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Lo mucho que te pierdes si compras uvas y sandía sin pepitas
  1. Nutrición
Propiedades beneficiosas

Lo mucho que te pierdes si compras uvas y sandía sin pepitas

Las semillas, con su cubierta leñosa, no suelen ser bien aceptadas por los consumidores, pero no hay que olvidar que son el germen de una nueva planta y están repletas de nutrientes para dar vida. Desecharlas es un grave error

Foto: Foto: iStock.
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Para qué negarlo, las pepitas de algunas frutas son un incordio. Comer sandía y chirimoya representa un desafío al protocolo en la mesa, más en el caso de la segunda, en la que sí o sí hay que escupir las semillas porque, a diferencia de las de la cucurbitácea, es imposible tragarlas. En menor medida, la situación se repite con las uvas, aunque el grano es fácilmente digerible.

La solución para algunos es prescindir directamente de estas deliciosas frutas; mientras que otros, menos drásticos, optan por comprar variedades libres de pipas. En ambos casos, la decisión no es correcta: la primera porque excluirlas de la dieta es dejar de incorporar vitaminas, minerales y otros nutrientes que necesita nuestro organismo, y la segunda, optar por variedades libres de semillas es mejor, pero hay que asumir que se está descartando un valioso alimento.

¿Qué ofrecen las pepitas de la uva?

Al morderlas son duras y ligeramente amargas. Contienen 40% de fibra, 16% de aceite, 11% de proteínas y 7% de fenoles complejos como los taninos. Son ricas en proantocianidinas, unos potentes antioxidantes. Diferentes estudios apuntan que las pepitas de uva tienen numerosas propiedades farmacológicas y sus potenciales beneficios para la salud incluyen funciones antidiabéticas, anticolesterol y antiplaquetarias, refiere un artículo publicado en la revista 'Antioxidants'. El reconocimiento de estos efectos saludables ha llevado al consumo de pepitas de uva como si se tratara de un complemento nutricional.

placeholder Foto: Unsplash/@jerry_318.
Foto: Unsplash/@jerry_318.

Estas semillas son ricas en flavonoides -concretamente ácido gálico, catequina y epicatequina- con capacidad para barrer los radicales libres (generados por los procesos oxidativos) y con propiedades antiinflamatorias, que ejercen un efecto beneficioso sobre el cerebro, hasta el punto de que un equipo de investigadores de la Universidad de Adelaida (Australia) sugiere que pueden retrasar la aparición de enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer.

Las uvas también contienen melatonina, que se concentra más en las semillas a medida que los granos maduran, como encontraron científicos de la Universidad de Milán. La presencia de esta hormona, que regula los ritmos circadianos y que mejora la calidad del sueño, convierte a las pepitas de la uva en un 'potencial somnífero'.

Además, por su contenido en resveratrol (superior al de la piel de las uvas), las semillas tienen un potencial antitumoral frente al cáncer de pulmón, un efecto que se ha observado en ratones, pero que es esperanzador para las personas.

Polvo molido

Para aprovechar estas cualidades, las pipas se usan para hacer suplementos dietéticos, como el extracto de semilla de uva, con propiedades antiinflamatorias y estimulantes de la circulación sanguínea. Su consumo es seguro y se añade a infusiones, batidos o yogur, aunque por su capacidad antiplaquetaria las personas que estén recibiendo tratamiento anticoagulante, como Sintrom, o que tengan problemas hemorrágicos deben de consultar con su médico antes de tomar el suplemento.

De las semillas de uva también se extrae aceite, con excelentes efectos sobre la piel: aporta suavidad y elasticidad, ayuda a combatir el acné y protege de los efectos de la radiación solar, entre otros efectos.

Mina de nutrientes

Las pepitas de sandía también son un tesoro nutricional, como hemos contado en Alimente. Su alto contenido en fibra es la clave que justifica muchos de sus beneficios, especialmente en la salud intestinal. Dentro de su envoltorio fibroso está la semilla, que es una mina de minerales:

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  • Magnesio: cuatro gramos de pipas proporcionan 21 mg de este mineral, o lo que es lo mismo, cubre el 5% de los requerimientos diarios. El magnesio es fundamental para la salud cardiaca, el sistema musculoesquelético y el sistema inmunológico.
  • Hierro: un puñado de semillas de sandía contiene aproximadamente 0.29 mg de hierro, o aproximadamente 1.6% de la recomendación diaria, aunque el contenido en fitato de las pipas disminuye la absorción del mineral. El hierro es un componente importante de la hemoglobina y transporta oxígeno a través del cuerpo.
  • Zinc: cuatro gramos de pepitas cubren la cuarta parte de los requerimientos diarios de este nutriente, que es esencial para mantener una buena función inmunológica, además de para los sistemas nervioso y digestivo y para la regeneración celular.

Para qué negarlo, las pepitas de algunas frutas son un incordio. Comer sandía y chirimoya representa un desafío al protocolo en la mesa, más en el caso de la segunda, en la que sí o sí hay que escupir las semillas porque, a diferencia de las de la cucurbitácea, es imposible tragarlas. En menor medida, la situación se repite con las uvas, aunque el grano es fácilmente digerible.

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