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Dieta atlántica: cómo seguirla y aprovechar sus grandes beneficios
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Dieta atlántica: cómo seguirla y aprovechar sus grandes beneficios

La variedad y calidad de nuestra gastronomía son incuestionables. Sin embargo, la dieta mediterránea ha arrinconado a otras como la atlántica, la cual no tiene nada que envidiar

Foto: El marisco y el pescado son dos de los principales grupos de alimentos de la dieta atlántica. (iStock)
El marisco y el pescado son dos de los principales grupos de alimentos de la dieta atlántica. (iStock)

Ni la península ibérica está bañada solo por el mar Mediterráneo, ni su población se alimenta solo y exclusivamente siguiendo las pautas de la afamada dieta mediterránea. Y es que existen otros patrones alimentarios como la dieta atlántica, la cual reúne numerosas y valiosas cualidades que, por la razón que sea, no son tan conocidas como las mediterráneas y que vale la pena poner sobre la mesa.

Así (de bien) comen los de la costa norte

Con el ánimo de estudiar, investigar y difundir la dieta atlántica entre la población, en 2007, la Universidad de Santiago de Compostela decidió crear la Fundación Dieta Atlántica, institución que ha tomado la iniciativa de impulsar estas pautas dietéticas más allá de sus límites geográficos de origen, los cuales hay quien circunscribe al noroeste de España y norte de Portugal, mientras que otros los extienden mucho más, abarcando desde tierras lusas hasta Noruega, a lo largo de la costa atlántica europea, unos 8.000 kilómetros.

Los alimentos de proximidad y de temporada son los dos pilares de la dieta atlántica

Sea su delimitación territorial más reducida o más amplia, la cuestión es que sus pautas dietéticas se basan en la misma idea, dar prioridad "al producto de temporada y de proximidad". Al menos, así lo afirma la doctora Mª Ángeles Romero, catedrática del Área de Tecnología de los Alimentos y Directora de la Cátedra Do Pan e Do Cereal de la Universidad de Santiago de Compostela, quien considera que la principal cualidad de la dieta atlántica es "la inclusión de alimentos de proximidad y temporada, frescos y mínimamente procesados, así como la práctica de técnicas de cocción saludables".

placeholder Los alimentos de proximidad y de temporada son la base de la dieta atlántica. (iStock)
Los alimentos de proximidad y de temporada son la base de la dieta atlántica. (iStock)

Precisamente, estos dos pilares son los responsables de que "la dieta atlántica impacte favorablemente sobre la sostenibilidad y, por tanto, en el medioambiente", infiere la catedrática.

Menos frutas y frutos secos, y más pescado y marisco

En la cocina de un comedor de esta dieta encontraríamos sobre todo "pescados y mariscos, verduras y hortalizas, frutas, cereales (pan con grano entero), patatas, castañas, nueces y leguminosas", enumera Romero. Y añade: "Tampoco faltarían leche y derivados lácteos, en especial quesos, o carne de cerdo, vacuno, caza y aves, así como aceite de oliva".

Foto: Adelgaza con la dieta atlántica. (shche_ team para Unsplash)

De modo que, si comparásemos esta despensa con otra propia de la dieta mediterránea, la principal diferencia sería que la norteña "presenta un mayor consumo de pescados y mariscos, carne, lácteos, patatas y pan, y un menor consumo de frutas y frutos secos", señala la experta.

Esta combinación de alimentos, así como sus proporciones, hacen de esta dieta otra excelente opción de alimentación cardiosaludable, junto con su prima hermana, la mediterránea, según la Fundación Española del Corazón.

La dieta atlántica presenta mayor consumo de pescado y marisco que la mediterránea

En esta misma línea se posiciona Romero, quien defiende que "alimentarse correctamente traería asociado una reducción de las enfermedades, sobre todo de las no transmisibles (cardiovascular, diabetes, cáncer...). Aunque -completa- la alimentación debería ir siempre acompañada de un estilo de vida saludable, esto es, práctica de ejercicio físico, que el agua sea la bebida habitual, dormir las horas adecuadas y estar en un equilibrio mental adecuado".

