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La miel no solo es un antibiótico natural: descubre todas sus propiedades
  1. Nutrición
Alto valor nutricional

La miel no solo es un antibiótico natural: descubre todas sus propiedades

Con el auge de los alimentos biológicos, ha recuperado su gran reputación como producto natural y bueno para la salud. Estas son sus extraordinarias cualidades

Foto: Foto: Unsplash/Erwin Neil
Foto: Unsplash/Erwin Neil

La miel se produce de manera natural por las abejas Apis mallifera que recolectan el néctar de las flores y lo transforman al mezclarlo con sus enzimas formando una mezcla densa y azucarada que se almacena en los panales de la colmena y que acaba convirtiéndose en la miel propiamente dicha.

La miel es un alimento que los seres humanos conocen y consumen, según los antropólogos, desde hace unos 200.000 años y siempre ha estado rodeado de leyendas que le atribuyen toda clase de virtudes curativas y nutritivas. Los griegos, los romanos y los chinos la usaban como ungüento para las heridas y para tratar las fiebres y dolencias estomacales.

Destacan en su composición los azúcares, ácidos orgánicos, vitaminas, ácido fólico, minerales, aminoácidos esenciales y esteroles, fosfolipidos, falvonoides, polifenoles y enzimas


Es un producto biológico de composición compleja, y es además muy diversa, no deberíamos hablar de miel, sino de mieles, como se habla de vinos o quesos. Su variedad es muy grande y su sabor y color dependen de la flor de la que procede el néctar. Podemos distinguir como más comunes las mieles de romero, azahar, girasol, eucalipto, cantueso, espliego, tomillo, brezo, multiflores, etcétera.

El Código Alimentario Español clasifica las mieles en tres grandes grupos:

  • Mieles multiflorales, que proceden de una flora variada que hacen imposible identificar su procedencia exacta.
  • Mieles uniflorales, que provienen principalmente de una especie vegetal determinada y poseen, por tanto, características organolépticas específicas que se pueden definir de una manera bastante precisa.
  • Miel de mielada. Es la obtenida primordialmente a partir de secreciones azucaradas de las partes vivas de las plantas.

Composición nutricional de la miel

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La miel se compone casi exclusivamente de hidratos de carbono, principalmente en forma de glucosa y fructosa, lo que hace de ellas un alimento energético de gran calidad. Su consumo es una fuente de energía inmediata, muy indicada para los atletas. Además, facilita la digestión de otros alimentos. Es importante también para el desarrollo infantil, porque además de pasar rápidamente a la sangre, ejerce una buena influencia en la asimilación del calcio y del magnesio.

Destacan en su composición los azúcares; ácidos orgánicos (cítrico, láctico, fosfórico…); vitaminas (C, B1, B2, B3, B5); ácido fólico; minerales (fósforo, calcio, magnesio, silicio, hierro, manganeso, yodo, zinc, oro y plata); aminoácidos esenciales y esteroles, fosfolípidos, flavonoides, polifenoles y enzimas.

Bactericida natural

Una propiedad plenamente reconocida de la miel es su poder antiséptico, que, unido a su poder demulcente, hacen que la miel sea un excelente cicatrizante y protector de la piel, siendo muy empleada tópicamente en quemaduras, heridas y grietas, con excelentes resultados, empleándose en cirugía hospitalaria.

Ahora podemos comprender que la popularidad tradicional de la miel como ungüento para heridas se debe a sus propiedades antimicrobianas. El alto contenido de azúcar y el pH bajo significan que la miel inhibe el crecimiento microbiano, pero ciertas mieles aún conservan su actividad antimicrobiana cuando se diluyen a niveles insignificantes. Muchos tipos diferentes de miel también producen niveles de peróxido de hidrógeno mortales para los microbios.

Algunos estudios han demostrado que es eficaz contra docenas de cepas, incluidas la E. coli y la salmonella. Se ha demostrado que un tipo específico de miel de Nueva Zelanda, llamada miel de manuka, junto con la miel de Tualang de Malasia, combaten el estafilococo y el H. pylori, la bacteria digestiva responsable de las úlceras pépticas.

