Menos carne, más suplementos: el consumo de vitamina B12 se triplica en una década
Cada vez son más las personas que deciden no ingerir alimentos de origen animal. Eso provoca que tengan que suplementar su dieta para no sufrir problemas médicos
Míriam y Esther son dos jóvenes que un día decidieron hacerse vegetarianas/veganas. Pero ninguna de las dos sabía en ese momento que necesitarían tomar vitamina B12. A la primera se lo dijo su endocrina, y ahora acude cada mes a inyectarse la vitamina; la segunda lo descubrió por su cuenta y compra el suplemento sin receta y lo toma una vez a la semana.
Cada vez más personas deciden hacerse vegetarianas o veganas y reducir al mínimo o suprimir la ingesta de alimentos de origen animal. Dar ese paso obliga a muchas de ellas a empezar a tomar vitaminas para compensar el déficit provocado por dejar de tomar según qué comida. La más habitual es la B12, fundamental en la vida de muchos vegetarianos. Que cada vez haya más personas cuya dieta tiene una base vegetal puede explicar que el consumo de esa vitamina se haya triplicado en la última década.
En 2010, el número de dosis diario por habitante al día (DHD) fue de 8,75. En 2021, con datos hasta noviembre, era de 26,2. Según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), "una utilización de 20 DHD en un año determinado puede ser interpretada como si cada día de dicho año un promedio de 20 de cada 1.000 habitantes hubiesen recibido una DDD del medicamento". Por tanto, cada día del año pasado 26 de cada 1.000 personas recibieron una dosis de vitamina B12. La DDD (dosis diaria definida) es un estándar definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para cada medicamento.
“La vitamina B12 se usa en caso de posible deficiencia, como pueden ser anemias o alteraciones neurológicas", asegura Jesús Román, presidente del comité científico de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (Sedca). "Asimismo, no descartaría —salvo indicación en contrario por el ministerio— que parte del incremento se debiera al aumento de vegetarianos y veganos, que necesitan suplemento de esa vitamina. Esa población se ha incrementado notablemente en los últimos cinco años”.
¿Cuántos vegetarianos hay en España?
No hay muchos datos de la evolución de vegetarianos ni veganos en España. Una encuesta realizada a comienzos de 2017 por Inmark para la consultora Lantern estimaba en el 1,5% la proporción de mayores de 18 años vegetarianos y veganos en España, unas 575.000 personas. El estudio utilizaba también la categoría ‘flexitarianos’ o ‘veggies’, que engloba además a personas que consumen alimentos de origen animal de manera ocasional. Estimaba ese grupo en el 7,8% de la población mayor de edad, casi tres millones de personas. En 2019, el porcentaje era de un 9,9% y en 2021, del 13%.
Entre la población joven, la proporción puede que sea mayor que en el resto de grupos. En 2021, la 'Encuesta de consumo global' de Statista estimó que un 6% de las personas de entre 18 y 29 años en España era vegetariano, por encima de Francia e Italia y por detrás de Polonia y Alemania. Y que un 2% era vegano, cifra por detrás de la de Alemania y Francia, al mismo nivel que la de Italia y por encima de la de Polonia. En 2016, un estudio de la empresa de investigación de mercados Mintel situaba España a la cabeza de países en los que un mayor porcentaje de población (46%) limitaba su ingesta de carne debido a problemas de salud.
David Román, de la Unión Vegetariana Española (UVE), dice que "el consumo de suplementos de vitamina B12 ha aumentado en los últimos años entre el colectivo vegano, ya que es la única vitamina que se recomienda añadir a una dieta vegana equilibrada". "Con el aumento de personas que adoptan este modelo de alimentación, ha crecido el consumo de dicha vitamina", añade. Pero no tiene tan claro que ese aumento que reflejan las estadísticas de Sanidad sea consecuencia del aumento del número de vegetarianos y veganos.
"Yo me imagino que seguramente se lo recetan para paliar déficits diagnosticados o como refuerzo en determinadas etapas vitales (como el embarazo, junto con el ácido fólico). Igualmente en mayores de 65 años se suele producir un descenso en los niveles de B12 y es posible que los médicos les receten suplementarse", dice. Eso explica parte de las cifras, pero para Jesús Román "no cuadra" con el aumento que recoge la estadística publicada por Sanidad.
