El futuro está aquí: aceite de pescado que ni huele ni tiene sabor
A pesar de ser uno de los mejores suplementos nutricionales que podemos encontrar, este derivado de los productos marinos tiene un sabor y olor inconfundibles, lo que no suele gustar. Las buenas noticias es que lo han mejorado, y mucho
A veces, consumir todos los nutrientes específicos que necesitamos puede convertirse en una tarea de lo más complicada. Imaginemos que un paciente con hipercolesterolemia tiene un 'susto' (nada grave) y por esto decide mejorar su estilo de vida. El problema es que, en este caso hipotético, dicho paciente detesta el pescado con toda su alma.
Se le hace tan cuesta arriba comer pescado azul (rico en ácidos grasos cardiosaludables) que, por motivado que estuviera al principio, al cabo de unas semanas regresa a sus más que habituales huevos fritos con chorizo (responsables, en parte, de los malos resultados de sus analíticas). La otra opción es el aceite de pescado, que tiene una concentración absolutamente ideal de vitaminas fundamentales como la E, pero además de una cantidad enorme de ácidos grasos omega 3. El problema es que sigue sabiendo (y oliendo) a pescado. No solo eso, sino que por su composición, al entrar en contacto con oxígeno se degrada, perdiendo parte de sus propiedades.
"Esta novedosa técnica enriquece el contenido en ácidos del zumo de manzana sin alterar su sabor u olor, pero convirtiéndolo en un 'aceite de pescado"
Por suerte, un grupo de investigadores de la Universidad de Flinders, en Australia, y de la Universidad de Cincinnati, en Estados Unidos, acaban de inventar un nuevo proceso para producir un mejor aceite de pescado que el de los suplementos alimentarios de este tipo que podemos encontrar en los lineales de los supermercados. No solo eso, sino que el proceso, además, aumenta la vida útil del alimento así como elimina el olor y el sabor a pescado, lo que lo hace mucho más tolerable para las personas que no pueden aguantarlo.
Este proceso se ha denominado 'vortex fluidic device', algo así como 'artefacto de vértice fluido' (VFD). Este procedimiento ha demostrado ser eficaz a la hora de mejorar la calidad de los ingredientes activos, en concreto de los ácidos grasos poliinsaturados omega 3 que contiene el aceite de pescado. Así lo explica una de las autoras principales del estudio, la doctora Harshita Kumari: "Esta novedosa técnica enriquece el contenido en ácidos del zumo de manzana sin alterar su sabor o su olor, pero convirtiéndolo en un 'aceite de pescado', al menos en lo que a propiedades nutricionales se refiere". El hecho de que se elimine el componente 'oleoso' del aceite de pescado también es bueno para su conservación porque, según señalan los investigadores, comparándolo con el original, que sigue un proceso normal de homogeneización, el VFD puede aumentar los niveles de ácidos grasos poliinsaturados omega 3 (al igual que su pureza) y, a la vez, disminuir de forma dramática la velocidad a la que la oxidación tiene lugar, lo que aumenta la cantidad de tiempo que el producto puede estar en los lineales de los supermercados.
Además (como si esto fuera poco), los investigadores han observado que las moléculas bioactivas, que se usan en el proceso, revelan que el medio puede absorber flavonoides y otros suplementos alimentarios saludables, lo que lo convierte en una buena vía para convertirse en el producto nutricional definitivo.
A veces, consumir todos los nutrientes específicos que necesitamos puede convertirse en una tarea de lo más complicada. Imaginemos que un paciente con hipercolesterolemia tiene un 'susto' (nada grave) y por esto decide mejorar su estilo de vida. El problema es que, en este caso hipotético, dicho paciente detesta el pescado con toda su alma.
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