Sus propiedades cosméticas

La Asociación Española de Comerciantes y Envasadores de Miel explica en su web que las propiedades emolientes y refrescantes de la miel la hacen también imprescindible de muchos cosméticos y productos de belleza como:

  • Hidratante: la miel es capaz de absorber y conservar la humedad ambiental, devolviendo un aspecto brillante a las pieles secas y cansadas.
  • Humectante: además de hidratante, forma una película protectora que evita que la piel pierda su humedad natural.
  • Emoliente: ayudan a suavizar la piel.
  • Tónico y refrescante.
  • Anti-irritante: la miel ayuda rápidamente a mejorar las pieles enrojecidas, irritadas o resecas.
  • Antiedad: la miel es un reconstituyente del tejido epitelial y un reconocido antioxidante que ayuda a prevenir el envejecimiento prematuro de la piel.
  • Mejora pequeñas imperfecciones e inflamaciones de la piel y tiene un efecto limpiador.

Un estudio de la Journal of the Science of Food and Agricultura sobre qué tipo de miel posee más propiedades antioxidantes ha descubierto que la miel de mielada dobla a las demás


En la actualidad la miel es parte esencial en muchas líneas de: cremas faciales, leches hidratantes, cremas para las manos, mascarillas, jabones, geles de baño, champús, lociones, bálsamos labiales. El espectro de sus funciones y el hecho de ser adecuada para todo tipo de pieles hace que resulte también el complemento perfecto a compuestos activos específicos en una amplia variedad de formulaciones.

Efecto prebiótico

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Los fructooligosacáridos son oligosacáridos naturales de cadena corta que se encuentran en algunos vegetales y en la miel. Se ha comprobado que alimentan y estimulan selectivamente el crecimiento de ciertas bacterias beneficiosas de la flora intestinal, por lo que se considera que tienen un efecto prebiótico. Su consumo puede mejorar la salud gastrointestinal y la absorción de minerales (en especial el calcio), además de favorecer la absorción de los prebióticos.

Antioxidante

Nuestras sociedades modernas se ven sometidas a una serie de factores (estrés, enfermedades, sedentarismo, mala nutrición, etc.), que incrementan la producción por nuestro organismo de los radicales libres. Estas moléculas pueden dañar nuestras células y se relacionan con enfermedades cardiovasculares, enfermedades degenerativas, envejecimiento… y la alimentación con productos antioxidantes puede ayudar a eliminarlos y prevenir estas dolencias.

Rosa Ana Pérez, Lucía Vela y Cristina de Lorenzo, del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA), publicaron en la revista 'Journal of the Science of Food and Agricultura' un trabajo encaminado a determinar qué tipo de miel posee más propiedades antioxidantes. Los resultados descubren que, en este aspecto, la miel de mielada dobla a todas las demás.

La fructosa de la miel se considera el azúcar mejor tolerado por el diabético


Son ya muchos científicos que han avalado esta importante y saludable característica en la miel, que le confiere a este producto de la colmena un indudable valor. En su composición se ha determinado la presencia de compuestos polifenólicos que le confieren esta propiedad antioxidante (principalmente flavonoides y ácidos fenólicos), ligada también en el caso de la miel a otros de sus componentes como los ácidos orgánicos, enzimas o aminoácidos.

Además, la fructosa de la miel se considera el azúcar mejor tolerado por el diabético. Su alto contenido en este azúcar, hace que la miel se utilice para acelerar el metabolismo del alcohol en pacientes con intoxicación etílica. Otra propiedad farmacológica de Ia miel es su poder laxante. Se considera asimismo relajante y tónica; y en muchas ocasiones se utiliza para combatir resfriados y laringitis.

La miel se produce de manera natural por las abejas Apis mallifera que recolectan el néctar de las flores y lo transforman al mezclarlo con sus enzimas formando una mezcla densa y azucarada que se almacena en los panales de la colmena y que acaba convirtiéndose en la miel propiamente dicha.

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