Decálogo de la Dieta Atlántica

Aunque es indudable que la dieta mediterránea es más conocida, llevándose la mayor parte del protagonismo entre la población, lo cierto es que pronto hará dos décadas que se habla de ella en los foros científicos. Fruto de los debates celebrados a lo largo de estos años, han surgido textos tan interesantes como el Decálogo de la Dieta Atlántica, redactado en 2006 en el seno del II Congreso Internacional de la Dieta Atlántica, y que recoge 10 recomendaciones para llevarla a cabo correctamente:

placeholder Se recomienda el consumo de marisco tres o cuatro veces a la semana. (iStock)
Se recomienda el consumo de marisco tres o cuatro veces a la semana. (iStock)
  1. Consumo muy elevado de pescados (de mar y de río) y mariscos (moluscos y crustáceos) que constituyen la gran reserva natural del Atlántico. Se recomienda el consumo de pescado y marisco de tres a cuatro veces a la semana en las diferentes etapas de la vida.
  2. Consumir alimentos vegetales en abundancia: cereales, patatas y legumbres. Las dietas ricas en estos alimentos constituyen la mejor manera de conseguir un perfil calórico recomendado en el que un 50% de la energía total consumida lo sea en forma de hidratos de carbono complejos, así como para favorecer un mayor aporte de fibra alimentaria.
  3. Consumo elevado de frutas y hortalizas. Se recomienda entre las primeras el consumo de una amplia variedad de las mismas, especialmente manzanas y cítricos. De entre las segundas, es conveniente mantener el consumo de las del género Brassica, de acuerdo a los hábitos de producción y consumo (repollo, berzas, grelos y nabizas), además de judías, pimientos, cebollas, zanahorias, guisantes y ajos.
  4. Utilización de aceite de oliva como principal grasa culinaria, especialmente como aderezo en crudo.
  5. Consumir diariamente productos lácteos. Son excelentes fuentes de proteínas de alto valor biológico, minerales (calcio, fósforo, etc) y vitaminas. Adicionalmente, el consumo de leches fermentadas está asociado a una serie de beneficios para la salud al aportar microorganismos capaces de mejorar el equilibrio de la microflora intestinal.
  6. El consumo de carnes es importante y debe hacerse con moderación. Aunque es un grupo muy heterogéneo, en general aportan proteína de muy alto valor biológico, hierro altamente utilizable y equivalentes de niacina. El consumo excesivo puede ser perjudicial para la salud. Es recomendable, siempre que se pueda, que se consuman las magras, y formando parte de platos a base de verduras, legumbres o patatas.
  7. Se recomienda la ingesta abundante de líquidos, prioritariamente agua como bebida de excelencia. El vino se ha de tomar a través de un consumo moderado, responsable e inteligente, y con las comidas.
  8. Gusto por la sencillez en la preparación de los alimentos, para mantener la calidad de las materias primas y, por tanto, el valor nutritivo. El empleo de la cocción, la plancha, la fritura en aceite de oliva o las técnicas de empanado no desvirtúan las características organolépticas y nutritivas de las materias primas de la dieta atlántica.
  9. Mantenimiento de los hábitos alimentarios tradicionales atlánticos. Saber comer y disfrutar de ello.
  10. Realizar actividad física todos los días, ya que es tan importante como comer adecuadamente.
Foto: Pulpo a feira. (iStock)

Ni la península ibérica está bañada solo por el mar Mediterráneo, ni su población se alimenta solo y exclusivamente siguiendo las pautas de la afamada dieta mediterránea. Y es que existen otros patrones alimentarios como la dieta atlántica, la cual reúne numerosas y valiosas cualidades que, por la razón que sea, no son tan conocidas como las mediterráneas y que vale la pena poner sobre la mesa.

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