¿Debería hacerme un análisis de la microbiota intestinal?
La información de un test sobre los microorganismos que viven en el intestino es, sin duda, valiosa. Pero ¿hasta dónde llega su capacidad para detectar, tratar o frenar enfermedades?
De un tiempo a esta parte, términos como flora intestinal, microbiota o microbioma se han colado en las conversaciones cotidianas de la gente junto a otros conceptos como índice glucémico o calorías vacías. La cuestión es que, en demasiadas ocasiones, su uso no es del todo correcto. Además, los avances científicos en torno a los microorganismos alojados en nuestro aparato digestivo son cada día más sorprendentes, se suceden con mayor rapidez y gozan de más credibilidad, lo que les confiere una gran simpatía por parte de la sociedad.
El análisis de microbiota es una prueba que se hace examinando las heces
Los estudios acerca de la conexión existente entre la salud física y mental y el equilibrio de la población bacteriana localizada en el intestino han revelado valiosas conclusiones que, sin duda, determinarán a medio y largo plazo la forma de abordar la detección y tratamiento de múltiples enfermedades.
Precisamente, una de las técnicas que está ganando más adeptos en los últimos meses es el análisis de la microbiota intestinal que, para empezar, no es tal, ya que "en realidad, lo que se examina no son los microorganismos del intestino, sino las heces, es decir, la microbiota fecal", puntualiza Sari Arponen, doctora en Ciencias Biomédicas por la Universidad Complutense de Madrid, profesora universitaria y experta en microbiota. "El test nos da una idea de cómo está la microbiota intestinal, pero no es completa ni mucho menos. Aun así -añade la experta-, es la técnica que hoy en día se utiliza para inferir cómo está la microbiota intestinal".
¿Qué información se obtiene del análisis de la microbiota?
La experta distingue entre los análisis de la microbiota en sí y otros datos que a menudo se incluyen en los análisis de heces: "En cuanto al primero, hay dos técnicas diferentes: una se basa en secuenciar un gen concreto que tienen las bacterias y las arqueas (para los hongos y los protozoos se usan otros diferentes), y otra, en determinar todo el material genético presente en la muestra. La segunda da más información y permite identificar también hongos, virus y protozoos. Sin embargo, hay una gran cantidad de material genético que pertenece a microorganismos que todavía no han sido identificados y, por lo tanto -aclara la experta-, siempre habrá una parte de la composición de la microbiota en las heces que no podemos identificar. Con estas técnicas, podremos saber qué cantidades hay de diferentes tipos de microorganismos".
Además, "en los análisis de heces se pueden buscar marcadores de inflamación, permeabilidad, función pancreática, metabolitos, ácidos biliares… También se pueden cultivar con técnicas clásicas de la microbiología o buscar parásitos al microscopio", añade.
¿Se merece tanta expectación?
Tantas son las bondades atribuidas a la información de la microbiota que su análisis está generando una gran curiosidad y de su aplicación se esperan importantes resultados. Sin embargo, a día de hoy, ¿realmente el alcance de su utilidad es tan valioso como se cree?
EL desequilibrio de la microbiota por sí solo no permite diagnosticar una enfermedad concreta
La pregunta que muchas personas se hacen sería: ¿es posible detectar enfermedades a través de los resultados de un test de la microbiota? Lo cierto es que "a día de hoy no podemos afirmar esto", asegura rotunda la experta. "Un estudio completo de marcadores en heces nos permite detectar una parasitosis, por ejemplo, pero el desequilibrio de la microbiota por sí solo no permite diagnosticar una enfermedad concreta, aunque hay ciertas alteraciones que pueden ser más frecuentes en un cuadro patológico concreto", advierte.
Solicitarlo solo si un profesional lo cree necesario
En el caso de los test de microbiota intestinal confluyen dos aspectos. Por un lado, el innegable halo de ser parte de un movimiento saludable que acompaña todo lo relacionado con la microbiota; y por otro, que, efectivamente, la ciencia está corroborando en cada estudio e investigación que se publica cómo el equilibrio de las colonias bacterianas afecta e incluso determina el estado de nuestra salud en múltiples aspectos.
Así las cosas, es lógico que mucha gente se suba al carro de los análisis de microbiota. Ahora bien, ¿son necesarios?, ¿está justificado su uso? Y, en última instancia, ¿es recomendable hacerse uno, tanto si se está sano como si se sospecha de que se padece algún tipo de patología? Las respuestas a todas estas cuestiones se inclinan hacia el "no". Al menos, así lo manifiesta la experta: "Yo no recomendaría que nadie se hiciera una prueba complementaria por su cuenta sin una valoración previa por un profesional. Por ejemplo, imaginemos que una persona tiene un SIBO (Small Intestine Bacterial Overgrowth, conjunto de síntomas digestivos que se dan cuando se produce un aumento anormal de la población bacteriana en el intestino delgado) o un parásito: tendrá que tratarse primero este cuadro". Y añade: "El estudio de microbiota que se hubiera hecho ya no sería válido después del tratamiento, porque la microbiota habría cambiado. Por otro lado, es importante una buena historia clínica y diagnosticar también otros problemas, como por ejemplo la celiaquía, y para esto, el estudio de la microbiota fecal no sirve".
En definitiva, Arponen solo recomendaría estos análisis cuando un profesional especializado en el abordaje de la microbiota, después de una valoración personalizada exhaustiva, así lo considerara.
Además, en el caso de que sometiéramos nuestras heces a este tipo de examen, a la hora de valorar los resultados, "habría que tener en cuenta que la microbiota puede variar de forma relativamente rápida, según la alimentación, y muchas otras cuestiones del estilo de vida, si bien es cierto que puede haber un core de microbiota que se mantenga más o menos estable. Las pruebas serán necesarias, de nuevo, según lo estime el profesional que nos atienda", recalca la experta.
De un tiempo a esta parte, términos como flora intestinal, microbiota o microbioma se han colado en las conversaciones cotidianas de la gente junto a otros conceptos como índice glucémico o calorías vacías. La cuestión es que, en demasiadas ocasiones, su uso no es del todo correcto. Además, los avances científicos en torno a los microorganismos alojados en nuestro aparato digestivo son cada día más sorprendentes, se suceden con mayor rapidez y gozan de más credibilidad, lo que les confiere una gran simpatía por parte de la sociedad.