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Cómo el consumo de alimentos ultraprocesados de madres lactantes puede afectar a sus hijos
  1. Nutrición
LACTANCIA y ULTRAPROCESADOS

Cómo el consumo de alimentos ultraprocesados de madres lactantes puede afectar a sus hijos

Un estudio revela la posible relación entre el consumo de este tipo de productos poco saludables por las madres durante el periodo de lactancia y la posible obesidad futura en los niños

Foto: La alimentación de la madre lactante influye en la composición de la leche materna. (iStock)
La alimentación de la madre lactante influye en la composición de la leche materna. (iStock)

La Organización Mundial de la Salud señala que actualmente hay 39 millones de niños menores de cinco años con obesidad o sobrepeso. Unas cifras, sin duda, preocupantes que todavía lo son más cuando tratamos de especular acerca de la salud de esos menores cuando lleguen a la edad adulta. Un futuro en el que, según Estefanía Ramo, nutricionista especializada en dietética y tecnología de los alimentos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), incluiría problemas en su estado de salud físico y mental, siempre y cuando el entorno de esos niños no hiciera nada por mejorar su alimentación y promover el ejercicio físico. "Diabetes tipo 2, hipertensión, hipercolesterolemia, diversas cardiopatías, ictus, problemas de fertilidad, fatiga, dolor muscular, problemas de articulaciones y espalda, dificultad para moverse por sí solos, probabilidad de depresión, riesgo de aislamiento social o baja autoestima son algunas de las patologías que podrían desarrollar pasados unos años", remarca la experta.

placeholder La obesidad infantil es un problema que debe tratarse lo antes posible por un experto en nutrición.
La obesidad infantil es un problema que debe tratarse lo antes posible por un experto en nutrición.

Con los datos de la OMS en una mano y los futuribles sugeridos por Ramo en la otra, la cuestión es cómo hemos llegado a semejante situación. La mayoría de expertos coinciden en afirmar que no estamos ante un problema con una sola causa, sino que es el resultado de la confluencia de múltiples factores de diversa índole. Uno de los últimos en aparecer es el que sugiere un estudio publicado en la revista 'British Medical Journal (BMJ)'. El trabajo afirma que el consumo de alimentos ultraprocesados de las madres durante la crianza se asocia con un mayor riesgo de que sus hijos desarrollen sobrepeso u obesidad.

Conexión entre alimentos ultraprocesados y lactancia

Para la obtención de los datos de este estudio participaron 19.958 niños nacidos de 14.553 madres. Uno de los resultados fue que 2.471 niños (12%) desarrollaron sobrepeso u obesidad durante un perIodo de seguimiento medio de 4 años. Además, se llegó a la conclusión de que existía un riesgo del 26% mayor de sobrepeso y obesidad en los niños del grupo cuya madre ingería más alimentos ultraprocesados (12 raciones al día) que los menores cuyas madres registraban un consumo menor de ultraprocesados (3 raciones al día).

Foto: Foto: iStock.

Ahora bien, ¿qué explicación científica hay detrás de estos porcentajes? O dicho de otro modo, ¿de verdad es posible que el consumo de ultraprocesados de una madre lactante pueda acabar convirtiendo en obeso a su bebé? Parece que así es. Según la nutricionista de IMEO, "se ha comprobado que la naturaleza de la grasa ingerida por la madre está relacionada con la composición de ácidos grasos de la leche materna, y dado que la síntesis endógena de DHA (ácido graso esencial poliinsaturado de la serie omega-3) está limitada, el aporte fetal está relacionado con la ingesta materna y las reservas corporales. Por tanto, acorde a la evidencia científica y al estudio citado, sí que estaría relacionado el consumo de alimentos ultraprocesados por parte de la madre ​​durante el perIodo de lactancia con el aumento del riesgo de sobrepeso u obesidad en los hijos".

¿Progenitores obesos, hijos obesos?

Es importante recalcar que, como ya se ha mencionado, la obesidad, tanto infantil como en adultos, no responde a una sola razón. De modo que si bien los expertos admiten la influencia de la composición de la leche materna en la obesidad, también lo es que no es el único elemento a tener en cuenta. En este sentido, la nutricionista atribuye este trastorno no solo a la alimentación de la madre, que considera fundamental, también señala otros factores como la actividad física, el peso, el tabaquismo y el nivel socioeconómico, así como el sedentarismo y la actividad física de los niños.

Los hijos nacidos de padre o madre obesos tienen un 80% de desarrollar sobrepeso u obesidad

Por otro lado, no hay que perder de vista la tiranía de la genética, que también en este asunto se hace valer. De hecho, según Ramo, "se ha demostrado que los hijos nacidos de madre o padre (solo uno de los dos) con sobrepeso u obesidad tienen un 50% más de posibilidades de sufrir sobrepeso u obesidad, y los hijos nacidos de ambos progenitores con sobrepeso u obesidad tienen un 80% más de riesgo de sufrirlo también". Y añade: "Desde el Instituto Médico Europeo de la Obesidad sabemos que está plenamente demostrado que los genes intervienen en el centro del hambre, en la regulación del peso, en la distribución del tejido graso en diferentes partes del cuerpo, así como también en el gasto energético. Y, por tanto, afectan al hambre y la saciedad situados en nuestro cerebro y, por ende, también de nuestros descendientes".

