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Tu piel depende de esta molécula y no todos los alimentos la tienen
  1. Nutrición
Se basa en el azufre

Tu piel depende de esta molécula y no todos los alimentos la tienen

La capa más externa, la epidermis, está compuesta por células muertas (diseñadas para eso) llenas de esta molécula, lo que las convierte en resistentes para que puedan protegernos de las amenazas del exterior

Foto: Foto: Unsplash/@will_randles
Foto: Unsplash/@will_randles

¿Cuál es el órgano más grande de nuestro cuerpo? La respuesta es la piel, y de largo además. Como explica en su libro 'Anatomía y Fisiología para enfermeras' el profesor de enfermería Ian Peate, la piel del ser humano adulto tiene una extensión de 2 metros cuadrados y una masa de 4,1 kg (y eso sin contar la acumulación de grasa). El punto más fino se encuentra en los párpados, con un espesor de medio milímetro y el más grueso en los talones, donde se alcanza el medio centímetro de grosor. Para que nos hagamos una idea, diremos que el cerebro, de media, pesa 1,3 kg, el hígado 1,4 kg y el intestino delgado algo más de kilo y medio.

Además, y como si eso fuera poco, nuestra piel es la principal barrera de la que disponemos para defendernos de sustancias y organismos patógenos, por lo que mantenerla en un perfecto estado de salud es fundamental. Debemos tener en cuenta que, cada hora, perdemos de media 20.000.000 células, lo que suma algo menos del medio millardo al día (que son las mismas que generamos). Como curiosidad, debemos tener en cuenta que, dependiendo del grosor de lo que consideremos 'polvo' hasta el 50% del mismo, sobre todo en y alrededor de nuestra cama, son células muertas de nuestra propia piel.

85 gramos de hígado de ternera contienen 7.960 microgramos de vitamina A, ¡el 884% de la cantidad diaria recomendada!

Pero debemos tener en cuenta que esto es un proceso completamente normal, generamos al día las mismas células que perdemos y además, estás mueren a propósito. Cuando emergen de las capas más profundas de la piel hacia la más externa, llamada epidermis, la concentración de una sustancia llamada queratina aumenta en la célula, lo que la seca, la aplana, la endurece y la mata. Esto es lo que provoca que nuestra piel, aunque pueda no parecernos para tanto, sea tan resistente a abrasiones y lesiones.

Esto implica que para mantenerla sana, deberemos consumir a través de nuestra dieta los nutrientes necesarios para sintetizar la cantidad que necesitamos de queratina para que nuestro cuerpo sea capaz de proveer a cada célula nueva. Pero vamos por partes:

¿Qué es la queratina?

Se trata de una proteína fibrosa que saca su gran resistencia de la abundancia de azufre en su estructura. Dependiendo de su configuración (el tipo de hélices o láminas que contengan) se agrupan en dos grandes familias: la alfa y la beta. De esto depende hacia qué parte del cuerpo va destinada la queratina que ingerimos (o de otros animales, por ejemplo la seda de las arañas, compuesta principalmente por queratina-β).

¿Dónde podemos encontrarla?

La dieta es la principal vía por la que podemos ingerir esta molécula esencial para nosotros. No son muchos los alimentos ricos en este tipo de nutriente, pero los que lo tienen no son extraordinariamente raros y tenerlos localizados y saber de lo que son capaces no puede sacar de un apuro más de una vez:

  • Huevos. Son una fuente de biotina espectacular (una de las mayores de nuestra dieta) y esta proteína es esencial en la síntesis de la queratina. Un simple huevo cocido contiene 10 microgramos de biotina, el 33% de la cantidad diaria recomendada (CDR).
  • Cebollas y ajos. Como explicábamos más arriba, la queratina basa muchas de sus propiedades en la presencia de un gran número de átomos de azufre. El problema es que este elemento no es extraordinariamente común en nuestra alimentación, salvo porque es el responsable del característico picor de estas hortaliza.
  • Salmón. Uno de los pescados azules por excelencia. No es solo su maravillosa cantidad de ácidos grasos cardiosaludables lo que lo convierten en una joya nutricional, sino que, además, contiene biotina como el huevo. Tan solo 85 gramos de este pescado nos aportarán el 17% de la cantidad diaria recomendada.
placeholder Foto: Unsplash/@amandadalbjorn
Foto: Unsplash/@amandadalbjorn
  • Semillas de girasol. No son solo uno de los pasatiempos favoritos de los españoles o los eslavos, sino que, además de la ingente cantidad de vitamina E que contiene, también incluye en su composición 7 gramos de proteínas, de las cuales 2,6 microgramos son biotina, el 9% de la CDR.
  • Mango. Esta gruta tropical, dulce, gigantesca e imposible de comer a mordiscos sin pringarnos completamente, contiene 89 microgramos de provitamina A, la 'versión' activa de la famosa vitamina, esencial para que seamos capaces de sintetizar la queratina.
  • Hígado de ternera. Posiblemente se trata de uno de los alimentos más sanos que nos podemos llevar a la boca. Es un producto con una de las mayores concentraciones de biotina conocidos por el hombre. Para que nos hagamos una idea, según la USDA (Unites States Department of Agriculture), 85 gramos de esta parte del animal contienen 31 microgramos de biotina (el 103% de la cantidad diaria recomendada) lo que cubre todas nuestras necesidades. Pero no se queda ahí la cosa. Al ingerir este nutriente también estaremos tomando 7.960 microgramos de vitamina A, ¡el 884% de la CDR!

Mantener nuestra piel en buenas condiciones es indispensable para tener una buena salud. Es un órgano que a menudo solemos descuidar, lo que no está bien, teniendo en cuenta todo lo que hace por nosotros pidiendo tan poco a cambio.

¿Cuál es el órgano más grande de nuestro cuerpo? La respuesta es la piel, y de largo además. Como explica en su libro 'Anatomía y Fisiología para enfermeras' el profesor de enfermería Ian Peate, la piel del ser humano adulto tiene una extensión de 2 metros cuadrados y una masa de 4,1 kg (y eso sin contar la acumulación de grasa). El punto más fino se encuentra en los párpados, con un espesor de medio milímetro y el más grueso en los talones, donde se alcanza el medio centímetro de grosor. Para que nos hagamos una idea, diremos que el cerebro, de media, pesa 1,3 kg, el hígado 1,4 kg y el intestino delgado algo más de kilo y medio.

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