Desde la UVE, señalan que el caso más común es el de personas que adquieren esos suplementos vitamínicos por su cuenta en farmacias o herbolarios. "No es por patología o prescripción médica, sino como suplemento alimenticio. No descarto que algunas de estas personas quizás hayan consultado a su médico y les hayan recetado el suplemento, pero opino que deben ser las menos. La mayoría adquiere los suplementos por iniciativa propia para complementar su alimentación", apunta David Román. Es el caso de Esther: "Yo la compro en tiendas veganas y me la tomo una vez a la semana".
"La B12 es esencial para el ser humano y, por tanto, hay que ingerirla. Y el vegetariano o vegano tiene menos fuentes porque es de origen animal. Si no se ingiere, en un plazo de tiempo se daría una deficiencia que produciría una anemia, sobre todo porque interviene en la formación de glóbulos rojos. También interviene en la fisionomía del sistema nervioso", detalla Jesús Román. "En la formación de glóbulos rojos, [la B12] va de la mano con el ácido fólico. Para evitar que una anemia se trate de forma incorrecta con una sola vitamina y acabe produciendo un déficit neurológico, ante la duda se recetan las dos juntas".
Míriam es una de las vegetarianas que toman la B12 por prescripción médica. "Me lo pincho porque he intentado tomarlo de todas las maneras posibles y no me funciona. Lo que te mandan por la Seguridad Social es el Optovite, que son como unas ampollas que las puedes disolver y te lo tomas. Yo voy una vez al mes, pero depende de la persona".
"Me lo mandó la endocrina. Fui por otra cosa, para ver si tenía un problema hormonal, nada relacionado con ser vegetariana. Cuando le conté que había dejado de comer carne, me dijo como que me iba a morir. Y ella fue la que me recetó la B12. Yo no tenía ni idea porque eso fue nada más hacerme vegetariana y no tenía nada de información".
El consumo de fármacos del grupo B (sangre y órganos hematopoyéticos), que incluye la vitamina B12, aumentó un 37,8% entre 2010 y 2021. Casi toda la subida se debe al incremento de los preparados antianémicos, cuyo DHD pasó de 16,4 a 35,94, un 119% más. Dentro de ese tipo, si excluimos los inhibidores directos del factor Xa y los inhibidores directos de la trombina, que apenas se recetaban en 2010, la vitamina B12 (cianocobalamina y análogos) es la que más ha aumentado.
Los datos solo incluyen los medicamentos recetados
Los datos han sido publicados esta semana por el Ministerio de Sanidad. Además de la DHD, la estadística también recoge el total de envases y el precio pagado por medicamentos financiados con cargo al sistema, que hayan sido prescritos por profesionales del sistema nacional de salud y dispensados en oficinas de farmacia.
La Aemps matiza que esta estadística no incluye "el consumo a cargo de mutualidades (Muface, Isfas, Mugeju) o de otras entidades aseguradoras, el consumo hospitalario, el procedente de recetas privadas, ni la dispensación sin receta (básicamente automedicación)". Pero sí permite hacerse una idea bastante fiel de la cantidad de medicamentos que consumen los españoles.
En general, no ha habido muchos cambios en la cantidad de medicamentos recetados. En 2020, el último año con datos completos, se dispensaron 990.757.630 envases, un promedio de 20,9 por habitante. Es una cifra similar a la de 2010 e inferior a la de 2011. Pero por encima de los 18,8 de 2013, la cifra más baja de la serie publicada por sanidad. Sí hay diferencias entre los grupos de medicamentos. Agrupados por el primer nivel, los dedicados al tratamiento del sistema nervioso han superado a aquellos del sistema cardiovascular, pero estos siguen siendo los más consumidos si se tiene en cuenta el DHD.
Míriam y Esther son dos jóvenes que un día decidieron hacerse vegetarianas/veganas. Pero ninguna de las dos sabía en ese momento que necesitarían tomar vitamina B12. A la primera se lo dijo su endocrina, y ahora acude cada mes a inyectarse la vitamina; la segunda lo descubrió por su cuenta y compra el suplemento sin receta y lo toma una vez a la semana.