El entorno no es solo la madre, todos cuentan

Una vez expuesta la influencia de la madre a través su dieta y la leche materna en la posible obesidad del hijo, queda por dilucidar la responsabilidad del progenitor. En este sentido, la experta lo tiene claro: "Los responsables principales son los padres (madre y padre) del niño. Van a ser ellos quienes proporcionen desde el primer momento los alimentos al niño y, por tanto, son responsables de su alimentación, es decir, si es adecuada o no. Del mismo modo ocurre con el ejercicio/sedentarismo del niño, ya que depende exclusivamente de sus padres. La estimulación temprana que le puedan dar en casa jugando o haciendo actividades activas junto a él o en el parque le beneficiará", asegura la experta, quien advierte que en el caso de que el menor esté sentado todo el tiempo sin hacer nada, el riesgo de obesidad infantil aumentará.

placeholder Comer en familia alimentos saludables es la base de una buena educación nutricional.
Comer en familia alimentos saludables es la base de una buena educación nutricional.

Si seguimos abriendo el foco, vemos cómo la responsabilidad se va ampliando y extendiendo al entorno del niño. Así, según Ramo, en primer lugar, este va a aprender en casa de los hábitos alimentarios de sus padres, que, sin duda, pondrá en práctica. "Por ejemplo, si el niño ve que en su casa se consumen determinados alimentos que son saludables, comen en familia todos juntos, no hay nada de bollería industrial, las comidas son principalmente caseras, la comida rápida es muy eventual y juega con sus padres o realiza algún tipo de actividad física, van a ser hábitos que pondrá en práctica y prevendrán el sobrepeso y obesidad infantil", apunta.

Hay que prestar especial atención a los menús escolares para que sean adecuados según su edad

Ahora bien, existe otra fuente de influencia determinante: la escuela. En este caso, la experta defiende la idea de que "hay que prestar especial atención a los menús escolares para que sean adecuados a los niños según su etapa, potenciar la asignatura de 'gimnasia' varios días a la semana, así como también intentar incluir como nueva asignatura la educación nutricional para que los más pequeños aprendan en el colegio las propiedades nutricionales de los diferentes alimentos, cómo debería ser un plato de comida para que sea completo y saludable, las consecuencias de una mala alimentación en la salud y sus efectos (sobrepeso, obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión, hipercolesterolemia, cardiopatías, infartos…)".

Lo mejor es dar ejemplo, pero hay más consejos...

Después del periodo de lactancia, los factores 'externos' susceptibles de influir en la educación nutricional del niño ganan protagonismo. Por esta razón, es importante aprovechar esta circunstancia para sentar unas buenas bases. Para ello, Estefanía Ramo propone los siguientes consejos:

  • Evitar hacer a los niños comidas 'especiales' exclusivas para ellos: llenas de grasas y azúcares. Lo ideal es que los platos de los padres y los de los hijos sean lo más parecidos posible.
  • Sentarse a comer en la mesa padres e hijos juntos, sin prisas.
  • Evitar comer compulsivamente delante de los niños.
  • Realizar ingestas frecuentes, no muy espaciadas.
  • Evitar 'comilonas' delante de ellos.
  • Masticar muy bien los alimentos.
  • Beber frecuentemente agua.
  • No premiar o castigar a los niños con comida.
  • Realizar actividades físicas divertidas juntos (padres e hijos) diariamente.
  • Controlar el tiempo delante de las pantallas (televisión, tablets, ordenadores, móviles…) para que no sea mucho.
Foto: Una papilla y una pantalla. (iStock) Opinión

La Organización Mundial de la Salud señala que actualmente hay 39 millones de niños menores de cinco años con obesidad o sobrepeso. Unas cifras, sin duda, preocupantes que todavía lo son más cuando tratamos de especular acerca de la salud de esos menores cuando lleguen a la edad adulta. Un futuro en el que, según Estefanía Ramo, nutricionista especializada en dietética y tecnología de los alimentos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), incluiría problemas en su estado de salud físico y mental, siempre y cuando el entorno de esos niños no hiciera nada por mejorar su alimentación y promover el ejercicio físico. "Diabetes tipo 2, hipertensión, hipercolesterolemia, diversas cardiopatías, ictus, problemas de fertilidad, fatiga, dolor muscular, problemas de articulaciones y espalda, dificultad para moverse por sí solos, probabilidad de depresión, riesgo de aislamiento social o baja autoestima son algunas de las patologías que podrían desarrollar pasados unos años", remarca la experta.

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