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Los hogares españoles consumieron un 23% más de pasta durante el confinamiento
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DÍA MUNDIAL DE LA PASTA

Los hogares españoles consumieron un 23% más de pasta durante el confinamiento

Los cambios en los hábitos de consumo de marzo auparon a la pasta hasta cifras nunca antes vistas, aunque los datos reflejan que seguimos lejos de países como Italia

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El confinamiento vivido en marzo a causa del covid-19 ha supuesto un punto de inflexión en nuestras vidas. Varios estudios han medido cómo nuestros hábitos de consumo fueron modificados durante aquellos meses en los que solo podíamos ir al supermercado a por lo necesario o realizar compras por internet.

Según un estudio realizado por la consultora Kantar, entre el 2 de marzo —días previos al estado de alarma— y el 17 de mayo, los hogares españoles consumieron de media un 23% más de pasta. El pico de consumo, un 35%, se produjo entre el 9 de marzo y el 5 de abril; fueron momentos en los que el confinamiento fue más duro, cuando se paralizaron todas las actividades no esenciales, durante dos semanas, de finales de marzo a mediados de abril.

La pasta no es la única que vio aumentar sus ventas durante aquellas semanas. Del 9 al 15 de marzo, los días previos a que se decretara el estado de alarma del día 14, se alcanzaron récords históricos nunca vistos en el gran consumo: las ventas se incrementaron un 71% respecto a la semana anterior, según datos de Nielsen. Las visitas durante esos días a los supermercados dejaron cifras muy significativas, como un aumento del 259% en arroz y pasta. Era algo que ya se pronosticaba: Kantar registró la primera semana de marzo que este alimento habían aumentado un 19%, cuando aún no se habían impuesto medidas restrictivas.

La pasta constituye el 4% de la energía diaria ingerida por hombres y por mujeres de nueve a 75 años

El confinamiento hizo que muchos volvieran a la cocina y se reconciliaran con los fogones. La pasta, que este día 25 celebra su Día Mundial, volvió a entrar en las casas con fuerza porque, pese a lo que pueda parecer, los españoles no somos los que más pasta consumimos. En 2019 fueron alrededor de cinco kilos por persona y año, según la Organización Mundial de la Pasta (IPO, por sus siglas en inglés), muy lejos de los casi 23,1 que consumen los italianos.

Desmontando mitos

La pasta destaca por ser asequible, fácil de preparar y versátil, que combina bien con otro tipo de ingredientes pero en los últimos años se ha generado el mito de que engorda. Una idea muy extendida que ha llevado a algunas personas a dejar de comerla pero lo cierto es que hasta la fecha no existe ningún estudio publicado que confirme esta creencia. De hecho, en el contexto de una alimentación saludable, los expertos recomiendan comer pasta dos o tres veces a la semana (preferentemente integral), según las guías de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC).

Los alimentos ricos en carbohidratos son imprescindibles en una dieta Mediterránea declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, ya que proporcionan la energía necesaria para el funcionamiento de nuestro cuerpo y para las actividades diarias. Según el estudio ANIBES realizado en población española, la pasta constituye el 4% de la energía diaria ingerida por hombres y por mujeres de nueve a 75 años. Los expertos en nutrición recomiendan que entre el 45 y el 60% de las calorías ingeridas provengan de los hidratos de carbono, principal macronutriente de la pasta.

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Otra de las propiedades desconocidas es que el consumo regular de cereales integrales se asocia a una mayor longevidad, ya que su ingesta disminuye la mortalidad general y, sobre todo, la tasa de muerte cardiovascular, según investigaciones recientes de Harvard. Por eso, es una buena opción optar por variedades integrales de pasta, que conservan una mayor cantidad de fibra proveniente del salvado del cereal.

La fórmula de la pasta (harina de trigo duro molido y agua), que tan normal nos parece hoy, no se introdujo en España hasta los años 50, cuando Pastas Gallo impulsó su fabricación a base de trigo duro; hasta entonces los macarrones y canelones estaban hechos con harina, restando valor nutricional y sabor. Desde entonces y durante más de 70 años, la compañía ha seguido una idea: calidad máxima constante, que controla a través de su cadena de valor. Ese control empieza con el desarrollo de variedades de trigo (cuyo proceso dura más de ocho años) y que realiza de la mano de los agricultores locales en un proceso de elaboración exclusivo, con un resultado en texturas y sabores diferentes para que gusten a las familias españolas de hoy.

Con motivo del Día Mundial de la Pasta, la marca quiere volver a darle la importancia que se merece a una elemento básico en nuestras comidas. Su crecimiento a consecuencia del confinamiento puede ser un buen impulso para desmontar creencias y que la pasta recupere el puesto que tenía en la dieta Mediterránea. Sobre todo por la gran variedad e innovaciones que aparecen de manera recurrente en los supermercados, como las pastas para las personas que no pueden comer gluten.

La amplia variedad de propuestas, tanto en composición como en texturas y formas, así como su alta versatilidad, han convertido la pasta en un elemento central de las comidas y en una buena opción para introducir el consumo de otros alimentos, como los vegetales, que combinados facilitan el cumplimiento de una alimentación saludable y equilibrada.

El confinamiento vivido en marzo a causa del covid-19 ha supuesto un punto de inflexión en nuestras vidas. Varios estudios han medido cómo nuestros hábitos de consumo fueron modificados durante aquellos meses en los que solo podíamos ir al supermercado a por lo necesario o realizar compras por internet.

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