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¿Cómo acabar con el síndrome del comedor nocturno?
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ATRACONES DESPUÉS DE LA CENA

¿Cómo acabar con el síndrome del comedor nocturno?

Dar fin a un bote de helado cada noche no es una costumbre que se deba pasar por alto. Si te identificas con ella, es posible que tu relación con la comida no vaya por buen camino

Foto: El comedor nocturno puede llegar a consumir el 25% de su ingesta diaria después de la cena. (iStock)
El comedor nocturno puede llegar a consumir el 25% de su ingesta diaria después de la cena. (iStock)

Levantarse de madrugada y abalanzarse sobre la nevera como si no hubiera un mañana o darse un premio en forma de carbohidratos antes de irse a dormir son conductas que pueden convertirse en un problema más serio de lo que parece. Este comportamiento, descrito por los expertos, se conoce como síndrome del comedor nocturno. El que lo padece "puede llegar a consumir entre el 25% y el 35% del total de las calorías diarias ingeridas después de la cena o en mitad de la noche, al menos dos veces a la semana", señala Elena Poto Joana, nutricionista en el centro ITEM, especialistas en trastornos de la conducta alimentaria.

Los afectados por el síndrome comen el 25% de la ingesta diaria después de la cena

"El síndrome del comedor nocturno (SCN) -detalla la experta- hace referencia a un trastorno, recogido en el DSM-5 (las siglas en inglés del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, edición 5) como un trastorno alimentario no especificado, que se conceptualiza como un retraso circadiano en la ingesta de alimentos, evidenciado por hiperfagia vespertina".

Muy cerca del trastorno por atracón

A simple vista, este comportamiento parece estar relacionado con el trastorno por atracón. De hecho, según el psiquiatra Suat Kucukgoncu, el SCN se suele presentar en los pacientes diagnosticados con trastorno por atracón, representando entre un 15% y un 44% de ellos.

placeholder El síndrome del comedor nocturno es muy similar al trastorno por atracón. (iStock)
El síndrome del comedor nocturno es muy similar al trastorno por atracón. (iStock)

La experta apunta una serie de similitudes y matices diferenciadores entre ambas patologías, tanto respecto a la sintomatología como a su impacto en la salud:

  • En ambos se producen episodios de atracones, aunque en el síndrome del comedor nocturno la cantidad ingerida y la frecuencia es menor.
  • Ambos tienen predominancia en pacientes con sobrepeso y obesidad, aunque también pueden darse en sujetos con normopeso.
  • Normalmente, en ambos se consumen alimentos considerados “prohibidos” durante el episodio de atracón, como bollería, pan, galletas o pizza.
  • Este consumo de alimentos “prohibidos” viene propiciado, normalmente, por una restricción previa de dichos alimentos.
  • En ambos es habitual que se produzca una restricción calórica a lo largo del día que justifica la ingesta compulsiva de alimentos a última hora.

Un síndrome 'de segunda'

Ni la comunidad científica ni la población en general parece que le presten la atención que realmente requiere este trastorno. Por un lado, a pesar de que ya fue descrito por primera vez en 1955 por el doctor Albert Stunkard, "es un trastorno poco estudiado", asegura Poto. Quizá, por eso, "aún no se conocen bien las causas que lo desencadenan".

Foto: Foto: Unsplash.

Ahora bien, a pesar de la escasez de literatura científica al respecto, sí hay diversos estudios que "sugieren una asociación entre este síndrome y una desregulación del eje hipotálamo-pituitaria-adrenal, que se encarga de controlar la respuesta al estrés mediada por el cortisol. Este eje -explica la especialista- participa en la regulación de los ritmos circadianos propios que regulan diversas funciones psicológicas y metabólicas, como los mecanismos de hambre y saciedad o el ciclo de vigilia-sueño".

Otros estudios relacionan este trastorno con "una cierta predisposición genética, así como con factores ambientales y socioculturales. Además, su inicio se relaciona con trastornos de ansiedad o depresión", puntualiza Elena Poto Joana.

Es más prevalente entre los universitarios debido a un patrón de alimentación más desorganizado

Más allá de la influencia del ADN y de los aspectos externos que podrían favorecer el desarrollo de este problema, la nutricionista señala la existencia de evidencias aportadas por numerosos autores acerca de la prevalencia de este trastorno en determinados colectivos y situaciones. Así, según los resultados de algunos estudios, parece que "este trastorno se da de forma más prevalente en pacientes con obesidad y/o candidatos a cirugía bariátrica (2-20%). También se han encontrado datos de prevalencia mayores entre estudiantes universitarios, en torno al 4%, debido al elevado nivel de estrés, al presentar un patrón del sueño alterado, trasnochar y tener un patrón de alimentación más desorganizado", asegura la experta, quien además incluye dos circunstancias que podrían estar relacionadas con el SCN: el abuso de sustancias como el alcohol, el tabaco o el cannabis y la presencia de trastornos mentales asociados.

