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La sal no es siempre mala: los peligros de quitar el sodio de la dieta
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La sal no es siempre mala: los peligros de quitar el sodio de la dieta

Existen evidencias de que a mayor consumo de este mineral, mayor presión arterial, pero quitarlo de la dieta también tiene su revés, como un mayor riesgo de insuficiencia cardiaca, hiponatremia o un aumento del colesterol LDL

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Según el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NIH), “el cuerpo necesita una determinada cantidad de sodio para funcionar adecuadamente, porque ayuda en la función de los nervios y los músculos, y también a mantener un equilibrio adecuado de los líquidos”. Pero la mayoría de las personas consume más sal en su dieta de la que necesita.

“Los riñones controlan la cantidad de sodio presente en el cuerpo; si tiene demasiado y los riñones no pueden eliminarlo, se acumula en la sangre. Eso puede causar presión arterial alta. A su vez, la presión alta puede ocasionar otros problemas de salud”, aseguran desde el NIH. Está científicamente comprobado, el alto consumo de sodio está relacionado con una mayor presión arterial. De hecho, tanto la Organización Mundial de la Salud como la Asociación Americana del Corazón han recomendado en múltiples ocasiones la reducción de su ingesta. Se recomienda la ingesta de menos de 2.300 mg por día.

Consumir sodio en exceso en nuestra dieta es peligroso para la salud, pero la deficiencia de este mineral también tiene sus riesgos.

Aumenta la resistencia a la insulina

Según un estudio llevado a cabo por la división de Endocrinología, Diabetes e Hipertensión del Hospital Brigham and Women's y la Harvard Medical School de Boston, “el bajo consumo de sal estimula la producción de aldosterona mediante la activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona (RAAS). Demostramos una asociación entre la aldosterona y la resistencia a la insulina (IR) en sujetos sanos. Además, el sistema nervioso simpático se activa mediante una dieta baja en sal, como lo demuestra un aumento en los niveles de noradrenalina en la orina. La activación del sistema nervioso simpático también puede aumentar la IR. Por lo tanto, la baja ingesta de sal en la dieta puede estar asociada con un aumento en la IR”. Por lo que esta resistencia a la insulina podría derivar en enfermedades como la diabetes tipo 2 o enfermedades cardiovasculares.

Sin embargo, en contraposición, otros estudios aseguran que “el efecto de reducir la ingesta de sal en los factores de riesgo metabólico vascular como la resistencia a la insulina y los niveles de lípidos aterogénicos y la insulina en ayunas es incierto”. Concretamente, esta investigación fue llevada a cabo por el departamento de Endocrinología del Hospital de Auckland, en Nueva Zelanda.

Presión arterial sí, pero no otros riesgos cardiovasculares

A pesar de que, como hemos dicho, el alto contenido en sodio de la dieta es un aliciente para que aumente la presión arterial. Este aumento solo es factor de riesgo de cara a las enfermedades cardiovasculares, pero no engloba otros como los derrames cerebrales, ataques al corazón o incluso la muerte.

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Según un estudio llevado a cabo por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), “menos de 3.000 mg de sodio al día estaría relacionado con un mayor riesgo de morir de una enfermedad cardiaca, incluidos ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares”. Aunque es un tema que sigue investigándose.

Insuficiencia cardiaca

Las dietas bajas en sodio se han relacionado con un mayor riesgo de muerte en personas con insuficiencia cardiaca. Aunque existen algunas evidencias, todas llegan a la misma conclusión, se debe seguir investigando en el tema. Una revisión de Cochrane concluyó que “todavía hay un poder insuficiente para excluir los efectos clínicamente importantes de la reducción de sal en la dieta sobre la mortalidad o la morbilidad cardiovascular en poblaciones normotensas o hipertensas”.

Puede aumentar el colesterol malo

Algunos estudios han encontrado que las dietas bajas en sodio pueden aumentar tanto el colesterol LDL (malo) como los niveles de triglicéridos. En una revisión de 2003 de estudios en personas sanas, las dietas bajas en sodio causaron un aumento del 4,6% en el colesterol LDL y un aumento del 5,9% en los triglicéridos.

Foto: Chef sazonando pinchos morunos. (iStock)

Otra revisión de 2011 concluyó que “la reducción de sodio resultó en una disminución del 1% en la presión sanguínea en normotensos, una disminución del 3,5% en hipertensos, un aumento significativo en la renina plasmática, aldosterona plasmática, adrenalina plasmática y noradrenalina plasmática, un aumento del 2,5% en el colesterol y un aumento del 7% en triglicéridos”.

Hiponatremia

La hiponatremia se produce cuando la concentración de sodio en la sangre es anormalmente baja. Algunos de los síntomas principales son: náuseas y vómitos, dolor de cabeza, desorientación, pérdida de energía, somnolencia y cansancio, agitación e irritabilidad, debilidad, espasmos o calambres musculares, convulsiones, entre otros.

Según el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NIH), “el cuerpo necesita una determinada cantidad de sodio para funcionar adecuadamente, porque ayuda en la función de los nervios y los músculos, y también a mantener un equilibrio adecuado de los líquidos”. Pero la mayoría de las personas consume más sal en su dieta de la que necesita.

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