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Dieta paleolítica: todos los datos a favor y en contra
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Remedio histórico

Dieta paleolítica: todos los datos a favor y en contra

Son innumerables los regímenes que hemos inventado en las últimas décadas buscando todo tipo de resultados, pero ¿y si la clave está en volver al inicio?

Foto: Foto: Unsplash/@sammodagan.
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Algunos investigadores sugieren que las enfermedades crónicas son provocadas por una desconexión entre lo que nuestro cuerpo consumía durante los últimos dos millones de años de evolución en la Edad de Piedra (el período Paleolítico) y lo que ahora conforma nuestra alimentación. Y, básicamente, este tipo de alimentación tiene la intención de volver a los hábitos que consistían en cazar y recolectar los alimentos, así como basar la dieta en carne magra, frutas, vegetales y frutos secos, explicando que, durante la mayor parte de la evolución humana, hemos comido lo mismo que los simios: vegetales, fruta y semillas.

La dieta paleolítica o paleodieta reduce a cero el consumo de muchos productos habituales en la alimentación contemporánea

Esto ha generado mucho interés por parte de algunos científicos y dietistas, que defienden que es necesario luchar contra las llamadas 'enfermedades de la civilización' (obesidad, diabetes, vasculares o cáncer), aunque los resultados de las investigaciones y las opiniones de los expertos son muy variopintos.

Los beneficios del régimen paleolítico

En la última década del siglo pasado, el profesor Staffan Lindeberg, de la Universidad de Lund, en Suecia, observó en una serie de estudios a los habitantes de Kitava, una de las islas de Papúa Nueva Guinea, que tenían una salud extraordinariamente buena (los accidentes cerebrovasculares y la cardiopatía isquémica parecen estar ausentes en esta población), a pesar de que el 70% de la energía que consumían procedía de los carbohidratos. Concretamente, su alimentación se basaba en tubérculos, la fruta, el pescado y el coco.

La dieta paleolítica o paleodieta reduce a cero el consumo de muchos productos habituales en la alimentación contemporánea, como el grano (que surgió con el nacimiento de la agricultura, así que los defensores de este tipo de alimentación le dan la espalda), legumbres, lácteos, sal, azúcar refinada, aceites, alimentos procesados, patatas, vino y cerveza.

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Foto: iStock.

El abuso de algunos de estos alimentos es perjudicial para la salud, como la sal o los procesados, aunque la ciencia demuestra que su consumo controlado no tiene por qué ser negativo. ¿Y por qué cosas los sustituyen? Pues por hortalizas, semillas, germinados, fermentados o tubérculos, por ejemplo.

Uno de los principales argumentos a favor de la dieta paleolítica es su compromiso con el veganismo y el cuidado del planeta, ya que quienes optan por ella defienden que la ingesta de carne es insostenible a nivel mundial y reivindican la alimentación que no es cruel con los animales.

Según la Clínica Mayo, “la diferencia principal entre la dieta paleo y otras dietas saludables es la ausencia de cereales integrales y legumbres, considerados buenas fuentes de fibra, vitaminas y otros nutrientes”. “En esta dieta también están ausentes los productos lácteos, buenas fuentes de proteína y calcio”, añaden.

Las contraindicaciones de esta dieta

En una investigación de la Universidad Edith Cowan y de la Curtin University, en Australia, se concluye que las dietas más tradicionales, como la paleolítica, provocan que aumente la presencia en sangre de una molécula llamada N-óxido de trimetilamina (TMAO, por sus siglas en inglés). Esta sustancia es conocida porque unos investigadores del Lerner Research Institute, de la Clínica Cleveland de Estados Unidos, publicaron un estudio que concluyó que los altos niveles de TMAO tenían una estrecha relación con un mayor riesgo de sufrir problemas cardiovasculares.