Un problema real muy bien enmascarado

La población en general no parece encontrar nada patológico en los atracones nocturnos. Y es, precisamente, esta visión permisiva lo que constituye "uno de los mayores problemas al que se enfrentan los individuos con SCN, ya que no son conscientes de su problema, y esto hace que no reciban una atención de salud mental adecuada, lo cual puede agravar el diagnóstico".

placeholder Muchas personas no reciben la atención adecuada porque no son conscientes de su problema. (iStock)
Muchas personas no reciben la atención adecuada porque no son conscientes de su problema. (iStock)

La nutricionista enumera una serie de comportamientos que alertan de que se podría estar fraguando un trastorno de la conducta alimentaria casi sin darnos cuenta:

  • Despertarse sin hambre. La persona no desayuna y retrasa su ingesta varias horas, estando incluso sin comer hasta que no llega la noche.
  • Hacer dietas durante el día, restringiendo la cantidad de calorías consumidas y preocupándose por lo que come.
  • Tener un bajo estado de ánimo que empeora en las horas finales del día.
  • Padecer problemas para dormir, tanto para conciliar como mantener el sueño. Esto hace que sufran cansancio, labilidad emocional y alteraciones psicológicas.

El día después: falta de apetito y sentimiento de culpa

Además de la ingesta nocturna e incontrolada, las personas con este síndrome muestran un comportamiento y experimentan unas emociones que configuran un cuadro específico de esta patología. Por un lado, tal y como describe la nutricionista, "realizan ingestas excesivas por la noche, o bien se levantan durante la madrugada para consumir gran cantidad de comida, lo cual interrumpe su descanso. En consecuencia, se generan alteraciones del sueño, tanto para conciliarlo como para mantenerlo, por lo que el sueño no es reparador ni de calidad. La persona se encuentra cansada, empeora su rendimiento, se reduce su capacidad para pensar con claridad y disminuye su memoria. Además, muchos de ellos creen que no podrán volverse a dormir si no consumen alimentos".

Al día siguiente, "no suelen desayunar por falta de hambre, lo que se conoce como anorexia matutina. Sin embargo, su apetito aumenta conforme avanza el día, llegando a sentir urgencia por ingerir alimentos en la noche".

Foto: Trastornos alimentarios (iStock)

A la fatiga, el cansancio y la inapetencia se une el arrepentimiento y el sentimiento de culpa, ya que "existe conciencia y recuerdo de la ingesta, la cual suele ser en su mayoría de alimentos no saludables", apostilla Poto.

Además, "el SCN se relaciona con una mayor prevalencia de obesidad, considerada factor de riesgo para numerosas patologías como la diabetes, la hipertensión y enfermedades cardiovasculares. Y, a nivel emocional, suele ir asociado con baja autoestima, ansiedad y depresión", señala la experta en nutrición, quien aconseja que si la persona describe un comportamiento que encaja con lo descrito a lo largo de dos meses, lo más conveniente sería "acudir a un especialista para que pudiera valorar el caso y proporcionarle ayuda".

La clave está en el abordaje personalizado

Probada la repercusión a todos los niveles que tiene el síndrome, "la psicoterapia se vuelve imprescindible para ayudar a reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente", apunta Poto Joana. Y puntualiza: "Dentro de la psicoterapia, los estudios muestran que la terapia cognitivo conductual es la herramienta más efectiva". Además, considera que este tratamiento debería ir acompañado de "una intervención nutricional mediante el empleo de educación nutricional para romper mitos sobre alimentos buenos y malos, o ayudar al paciente con la estructuración de las ingestas y de los horarios, ya que suelen estar alteradas".

Foto: Comer en exceso se debe a una desregulación emocional. (iStock)

Ahora bien, lo fundamental para la experta es el enfoque individualizado: "Si bien es cierto que la restricción calórica que se da en estos pacientes a lo largo del día es un factor predisponente y se debe trabajar en ella, también lo es que el tratamiento se ha de adaptar al contexto y las particularidades propias de cada paciente".

Levantarse de madrugada y abalanzarse sobre la nevera como si no hubiera un mañana o darse un premio en forma de carbohidratos antes de irse a dormir son conductas que pueden convertirse en un problema más serio de lo que parece. Este comportamiento, descrito por los expertos, se conoce como síndrome del comedor nocturno. El que lo padece "puede llegar a consumir entre el 25% y el 35% del total de las calorías diarias ingeridas después de la cena o en mitad de la noche, al menos dos veces a la semana", señala Elena Poto Joana, nutricionista en el centro ITEM, especialistas en trastornos de la conducta alimentaria.

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