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Por qué no todas las calorías son iguales: estas son las peores
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Por qué no todas las calorías son iguales: estas son las peores

A la hora de decidirnos por un alimento, no solo debemos escoger en función de su contenido calórico, pues nuestro cuerpo no absorbe igual el de una manzana que el de un producto procesado

Foto: Comparando productos. (iStock)
Comparando productos. (iStock)

No todas las calorías son iguales. Aunque ya lo teníamos más o menos claro, no hemos tenido grandes evidencias al respecto hasta que un total de 22 expertos en nutrición han publicado un documento en 'Obesity Reviews' donde detallan la importancia que tiene el origen de las calorías para engordar y, por lo tanto, causar enfermedades o problemas que puedan repercutir en nuestra salud. Estos investigadores aseguran que “varios componentes o patrones de la dieta pueden favorecer la obesidad y la enfermedad cardiometabólica por mecanismos adicionales que no son únicamente los referidos al contenido calórico”. ¿Qué papel juegan aquí las bebidas azucaradas?

Bebidas azucaradas

Al margen de las calorías, otras circunstancias priman en dicho proceso. Los autores del documento citan el caso de los refrescos y las bebidas azucaradas, cuya ingesta aumenta los factores de riesgo de enfermedades cardiometabólicas, incluso más que otros alimentos con carbohidratos de un nivel calórico similar. En este sentido, ya en 2016 un estudio publicado en 'Clinical & Translational Endocrinology' concluyó que el consumo de dos refrescos diarios puede llegar a multiplicar en 2,4 veces el riesgo de desarrollar diabetes. Además, resulta indiferente que dichas bebidas contengan azúcar o edulcorantes artificiales.

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Foto: iStock.

Una investigación aún más reciente elaborada por el Colegio Médico de Wisconsin y la Universidad Marquette (Estados Unidos) ha llegado a la misma conclusión. La explicación a esta paradoja la hallamos en el hecho de que los edulcorantes artificiales alteran la forma en la que el organismo procesa las grasas y la energía. Por lo tanto, su consumo no es tan inocuo como creíamos. En opinión del director del estudio, Brian Hoffmann, “tanto el azúcar como los edulcorantes ocasionan efectos negativos en el peso corporal y favorecen el desarrollo de diabetes, aunque para ello emplean mecanismos diferentes”.

“Cambiar los refrescos normales por los dietéticos podría ser un caso de saltar de la sartén para caer en las brasas”, explica este experto. Cabe recordar que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), este tipo de bebidas son parte del problema de la actual pandemia de obesidad y, muy especialmente, de la diabetes.

¿Por qué engordan más los procesados?

Volviendo al tema expuesto anteriormente sobre el origen de las calorías, también las grasas procedentes de los procesados resultan especialmente perjudiciales. Así, los investigadores aseguran que existen ciertas vinculaciones entre el consumo de estos alimentos y la obesidad.

Según explican en la web Fitness Vitae, "ingerir calorías no es lo mismo que absorberlas”. Como ejemplo citan la manzana, pues consumir cien calorías de esta fruta “no significa que todas atraviesen nuestro intestino delgado hasta llegar al torrente sanguíneo para ser usadas como energía o para almacenarlas”. ¿Y por qué sucede esto? Desde esta web aseguran que el cuerpo “absorbe menos calorías de alimentos mínimamente procesados porque son difíciles de digerir”. En cambio, absorbemos más calorías de alimentos procesados porque son más fáciles de digerir. “Procesarlos es como 'predigerirlos'; parte del trabajo ya está hecho para ti”, recalcan. Por si queda alguna duda, podemos tirar de un ejemplo más: “Absorberemos más calorías al consumir aceite de cacahuete que al consumir la misma cantidad de cacahuetes secos”.

Soy lo que han comido mis ascendientes

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El fisiólogo Alfredo Martínez Hernández, de la Universidad de Navarra, abunda en los mismos datos y defiende que para engordar no solo influyen las calorías que se ingieren, ya que no todas tienen el mismo valor energético. Sin embargo, a estas conclusiones aporta un dato más: según sus investigaciones, la forma en la que asimilamos las calorías depende también de cómo y qué comieron nuestros padres y abuelos durante la concepción. “Esta diferencia se debe a cambios en nuestras células, es decir, a cambios provocados por la dieta en nuestros genes a través de un proceso que llamamos metilación", aclara.

El catedrático recibió en 2010 el Premio DuPont de Ciencia, cuyo jurado estuvo presidido por el bioquímico Santiago Grisolía. Dicho galardón lo obtuvo como reconocimiento a “sus aportaciones científicas, tanto de carácter básico como aplicado, sobre los mecanismos implicados en la regulación del peso y la acumulación excesiva de grasa en el organismo humano, así como sobre la implantación de estrategias encaminadas a la prevención y tratamiento de la obesidad”.

El consumo de dos refrescos diarios puede multiplicar en 2,4 veces el riesgo de desarrollar diabetes

En la misma línea va encaminado un artículo firmado por Jaime Fábregas Casal, doctor en Biología y catedrático de Microbiología en la Universidad de Santiago de Compostela, publicado en la web Ciencia Bio y cuyo título reza así: “Soy lo que como y lo que han comido mis ascendientes”. “Todo lo que come usted y lo que en un pasado han comido sus ascendientes, así como su psicología y el medio ambiente, hará que su epigenética decida si va a vivir en la salud o en la enfermedad. Y además, se lo transmitirá usted a sus hijos, a sus nietos y a sus bisnietos”, alerta en el escrito. Seguramente, tras la lectura de estas palabras, a más de uno le abrume la responsabilidad. En cualquier caso, a la luz de todos estos datos, el camino a seguir en cuanto a la alimentación parece claro.

No todas las calorías son iguales. Aunque ya lo teníamos más o menos claro, no hemos tenido grandes evidencias al respecto hasta que un total de 22 expertos en nutrición han publicado un documento en 'Obesity Reviews' donde detallan la importancia que tiene el origen de las calorías para engordar y, por lo tanto, causar enfermedades o problemas que puedan repercutir en nuestra salud. Estos investigadores aseguran que “varios componentes o patrones de la dieta pueden favorecer la obesidad y la enfermedad cardiometabólica por mecanismos adicionales que no son únicamente los referidos al contenido calórico”. ¿Qué papel juegan aquí las bebidas azucaradas?

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