Este es el lado 'oscuro' de la carne de pollo que debes conocer
Es apreciado entre quienes quieren adelgazar, los que desean aumentar sus músculos o para quien quiere comer algo sano y que sea fácil de preparar. Las ventajas son muchas, pero no todo es tan perfecto como parece
España es una 'potencia' europea en el mercado de la carne de pollo. Durante años se ha situado en los primeros puestos en el ranking de los países comunitarios productores de aves (1.704.000 toneladas de carne). El consumo se mantiene más o menos estable, aunque desde 2012 dibuja una pendiente decreciente y ha bajado de 14,7 kilos a los 12,4 kilos por habitante al año en 2019 (el último año completo con datos que no se hayan visto afectados por la pandemia).
Las claves del éxito del pollo son su excelente perfil nutricional, su versatilidad y su bajo precio
Entre las claves del éxito está su bajo precio, sus excelentes propiedades nutricionales y su versatilidad en la cocina. Pero no todo son ventajas y el pollo también tiene un lado 'oscuro'. La cuestión es: ¿qué pesa más en la balanza, lo positivo o lo negativo?
Lo mejor
En el lado de las fortalezas destaca su composición nutricional 'intachable'. 100 gramos de pollo entero, crudo y con piel contienen:
- Calorías: 177 kcal
- Proteína: 32,6 g
- Grasas: 5 g
- Vitamina A: 7 microgramos
- Folato: 8 microgramos
- Niacina: 7,7 mg
- Calcio: 12 mg
- Potasio: 300 mg
- Magnesio : 24 mg
- Sodio: 80 mg
- Fósforo: 200 mg
La proteína es de alta calidad y resulta esencial para la formación y reparación de los tejidos, así como para mantener la masa muscular.
Contiene pequeñas cantidades de zinc y selenio, que ayudan a preservar fuerte el sistema inmunitario; el magnesio y el calcio son necesarios para la salud cardiovascular; el fósforo está implicado en la producción de energía, y el potasio es un aliado del riñón y el corazón.
En cuanto a las vitaminas, la A es fundamental para mantener la visión, y las del grupo B (niacina, B6 y B12) intervienen en la síntesis de ADN, la producción de energía y las funciones cerebrales.
Así pues, el pollo es un alimento sano, rico en nutrientes y debe estar presente en una dieta saludable y completa. Su alto contenido en proteínas y bajo poder calórico lo convierten en un aliado imprescindible de las dietas de adelgazamiento. Diferentes estudios demuestran que incrementar la ingesta de proteínas puede mejorar la sensación de saciedad y aumentar la pérdida de peso, como ha constatado una investigación internacional publicada en el 'American Journal of Clinical Nutrition', o ayudar a mantener la masa muscular durante los regímenes.
Combinadas con entrenamiento de fuerza y resistencia, las proteínas promueven el desarrollo muscular.
Lo peor
En el otro lado de la balanza, encontramos variedades del alimento que, lejos de ofrecer beneficios, pueden acarrear problemas. Para ser exactos, se trata de preparaciones que corresponden a alimentos ultraprocesados, como son los nuggets de pollo -con cantidades elevadas de grasas, sal, hidratos de carbono y calorías- o los embutidos. Las carnes procesadas, como demuestran diferentes investigaciones, y hemos contado en Alimente, están asociadas con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer (mama y colon).
Tampoco hay que olvidar que reducir el consumo de sal es el principal consejo para las personas que presentan cifras altas de tensión arterial, una enfermedad que afecta a 1.400 millones de personas en todo el mundo.
El secreto está en la técnica
Conservar el perfil saludable del pollo depende de la técnica culinaria con la que se prepare. Las más saludables son:
- Plancha. Es una manera rápida y saludable de aumentar la ingesta de proteínas. Si se acompaña de verduras cocinadas así, es perfecta para mantener la báscula a raya.
- Asado. Es una opción muy socorrida para una cena o para comer. Es bajo en grasas, calorías y mantiene los nutrientes.
- Salteado. Con un poco de aceite y acompañado de verduras, ofrece una comida rica en proteínas y fibra.
Las preparaciones que hay que evitar porque son poco saludables son:
- Frito. Absorbe una gran cantidad de aceite y si además está empanado, es una bomba de calorías, grasas e hidratos de carbono. Según la información que recoge la Base de Datos Española de Composición de Alimentos (BEDCA), 100 gramos de pollo frito contienen 228 calorías, más de 15 gramos de grasas y 5,4 gramos de carbohidratos.
- Asado comprado. Su punto débil es que suele estar muy condimentado y con mucha sal, lo que lo hace en poco recomendable, especialmente para personas con hipertensión.
- Fiambre. Es un ultraprocesado abundante en conservantes, sal y grasas.
España es una 'potencia' europea en el mercado de la carne de pollo. Durante años se ha situado en los primeros puestos en el ranking de los países comunitarios productores de aves (1.704.000 toneladas de carne). El consumo se mantiene más o menos estable, aunque desde 2012 dibuja una pendiente decreciente y ha bajado de 14,7 kilos a los 12,4 kilos por habitante al año en 2019 (el último año completo con datos que no se hayan visto afectados por la pandemia).