo de naranja o de cualquier fruta ácida dañan las enzimas responsables de digerir los almidones presentes en los cereales. Si no podemos vivir sin tomar estos dos productos a primera hora, lo mejor es separar en unos cuantos minutos su ingesta.
Ensaladas y aliños ligeros
Canónigos, espinacas, escarola o col lombarda combinados con zumo de limón o un chorrito de vinagre de manzana: una propuesta así parece la quintaesencia de lo saludable. Tal amalgama de ingredientes puede, sin embargo, sumar muy poco para una comida o una cena. La inclusión de grasas saludables en platos como las ensaladas no debería faltar nunca, entre otras causas porque muchas vitaminas de las verduras son liposolubles y el organismo no las absorbe sin su presencia. Basta añadir aceite de oliva, aguacate, frutos secos o salmón para que la ensalada se vuelva de repente una comida mucho más completa.
Alimentos ricos en hierro y café
Recientemente se volvió muy popular una noticia sobre un polvo elaborado a base de brócoli que se podía añadir a bebidas como el café. Lo cierto es que esta combinación no aprovecha, precisamente, uno de los nutrientes más valiosos de la crucífera, ya que el ácido clorogénico del café bloquea la absorción de hierro en el organismo.
Melón con jamón
Quien guste de esta especialidad, particularmente popular en verano, es probable que haya sufrido también sus molestias. La fruta, como el melón, ingerida en el mismo momento que la comida puede provocar la fermentación en el tracto digestivo del resto de alimentos, generando sensación de hinchazón y flatulencias.
'Snacks' y salsas
La sal y el glutamato de 'snacks' como las patatas fritas son un acicate que impulsa a la ingesta compulsiva. Las salsas potencian aún más este efecto, llevándonos a consumir todavía más calorías.
Una buena nutrición no consiste solo en elegir alimentos saludables. Los acompañamientos del plato, las bebidas o la completa composición del menú pueden mejorar o empeorar de manera notable las propiedades de nuestras ingestas.