Carbón activado en los alimentos: ¿chorrada 'healthy' o aditivo saludable?
Si los alimentos entran por los ojos, el negro no es el color más vistoso, por ello no parece que esta sea la cualidad relevante para los seguidores de esta tendencia 'sana y natural'. ¿Este ingrediente aporta algo bueno más allá de lo que se ve?
Dietas alcalinas, detox, clean-eating... El mundo de la alimentación ‘healthy’ es un universo de anglicismos y vocablos científicos capaz de captar adeptos entre las personas preocupadas por su salud y el medioambiente, quienes a su vez se esfuerzan en sumar nuevos seguidores, para lo que no escatiman argumentos (a menudo difundidos a través de sus redes sociales).
No son solo hipsters, veggies, foodies y famosos; también hay mentes escépticas que no dejan de sorprenderse con alguna de estas ‘tendencias’. Sin ir más lejos, la mía que -además de racional, ha vivido más años en el siglo pasado que en este - hace unos días se vio frente a un par de cruasanes negros. La reacción inmediata fue estimar, a simple vista, la cantidad de acrilamida que contenía cada uno de esos bollos aparentemente carbonizados y como iba a aumentar mi riesgo de sufrir un cáncer con cada bocado. Si la cara es el espejo del alma, la mía debió parecer la viva imagen del terror, y el camarero se apresuró a tranquilizarme: “son veganos y llevan carbón activo; pero saben dulces como los cruasanes clásicos”. Respiré (y comí) aliviada.
Pero el gusanillo ya se había metido en mi cerebro. ¿Qué es eso del carbón activo? La idea que yo tenía no iba más allá de haber oído que se utiliza en medicina para tratar envenenamientos e intoxicaciones, y del anuncio de unas plantillas para zapatos con carbón activado (eliminan el mal olor). Así es que consulté con quien todo lo sabe (Google) y comprobé que añadir este ingrediente a los alimentos es una moda que ya tiene unos años. Con la confirmación, una vez más, de que me he quedado desfasada, pero con la curiosidad científica bien alta, no dudé en tirar de agenda y consultar con mis fuentes (jóvenes) especializadas en diferentes campos.
¿De qué estamos hablando?
Pero antes de desvelar lo que me han contado, conviene explicar de qué estamos hablando realmente. El carbón activado que se emplea en alimentación es un aditivo que se obtiene de la pirólisis de cáscaras de coco a temperaturas muy altas (entre 400º y 700º) y bajo unas condiciones controladas de concentración de oxígeno. Como resultado de este proceso de combustión se obtiene un material microporoso, que es el carbón activado, que tiene un gran poder absorbente.
El intestino no absorbe el carbón activado, por esto, después de ingerirlo permanece intacto, y es en el intestino donde, debido a su estructura porosa, atrapa a toxinas y sustancias químicas que después se eliminan a través de las heces. Este mecanismo es el que lo convierte en un remedio eficaz contra intoxicaciones y envenenamientos, un aliado de la función renal y un reductor del colesterol (estudios desarrollados en la década de 1980 encontraron que dosis diarias de 24 g de carbón activado, durante 4 semanas, reducen un 25% la cifra de colesterol LDL y aumenta un 8% la de colesterol HDL).
También absorbe gases, por lo que ayuda a disminuir la flatulencia; ayuda a combatir la diarrea (por ese efecto de atrapar toxinas), y para blanquear los dientes (este uso tiene poca evidencia científica, según un trabajo desarrollado en la facultad de Odontología de la Universidad de Maryland).
Hablan los expertos
Y estas son, precisamente, las auténticas fortalezas que encuentran los expertos consultados. Alma Palau, presidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas (CGCODN), intenta encontrarle explicación desde una perspectiva detox y de limpieza: “El carbón activo se utiliza para el filtrado del agua y para mascarillas antigás y este concepto de limpieza puede ser el que haya llevado a utilizarlo en el ámbito alimentario”.
Quienes promueven una alimentación detox, mezclan conceptos científicos y encuentran un hueco en dietas alternativas
En su opinión, esos efectos se han aprovechado por parte de quienes promueven dietas detox, que “mezclan conceptos científicos y encuentran un hueco en la gastronomía o en las dietas alternativas, porque lo emplean pensando en desintoxicar”. Además, “el color negro suscita curiosidad e interés, y tiene un aire más snob y alternativo”.
Palau enfatiza que el concepto detox “es erróneo tal y como se está utilizando, porque el organismo tiene sus propios mecanismos de detoxificacion que funcionan perfectamente”, un argumento sobre el que insiste Elian Sánchez, farmacéutica y graduada en nutrición: “Lo que detoxifica nuestro organismo son los riñones”, y añade una reflexión: “Si te preocupa la alimentación y se supone que huyes de lo que es dañino para tu cuerpo, entonces, ¿qué necesidad hay de tomar carbón activo?”.
Para la presidenta del Consejo de Dietistas, el mejor remedio contra ingestas excesivas es “dejar descansar el aparato digestivo, comer saludable, con predominio de frutas y verduras, y en una semana estaremos como nuevos”. E insiste en que “hay que evitar esa idea de que tenemos que limpiarnos con acciones extra; esto es un sinsentido”.
No es completamente inocuo
Y aunque tomar ocasionalmente un alimento con carbón activo no supone ninguna amenaza para la salud, “otra cosa es hacerlo a diario”, opina Sánchez, o “como un suplemento y en cantidad significativa, y que puede tener consecuencias a la larga”, añade Palau.
Con todo, el carbón activo puede tener algunos efectos poco deseados, como “interferir en la ingesta de fármacos, ya que puede absorber parte del mismo, o afectar a la absorción de micronutrientes, vitaminas y minerales (hierro y calcio)”-, además de que al colorear de negro las heces “puede ocultar problemas de salud graves que también se manifiestan con esa coloración, como hemorragias digestivas o un tumor colorrectal”.
Sin valor gastronómico
Elian Sanchez, que lo califica como un aditivo controvertido, reitera la inocuidad de su consumo esporádico, pero “es una moda más”, una opinión que coincide con la del chef Samuel Moreno, de Molino de Alcuneza, con una estrella Michelín y un sol Repsol.
“El carbón activo no deja de ser un aditivo que yo considero snob y que es una moda lanzada por algún instagramer y se acaba convirtiendo en tendencia”, añade Moreno. “Yo lo descarto dentro de mi dieta y dentro de mi restaurante. No tiene ningún valor gastronómico ni gustativo ni otra cualidad que tenga sentido en la gastronomía”.
El chef es tajante en su rechazo, incluso sospecha que pueda tener efectos dañinos. Su mensaje es claro: “Si hacemos una alimentación saludable podemos conseguir todos los beneficios que aporta este supuesto depurativo, y mejor suplirlo por alimentos con fibra, saludables y libres de tóxicos”.
Después de este repaso, ¿qué me pareció el cruasán negro? Pues plano, sin más...y la falta de sabor no fue del carbón activo.
Dietas alcalinas, detox, clean-eating... El mundo de la alimentación ‘healthy’ es un universo de anglicismos y vocablos científicos capaz de captar adeptos entre las personas preocupadas por su salud y el medioambiente, quienes a su vez se esfuerzan en sumar nuevos seguidores, para lo que no escatiman argumentos (a menudo difundidos a través de sus redes sociales).