La doctora Angela Genoni, una de las científicas que participaron en el trabajo, aseguró que "muchos seguidores de este régimen mantienen que es beneficioso para la salud de nuestra microbiota, pero en esta investigación se sugiere que, en lo que se refiere a la producción de TMAO, la dieta paleo tiene efectos adversos en términos de salud cardiaca".

El menú paleo contiene un tercio de los carbohidratos y la mitad de la vitamina C, calcio y fibra de las verdaderas dietas paleolíticas


La dieta paleolítica defiende la exclusión de granos integrales en la alimentación, pero estos nos aportan fibra y almidones, dos alimentos fundamentales para mantener sanas las bacterias intestinales de nuestro organismo. Tampoco es bueno prescindir de los contrastados beneficios de las legumbres, que son una fuente de proteínas vegetales, vitaminas y fibra. Además, puede provocar que aumente el colesterol y reduce el rendimiento de cara al ejercicio físico.

Es bueno controlar el consumo excesivo de carne, sobre todo los productos que tienen poca semejanza con la de animales prehistóricos salvajes. De hecho, una investigación de 'Meat Science' catalogó la lista de contaminantes, incluyendo el arsénico, el mercurio, el plomo, el cadmio y los medicamentos veterinarios, como residuos de antibióticos.

¿Lo mismo que la dieta vegetariana?

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El Dr. Michael Greger, autor de Nutrifacts.org y uno de los expertos que más ha escrito sobre este tema, explica que si comparamos un menú vegano y uno de paleodieta, el aporte nutricional sería diferente. “La comparación muestra que un menú paleo proporciona proteínas, vitamina A y zinc en cantidades más cercanas a una verdadera dieta paleolítica que los menús veganos”, apunta.

“Sin embargo, sus niveles de grasas y grasas saturadas son aproximadamente el doble, el colesterol casi el triple y el sodio cinco veces mayor que el de una verdadera dieta paleolítica. Además, el menú paleo contiene aproximadamente un tercio de los carbohidratos y la mitad de la vitamina C, calcio y fibra de las verdaderas dietas paleolíticas”, añade el doctor.

Pero ¿por qué no podemos llegar a tener una dieta parecida a la que se tenía antes? ¿Por qué las nuevas dietas paleo y la verdadera dieta paleolítica están tan alejadas nutricionalmente? “La respuesta está en las diferencias entre la carne y las verduras que se consumen en la actualidad y las que se consumían en el Paleolítico. Los animales salvajes que se comían proporcionaban entonces un estimado del 6 al 16% de las calorías provenientes de la grasa en comparación con alrededor del 40 al 60% de los animales domésticos actuales, incluso los que se alimentan con pasto”, responden desde Nutrifacts.org.

Un día siguiendo la dieta paleo

La Clínica Mayo propone un menú de lo que se debería consumir en un día para poder decir que estás siguiendo este régimen. Y afirman que “la dieta también hace hincapié en beber agua y estar físicamente activo todos los días”.

  • Desayuno. Salmón asado y melón cantalupo.
  • Almuerzo. Lomo de cerdo magro asado y ensalada (lechuga romana, zanahoria, pepino, tomates, nueces y aderezo de jugo de limón).
  • Cena. Solomillo de carne de res magra al horno, brócoli al vapor, ensalada (hortalizas de hoja verde mezcladas, tomate, aguacate, cebollas, almendras y aderezo de jugo de limón) y fresas para el postre.
  • Tentempiés. Una naranja, bastones de zanahoria o bastones de apio.

Algunos investigadores sugieren que las enfermedades crónicas son provocadas por una desconexión entre lo que nuestro cuerpo consumía durante los últimos dos millones de años de evolución en la Edad de Piedra (el período Paleolítico) y lo que ahora conforma nuestra alimentación. Y, básicamente, este tipo de alimentación tiene la intención de volver a los hábitos que consistían en cazar y recolectar los alimentos, así como basar la dieta en carne magra, frutas, vegetales y frutos secos, explicando que, durante la mayor parte de la evolución humana, hemos comido lo mismo que los simios: vegetales, fruta y semillas.

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