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Dieta carnívora: inflamación, abscesos... ¿y protección cardiovascular?
  1. Nutrición
NUEVO ESTUDIO

Dieta carnívora: inflamación, abscesos... ¿y protección cardiovascular?

Un grupo de investigadores de la Oregon State University, en Estados Unidos, han descubierto que, a pesar de sus muchas deficiencias, puede tener un efecto secundario buenísimo

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Se ha demonizado la carne. Cierto es que una gran variedad de artículos científicos han probado que las dietas que presentan una gran cantidad de este tipo de alimentos pueden provocar diversas enfermedades, pero ahora un grupo de investigadores de la Oregon State University, en Estados Unidos, han descubierto en un reciente estudio que, a pesar de sus muchas deficiencias, la dieta de la carne puede tener un efecto secundario buenísimo: la prevención de las enfermedades cardiovasculares.

Pero vamos por partes: todo se debe a que los distintos tipos de dieta que puede seguir el ser humano se relacionan con diferentes composiciones de la microbiota intestinal. Nuestra flora intestinal es responsable de llevar a cabo un sinfín de funciones vitales para nosotros. Seremos una máquina perfecta, pero sin estas simbiosis no estaríamos aquí. El ejemplo más relevante de esto es la incapacidad de nuestro organismo de eliminar los glóbulos rojos muertos. Cuando nuestras células sanguíneas circulan demasiado tiempo por nuestras venas y arterias, pierden la capacidad de transportar oxígeno, lo que las convierte en inútiles totales. Es entonces responsabilidad de nuestro hígado 'matar' esas células y deshacerse de los residuos resultantes.

"La investigación sugiere que el rol de esta bacteria en la salud del ser humano depende del contexto específico de cada paciente"

El problema es que el resultado de esa descomposición es la bilirrubina. Esta molécula pasa a nuestro intestino para ser desechada. El problema es que la pared intestinal la identifica como 'amiga', lo que provoca que sea reabsorbida y vuelva a entrar en el torrente sanguíneo. Varios procesos tienen lugar para evitar esto, pero el más notable es el que llevan a cabo ciertas bacterias de la flora intestinal, encargadas de degradar la bilirrubina para dar lugar al urobilinógeno, que se degrada a su vez en urobilina y en estercobilina, que pueden ser excretadas. Son estas sustancias las que confieren tanto a heces como a orina sus característicos colores.

Por supuesto, no es solo la bilirrubina la molécula que tiene una interacción con las bacterias presentes en nuestro intestino, sino que en nuestro intestino tienen lugar miles de otras reacciones químicas que solo pueden ser llevadas a cabo por la microbiota y que son fundamentales para nosotros (aunque en ocasiones también pueden ser negativas). En esta ocasión, la microbiota de las personas con dietas altamente cárnicas puede suponer el primer paso hacia un tratamiento probiótico para la ateroesclerosis (la acumulación de placas -o ateromas- de colesterol en el interior de nuestras arterias) y cuyo aumento se relaciona con el tabaquismo, causas genéticas y la propia dieta.

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Hasta ahora, las dietas altas en productos de origen animal se consideraban un factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares debido a que son una gran fuente de una sustancia llamada trimetilamina (TMA), que nuestro hígado convierte a trimetilamina-N-óxido (TMAO). Es esta la que promueve la acumulación de placas grasas en el interior de las arterias. Como destaca Veronika Kivenson, la autora principal del estudio, "la conexión entre la TMAO y la enfermedad cardiovascular ha tendido a centrarse en cómo las dietas de origen animal tienen consecuencias negativas para la salud. Pero al analizar los datos de estudio microbióticos, descubrimos pruebas de que un tipo de bacteria asociada con el consumo de carne puede absorber el TMA, así como sus precursores, y metabolizarlo sin producir ningún TMAO. Esto significaría que estas bacterias son un factor clave en el proceso del desarrollo y prevención de la enfermedad cardiovascular".

Estas importantes bacterias son las Bilophilas y las pruebas sugieren que su código genético permite que su metabolismo deshaga los grupos metilo de las TMA. De hecho, subraya Kivenson, la investigación muestra que el consumo de carnes puede provocar un aumento rápido de esta especie de microorganismos en el tracto digestivo: "Los datos muestran una cantidad muy superior de Bilophila en los microbiomas de la gente sana comparados con los que sufren enfermedades cardiovasculares, y que también los números aumentan en respuesta a la dieta carnívora, al contrario que con la vegetariana. En definitiva, nuestra investigación sugiere que el rol de esta bacteria en la salud del ser humano depende tremendamente del contexto específico de cada paciente".

Se ha demonizado la carne. Cierto es que una gran variedad de artículos científicos han probado que las dietas que presentan una gran cantidad de este tipo de alimentos pueden provocar diversas enfermedades, pero ahora un grupo de investigadores de la Oregon State University, en Estados Unidos, han descubierto en un reciente estudio que, a pesar de sus muchas deficiencias, la dieta de la carne puede tener un efecto secundario buenísimo: la prevención de las enfermedades cardiovasculares.

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