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Las consultas médicas por obesidad aumentan un 200% por el covid-19
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Las consultas médicas por obesidad aumentan un 200% por el covid-19

Ya en la primera semana de cuarentena, Alimente avisó de que el balance energético iba a cambiar y que si no teníamos cuidado podíamos ganar mucho peso. En efecto, esto se ha cumplido: por cada semana ganamos, de media, 1 kilo extra

Foto: Foto: Unsplash/@nci.
Foto: Unsplash/@nci.

Ya lo avisamos desde Alimente en la primera semana de cuarentena: los días de encierro y, por tanto, de sedentarismo reducen de forma implacable la cantidad de calorías que quemamos cada día. Sí, es cierto que podemos intentar luchar contra este hecho desde el salón de nuestra casa a base de clases de yoga virtuales y correr maratones en nuestro balcón. Pero, seamos sinceros, no es nuestra naturaleza, y aunque llevemos a cabo esos cambios en nuestro estilo de vida, su efectividad no está del todo clara, teniendo en cuenta el tiempo de ejercicio y la intensidad del mismo.

En tiempos normales, el simple hecho de caminar hasta el transporte público o bajar a comprar una ensalada para el almuerzo suponen una puesta en marcha de nuestro metabolismo, lo que a su vez conlleva un aumento de las calorías consumidas. Granito a granito vamos formando la playa de nuestra forma física perfecta o, al menos, la de una estable en la que la energía ingerida es igual a la gastada, lo que hace, simple y llanamente, que no ganemos peso.

Ahora, ese equilibrio se ha roto sin remedio y la única forma real de remediar que los kilos se acumulen en nuestro abdomen, piernas, piel y caderas es limitar la ingesta calórica. El problema (como si fuesen pocos) es que esto, a su vez, nos provoca una sensación de hambre, dado que no es la cantidad de comida, o el tipo, a la que estamos acostumbrados. En efecto: no hay una solución que no implique sufrimiento y eso ha provocado que muchos de nosotros ganemos peso de más.

"Estamos viendo que estas dos pandemias, covid-19 y obesidad, convergen, y nos está haciendo tener en cuenta la gravedad del problema"

Según explica el profesor López-Nava, jefe de la Unidad de Endoscopia de la Obesidad del Hospital Universitario HM Sanchinarro, "las consultas ha aumentado en un 200%. Nos están contactando muchas personas que quieren perder peso. No solo porque estén ganándolo debido al confinamiento, sino también porque se han dado cuenta de que si no lo hacen son más vulnerables frente al covid-19 o a cualquier otra epidemia que esté por llegar". En efecto, como explican en un estudio publicado en el 'Journal of the American Medical Association' por los investigadores William Dietz y Carlos Santos-Burgoa, de la George Washington University, en Estados Unidos, "parece muy probable que la mayor prevalencia de la obesidad en adultos italianos en comparación con los chinos pueda tener un efecto en las diferencias entre la tasa de mortalidad por covid-19 en estos dos países. Además, la todavía mayor obesidad registrada en Estados Unidos y la experiencia adquirida sobre cómo el sobrepeso incrementaba la mortalidad de la gripe H1N1 debería aumentar la atención que los profesionales sanitarios prestan a los pacientes con obesidad y covid-19, dado que podrían necesitar tratamientos más agresivos".

La Organización Mundial de la Salud asegura que cada año mueren 2,8 millones de personas por culpa de la obesidad y el sobrepeso, y que en pandemias como la que estamos sufriendo en estos momentos, el índice de mortalidad de las personas obesas se dispara hasta límites insospechados. El profesor López-Nava cuenta: "Estamos viendo como estas dos pandemias convergen, lo que nos está haciendo tener en cuenta la gravedad del problema y tomar medidas para remediarlo. Este tiempo de confinamiento en casa está sirviendo para replantearnos cómo queremos afrontar el futuro. De ahí que empecemos a hacer ejercicio y busquemos la ayuda de los profesionales".

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Foto: Unsplash/@impulsq.

Debemos admitir que el problema al que todos nos enfrentamos en cuestión de sobrepeso durante este tiempo de cuarentena es mayor de lo que nos podemos imaginar. La Unidad de Endoscopia de la Obesidad del Hospital Universitario Sanchinarro ha recopilado datos de sus pacientes para tener una perspectiva nueva sobre los problemas que estos sufren durante estos tiempos. Los datos no son nada esperanzadores: por cada semana de confinamiento, de media, estamos engordando un kilo a la semana. Remediarlo no es fácil, como dice el profesor: "El 95% de las dietas que se comienzan acaban fracasando. Para conseguir resultados reales y duraderos en el tiempo es necesario interferir en el hambre y en la saciedad".

Existen multitud de fórmulas para alcanzar estos objetivos. Algunas, como las cirugías bariátricas o los balones intragástricos, son efectivas pero tremendamente invasivas para los pacientes. Otras, como las terapias del control de la ansiedad y el hambre causadas por trastornos psicológicos, también pueden dar buenos resultados. Pero en ningún momento debemos olvidar que una de las fórmulas más efectivas (y sí, una de las más difíciles de llevar a cabo) es la limitación calórica en la dieta unida a una actividad física adecuada. Pero es complicado.

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En un artículo de Alimente, Patricia Matey citaba a la nutricionista Amil López Viéitez para explicar que "el apetito físico se suele presentar de forma gradual y lo puedes aparcar. También se calma con cualquier comida y, una vez que te has saciado, normalmente se deja de comer y este tipo de apetito no suele causar sentimientos de culpabilidad". El problema es que, psicológicamente hablando, el apetito emocional es mucho más intenso: "Cuando te dejas llevar por este tipo de hambre, comes más de lo que lo haces habitualmente, lo cual genera remordimientos y sentimientos de culpabilidad”.

Ya lo avisamos desde Alimente en la primera semana de cuarentena: los días de encierro y, por tanto, de sedentarismo reducen de forma implacable la cantidad de calorías que quemamos cada día. Sí, es cierto que podemos intentar luchar contra este hecho desde el salón de nuestra casa a base de clases de yoga virtuales y correr maratones en nuestro balcón. Pero, seamos sinceros, no es nuestra naturaleza, y aunque llevemos a cabo esos cambios en nuestro estilo de vida, su efectividad no está del todo clara, teniendo en cuenta el tiempo de ejercicio y la intensidad del mismo.

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