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Fibra de avena y centeno: menos colesterol, menos peso, más salud
  1. Nutrición
Estudio científico

Fibra de avena y centeno: menos colesterol, menos peso, más salud

El aporte de este 'nutriente' (que es esencial aunque no atraviese la pared intestinal) que hacen estos dos cereales es bueno de muchas maneras para nuestro bienestar. Pero ¿cuál de ellas es mejor?

Foto: Foto: Unsplash/@epicantus.
Foto: Unsplash/@epicantus.

Todos los preocupados por la salud hemos estado más que pesados recomendando sin cesar y durante décadas la fibra alimentaria como algo fundamental. Por supuesto, existen buenísimas razones para que hagamos tal cosa. Este 'nutriente' es una serie de hidratos de carbono que nuestro organismo no puede absorber bajo ningún concepto. ¿Tienen calorías? Técnicamente sí, pero nuestro cuerpo no las puede utilizar jamás, con lo que no nos afecta.

Pero es otra historia completamente diferente para nuestra microbiota. Los billones de bacterias que, según explica el director general del Instituto Español de Nutrición Personalizada, Javier Cuervo, "suponen nada más y nada menos que 2 kilos de nuestro peso total", sí pueden utilizar las fibras alimentarias como alimento. En ese proceso, las metabolizan y los residuos (no todos, pero algunos) sí que los podemos absorber. La parte buena es que estos 'desechos' pueden ser muy beneficiosos para nuestro organismo.

La suplementación con fibra de avena y centeno mejoró el metabolismo del colesterol y redujo la ganancia de peso

Un grupo de científicos de la Universidad de Helsinki, liderados por la investigadora Marjukka Kolehmainen, han descubierto que la fibra alimentaria puede tener un papel más que relevante en la salud de nuestra microbiota, en la lucha contra la hipercolesterolemia y en la disminución del aumento de peso. En efecto, como afirman los investigadores, otros estudios han probado que el centeno y la avena tienen efectos positivos en nuestra salud, como por ejemplo la reducción de la inflamación y la mejora del metabolismo de los lípidos.

Se sabe que la fibra alimentaria provoca cambios (positivos) en la composición de nuestra microbiota y en cómo esta funciona. Dicho de otro modo: es capaz de alterar el ecosistema en el que vive nuestra flora intestinal, beneficiando particularmente a aquellas bacterias buenas con las que mantenemos una relación de simbiosis. Pero los mecanismos por los que esto tiene lugar no son del todo comprendidos (en algunos casos no sabemos absolutamente nada). Es por esto que el objetivo de este trabajo era averiguar las diferencias en los metabolitos producidos por las bacterias de nuestra flora intestinal, y sus interacciones con nuestro metabolismo en respuesta a la suplementación con avena y centeno.

placeholder Foto: Unsplash/@hush52.
Foto: Unsplash/@hush52.

El trabajo científico, llevado a cabo en ratones, consistió en alimentar al grupo de estudios con una dieta occidental típica, alta en grasas, durante un periodo de 17 semanas. Después, a ambos grupos (el de la avena y el del trigo) se les dio la misma dieta pero enriquecida con un 10% de fibra procedente de uno de estos dos cereales. De todos los metabolitos que produce nuestra microbiota, los investigadores se centraron principalmente en aquellos relacionados con el desarrollo del hígado graso no alcohólico, una enfermedad estrechamente relacionada con la obesidad.

Los resultados sugieren que la fibra de ambos cereales tiene la capacidad de crear un entorno favorable para la proliferación de bacterias beneficiosas para nuestro sistema. La abundancia de Lactobacillus aumentó sobremanera en el grupo que consumió avena, mientras que las bifidobacterias aumentaron más en aquellos que consumieron fibra procedente del centeno. Debido a estos cambios en nuestro ecosistema intestinal, se comprobó que la avena cambiaba el receptor de la función biliar mientras que el centeno aumentó la cantidad de bilis producida. Ambos factores suponen, por suerte para nosotros, una mejora de nuestra capacidad de metabolizar el colesterol. Además, y por si eso fuera poco, ambos tipos de fibra mejoraron la integridad de la pared intestinal, redujeron la inflamación y modificaron el sistema de metabolismo del triptófano, mejorándolo.

Foto: Foto: iStock.

Por último, y como si todos los beneficios anteriores no fueran suficientes, los investigadores comprobaron que la suplementación con fibras de centeno y trigo reducían la ganancia de peso asociada a dietas hipercalóricas tan altas en grasas como la que los sujetos de estudio estaban siguiendo (exactamente igual que nosotros). De toda la vida hemos tenido claro que el consumo de fibra era esencial para tener una buena salud gastrointestinal, pero después de los resultados publicados por Marjukka Kolehmainen, los beneficios no han hecho más que multiplicarse.

Todos los preocupados por la salud hemos estado más que pesados recomendando sin cesar y durante décadas la fibra alimentaria como algo fundamental. Por supuesto, existen buenísimas razones para que hagamos tal cosa. Este 'nutriente' es una serie de hidratos de carbono que nuestro organismo no puede absorber bajo ningún concepto. ¿Tienen calorías? Técnicamente sí, pero nuestro cuerpo no las puede utilizar jamás, con lo que no nos afecta.

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