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Relaciones peligrosas entre fármacos y comida que debes evitar
  1. Nutrición
Peligro poco conocido

Relaciones peligrosas entre fármacos y comida que debes evitar

La hora de tomar una pastilla y con qué bebida o comida influye, y mucho, en el efecto que va a provocar. Algunas de las combinaciones son muy frecuentes pero no deberíamos hacerlas

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Las pastillas y los alimentos comparten la misma entrada a nuestro cuerpo, y una vez dentro recorren juntos el mismo trayecto, al menos durante un tramo, hasta que cada uno sigue su camino, se disgrega en sus componentes y hace su función. Pero que vayan juntos no quiere decir que sean buenos compañeros de viaje, al contrario, en muchas ocasiones establecen unas relaciones tóxicas que, por nuestro bien, debemos evitar.

Las interacciones son frecuentes y, en ocasiones, invisibles, hasta que aparecen efectos graves

La mayoría de nosotros ignoramos casi todo de las interacciones entre medicamentos y alimentos, pero los expertos conocen la importancia y la magnitud del problema. Estas interacciones "no se detectan con facilidad, pero son frecuentes y suelen pasarse por alto, y en algunos casos son invisibles hasta que ocurren efectos adversos graves", advierte un documento sobre este asunto del Ministerio de Sanidad.

Tampoco hay que infravalorar que "un fármaco puede reducir la absorción de nutrientes (micronutrientes y vitaminas) e influir en el estado nutricional de las personas", apunta José Manuel Martínez, jefe del Servicio de Farmacia del Hospital Clínico San Carlos (Madrid).

Otras variables relevantes son si el medicamento se debe tomar en ayunas (no comer nada una hora antes y dos horas después), en medio de la comida o después y con qué líquido tomarlo.

Mejor con agua

Precisamente aquí cometemos uno de los errores habituales: tomar la pastilla con un 'buchito' de cualquier líquido. En un artículo de la revista de la Academia Nacional de Farmacia, los autores destacan que "debe recomendarse su ingestión con agua, en cantidad generosa (un vaso de 200 cc). No se debe recomendar tomarlo con leche o con zumos de frutas, excepto indicación expresa del médico, según el tipo de medicamento".

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La indicación está bien fundada, ya que los lácteos y los cítricos son dos tipos de alimentos que con más frecuencia se encuentran en las interacciones.

La leche y los derivados lácteos reducen la absorción de algunos antibióticos (de la familia de las fluoroquinolonas, utilizados para una amplia variedad de enfermedades provocadas por bacterias, desde neumonías, meningitis, sinusitis, etc), tetraciclinas -disminuye hasta un 50% la concentración del antibiótico en la sangre- y fármacos contra la osteoporosis (bifosfonatos). ¿Qué hacer? Espaciar dos horas las tomas del fármaco y el alimento.

En el caso del zumo de pomelo, el documento de la revista de la Academia de Farmacia detalla que interfiere con unos fármacos para hipertensión arterial (amlodipino, nifedipino, etc), contra el rechazo de órganos y tejidos trasplantados (cicloporina) o sedantes (entre otros). En todos los casos, aumenta los niveles del fármaco en la sangre y el riesgo de toxicidad. Esta es la razón por la que estos medicamentos se deben tomar con agua.

El zumo de pomelo interfiere con algunos de los fármacos para hipertensión arterial

Sin embargo, los alimentos ricos en vitamina C se recomiendan para que se absorban mejor los preparados de hierro.

La sal presente en los alimentos influye mucho en el tratamiento contra la hipertensión arterial, y el resultado es un aumento de las cifras de tensión diastólica y sistólica (alta y baja).

Martínez advierte de que "los tratamientos son cada vez más complejos y variados, y debemos conocer el impacto de la toma o no de alimentos", y hace una llamada de atención sobre la "pérdida del concepto de dieta mediterránea y el avance de la inmediatez y del listo para tomar (ultraprocesados)".

El mensaje de este farmacólogo es que "hay que tener conciencia del impacto de la dieta sobre la toma de medicamentos, que es un asunto y una responsabilidad de todos. Por eso, siempre hay que preguntar al médico y al farmacéutico".

Habituales en la dieta

Algunos de los alimentos más consumidos y su influencia en los fármacos son:

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  • Vegetales de hoja verde (espinacas, espárragos, lechuga): los alimentos ricos en vitamina K interfieren con un tipo de anticoagulantes orales (el famoso sintrom) que se utiliza para prevenir embolias y trombosis. Estos vegetales reducen la actividad del fármaco.
  • Regaliz: contiene ácido glicirretínico y aumenta la tensión porque favorece la retención de agua y sodio. Reduce la eficacia de los antihipertensivos.
  • Ahumados, curados y fermentados: los alimentos ricos en aminas están contraindicados en pacientes que toman un tipo de antidepresivos (IMAO), porque pueden aumentar la tensión arterial, causar insuficiencia cardiaca y hemorragia cerebral.
  • Soja: interfiere con el tamoxifeno, un fármaco antiestrogénico (inhibe las hormonas femeninas) empleado para la prevención y el tratamiento del cáncer de mama.
  • Hidratos de carbono: las dietas ricas en hidratos de carbono retrasan la absorción del paracetamol.
  • Boquerones y pepinillos en vinagre: los alimentos que contienen vinagre no se pueden tomar durante el tratamiento farmacológico de la adicción al alcohol debido a que actúan impidiendo el metabolismo del ácido acético y crean una sensación muy desagradable.

Las pastillas y los alimentos comparten la misma entrada a nuestro cuerpo, y una vez dentro recorren juntos el mismo trayecto, al menos durante un tramo, hasta que cada uno sigue su camino, se disgrega en sus componentes y hace su función. Pero que vayan juntos no quiere decir que sean buenos compañeros de viaje, al contrario, en muchas ocasiones establecen unas relaciones tóxicas que, por nuestro bien, debemos evitar.

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