¿Se están volviendo más saludables los productos envasados que compras?
Una reciente investigación refleja que, aunque sigue siendo insuficiente, el contenido nutricional de las comidas precocinadas ha mejorado, aunque queda por hacer
Los niveles de grasas saturadas, sal, azúcares y fibra de los alimentos siguen siendo una de las grandes preocupaciones de la sociedad, sobre todo en lo relacionado con los productos envasados. Sin embargo, recientes investigaciones aseguran que, a pesar de que todavía deben mejorar, este tipo de productos ya no contienen los mismos niveles de grasas y azúcares.
El problema reside en que, en esta era de la inmediatez, las prisas caracterizan nuestro estilo de vida y esto provoca que, en muchas ocasiones, recurramos a comidas preparadas y envasadas para agilizar y ahorrar tiempo, a pesar de que se recomienda no abusar de ellas.
Datos: las cifras son insuficientes
Un estudio reciente elaborado por el Centro Común de Investigación (CCI) de la Unión Europea evaluó 23.000 productos y marcas de alimentos envasados y refrescos vendidos en 22 países europeos entre 2015 y 2018.
Los resultados revelaron que este tipo de alimentos todavía no cumplen con los objetivos nutricionales de salud pública en cuanto a sal, azúcares, grasas saturadas y fibra.
La investigación refleja que, aunque siguen siendo insuficientes, ha habido avances en el contenido nutricional de estos alimentos, como en los azúcares de los cereales o de los refrescos, las grasas saturadas y la sal de carnes y mariscos procesados, galletas dulces y productos horneados.
De 2015 a 2018 se redujo un 3,3% el promedio ponderado de azúcares, cifra que está muy por detrás del punto de referencia general de cinco años (2015-2020) que estipulaba una reducción del 10% para los azúcares añadidos.
En el caso de la sal y las grasas saturadas ocurre lo mismo. En un análisis previo al estudio, se pretendía que la reducción de grasas saturadas alcanzase el 5% y la sal el 16%. Sin embargo, en este periodo de tiempo solo disminuyeron un 4,4 y un 2,1%, respectivamente.
Las consecuencias
Francesc Cruz, farmacéutico, nutricionista y director técnico de Herb&Be, señala que el consumo de este tipo de alimentos provoca carencias nutricionales: “Según mi experiencia en la consulta, muchos pacientes sufren déficit en los niveles de vitamina A, D, E, omega-3 y 6 y B12, y obedece principalmente a unos malos hábitos alimentarios, abuso de consumo de comida preparada y la implementación de dietas o pautas alimentarias sin la supervisión del nutricionista”.
"Los procesados aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad", apunta Francesc Cruz
De esta forma, esta carencia de nutrientes es complementada habitualmente con suplementos alimenticios. El profesional señala que, entre los preferidos por los clientes, “destaca el magnesio para aquellas personas que buscan un sueño reparador, reducir el estrés o conseguir relajar su musculatura”.
Y añade: “También es frecuente la demanda de fórmulas que ayudan a combatir la caída del cabello estacional o por estrés, los ácidos omega-3 para controlar los lípidos, el colágeno para la piel, preparados para conciliar el sueño, componentes que ayudan a quemar grasa corporal y las vitaminas C o D, aunque, cada vez con mayor frecuencia, las personas se interesan por las vitaminas del grupo B y minerales como el zinc, potasio y selenio, entre otros”, concluye.
El profesional explica que “los alimentos procesados aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad, contienen químicos que pueden crear adicción, provocan aumento de peso y alteran, en general, la flora intestinal afectando a la flora saludable”.
La Encuesta Europea de Salud en España 2020 señala que un 16,5% de los hombres de más de 18 años y un 15,5% de las mujeres padecen obesidad (enfermedad). Este porcentaje aumenta considerablemente si hablamos de sobrepeso: 44,9% en hombres y 30,6% en mujeres.
Según las recomendaciones, un adulto debe consumir 400 gramos diarios de frutas y verduras
Una de las principales razones de estos datos es el escaso consumo de frutas y verduras. El sondeo apunta que solo un 52% de mujeres y un 41% de hombres de más de 15 años consume verduras, ensaladas y hortalizas a diario.
Cruz asegura que “no hay nada mejor que los alimentos frescos”. Sin embargo, el nutricionista explica que, en caso de optar por alimentos envasados o comida preparada, "es muy importante leer la etiqueta nutricional para comprobar su contenido en calorías, grasas saturadas, azúcares simples, sal, aditivos y conservantes para elegir, entre todas las opciones, la más saludable", concluye.
Recomendaciones generales
La Organización Mundial de la Salud (OMS) enumera tres pautas generales para adultos que servirán para prevenir la malnutrición y las enfermedades relacionadas con una mala alimentación:
- Consumir frutas, verduras, legumbres (lentejas, alubias), frutos secos y cereales integrales (maíz, avena, trigo) regularmente. Del total diario, al menos 400 gramos deben ser frutas y verduras (equivale a cinco porciones).
- La ingesta de azúcares libres no debe aumentar del 10% (equivale a 50 gramos), tomando como referencia una persona con un peso corporal saludable que consuma aproximadamente 2.000 calorías diarias.
- Las grasas deben representar menos del 30% de la ingesta calórica. Las grasas no saturadas, presentes en alimentos como pescado, aguacate, frutos secos o aceites de girasol, soja y oliva, son preferibles a las saturadas, las cuales podemos encontrar en la carne grasa, mantequilla, aceite de palma y de coco, nata o queso.
Los niveles de grasas saturadas, sal, azúcares y fibra de los alimentos siguen siendo una de las grandes preocupaciones de la sociedad, sobre todo en lo relacionado con los productos envasados. Sin embargo, recientes investigaciones aseguran que, a pesar de que todavía deben mejorar, este tipo de productos ya no contienen los mismos niveles de grasas y azúcares.