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Esta es la mejor dieta antiinflamatoria que puedes seguir
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Esta es la mejor dieta antiinflamatoria que puedes seguir

No hace falta que nos volvamos locos para encontrar ese régimen que nos mantendrá perfectos, tanto de salud como de forma. Lo conocemos sobradamente, otra cosa es que le seamos muy fieles: es el patrón mediterráneo

Foto: Foto: Unsplash/@ahungryblonde.
Foto: Unsplash/@ahungryblonde.

Las enfermedades que más merman nuestro bienestar, y también las que más matan, son, en la mayor parte de los casos, adquiridas y consecuencia de nuestro estilo de vida. Los problemas cardiovasculares, el cáncer, la obesidad y la diabetes, entre otras, son claros ejemplos de cómo el sedentarismo, una dieta inadecuada (abundante en grasas, sal y pobre en alimentos vegetales) y también determinados factores medioambientales son grandes amenazas para nuestra salud.

Todos ellos tienen un nexo común: la inflamación crónica, que, aunque es de bajo grado, se mantiene a lo largo del tiempo y deteriora los órganos y los tejidos. Así, ese proceso, además de en las enfermedades referidas, también impacta en nuestro segundo cerebro: la microbiota intestinal.

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Este mensaje está llegando a los ciudadanos, y de ahí el interés creciente por las dietas antiinflamatorias en las que muchas personas esperan encontrar el antídoto para multitud de trastornos. La prueba de este interés es que basta poner en la barra de búsqueda de Google "dietas antiinflamatorias" para que, casi de forma inmediata, arroje el resultado de 2,5 millones de entradas. Sin embargo, sobra decir que, en el mejor de los casos, solo unos cientos son fiables y con fundamento científico.

Desmontando mitos

De este asunto se ha ocupado Emeran Mayer, gastroenterólogo y neurocientífico de la Facultad de Medicina David Geffen de la Universidad de California, en un artículo en el blog de The Mind-Gut Connection (Conexión entre intestino y mente, su famosísimo libro).

En el artículo, titulado La ciencia detrás de las dietas antiinflamatorias, el profesor explica: “El mecanismo principal que vincula la dieta poco saludable con diversas enfermedades crónicas se encuentra en nuestro intestino, específicamente la interacción de billones de microbios con el sistema inmunológico asociado a aquel, que constituyen aproximadamente el 70% de todas las células inmunitarias del cuerpo”, una relación de la que ya hemos hablado en Alimente.

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Hoy en día prevalece la creencia de que los cambios que provoca la dieta en la microbiota favorecen una activación inapropiada del sistema inmunitario intestinal, y de ahí se extiende al resto del cuerpo en lo que se llama endotoxemia metabólica, es decir, “una activación inmunitaria sistémica no relacionada con una infección”, refiere Mayer.

Muchos investigadores relacionan la alteración de la microbiota (disbiosis) y la endotoxemia metabólica con la dieta. En esta línea, un equipo de científicos brasileños ha constatado que una dieta rica en grasas reduce la variedad de especies de la microbiota, lo que favorece una inflamación crónica y el desarrollo de enfermedades crónicas, como describe el artículo publicado en la revista Nutrición Hospitalaria.

Más exageración que ciencia

Esta relación ha sido aprovechada por dietistas, nutricionistas y divulgadores para promover dietas y suplementos especiales con propiedades antiinflamatorias que, supuestamente, previenen la endotoxemia metabólica. Sin embargo, “muchas de las dietas denominadas antiinflamatorias son más una exageración que ciencia real”, advierte el profesor Meyer.

Las dietas antiinflamatorias comparten pautas: variedad de frutas y verduras, poca cantidad de proteína animal y nada de azúcar añadida

Para controlar una infección bacteriana se necesita tratamiento con un antibiótico concreto (según el germen causante); pero para contrarrestar la inflamación crónica, basta con una dieta antiinflamatoria con la que, al parecer, se puede prevenir cualquier enfermedad. Y aunque hay diferentes propuestas dietéticas que se ajustan a esa función, el gastroenterólogo apunta que todas ellas comparten algunos elementos clave: “Son en gran parte a base de plantas, compuestas por una gran variedad de frutas y verduras, con pequeñas cantidades de proteína animal (principalmente de pollo y pescado), sin azúcar añadida y poco procesada”.

Y otro aspecto que no hay que perder de vista es que la mayor parte de la evidencia científica que respalda el beneficio para la salud de las dietas antiinflamatorias proviene de estudios de casos y controles epidemiológicos que, en opinión del experto, “no prueban la causalidad de la dieta específica”.

Evidencia mediterránea

En esa afirmación caben excepciones, entre las que sobresale la dieta mediterránea, basada principalmente en frutas y verduras, nueces y semillas, granos integrales, pescado y aceite de oliva.

placeholder Foto: Unsplash/@robertina.
Foto: Unsplash/@robertina.

El artículo del blog de The Mind-Gut Connection refiere que, ya desde la década de 1960, los estudios científicos comenzaron a descubrir que las personas que seguían este estilo de alimentación tenían tasas más bajas de enfermedad y vivían más que las personas que consumían una dieta de estilo occidental (como la que se sigue en Estados Unidos).

“Entre las dietas antiinflamatorias, la mediterránea tradicional ocupa un lugar destacado entre los médicos y dietistas, y por una buena razón. Los estudios demuestran que protege contra la mayoría de las afecciones crónicas no infecciosas relacionadas con la activación inmunitaria sistémica, incluidas las enfermedades cardiovasculares, el síndrome metabólico, la diabetes tipo 2, la depresión y el deterioro cognitivo”, argumenta el neurocientífico, que también destaca su “sabor delicioso” y la gran variedad de frutas, verduras y mariscos que incluye. “La dieta mediterránea es popular y relativamente fácil de seguir para la mayoría de las personas a largo plazo”.

Foto: Dieta DASH para la hipertensión. (iStock)
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Emeran Mayer reconoce las bondades de regímenes inspirados en el mediterráneo, como es la dieta DASH (diseñada para controlar la hipertensión) y la dieta MIND (Mediterránea-DASH Intervention para Neurodegenerative Delay).

Toda la evidencia científica acumulada lleva al profesor de la Universidad de California a proponer a los estadounidenses que se adhieran a la dieta mediterránea, que se considera terapéutica: “Debe ser la dieta básica de por vida para la mayoría de las personas, evitando que el cuerpo entre en un estado inflamatorio; obviamente, funciona mejor cuando se combina con ejercicio físico regular y una mentalidad contemplativa”.

Las enfermedades que más merman nuestro bienestar, y también las que más matan, son, en la mayor parte de los casos, adquiridas y consecuencia de nuestro estilo de vida. Los problemas cardiovasculares, el cáncer, la obesidad y la diabetes, entre otras, son claros ejemplos de cómo el sedentarismo, una dieta inadecuada (abundante en grasas, sal y pobre en alimentos vegetales) y también determinados factores medioambientales son grandes amenazas para nuestra salud.

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