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Exceso de azúcar o de sal: ¿qué es peor para nuestro cuerpo?
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DIFÍCIL ELECCIÓN

Exceso de azúcar o de sal: ¿qué es peor para nuestro cuerpo?

Ambos alimentos son necesarios para el organismo, pero también pueden provocar graves enfermedades. Todo depende de la dosis y la frecuencia con que los consumamos

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

Seamos o no expertos en nutrición, a estas alturas, la intuición nos dice que ni una cosa ni la otra deben ser muy saludables. El abuso, tanto del azúcar como de la sal, es uno de los hábitos más extendidos y enquistados en la sociedad actual. Primero fue la sal. Hace unas décadas, este condimento se convirtió en la fuente de todos los males, especialmente de los relacionados con las enfermedades cardiovasculares. Unos años después, el azúcar le robó parte del protagonismo convirtiéndose en el alimento que debíamos eliminar, o cuando menos, limitar, de cualquier dieta sana y equilibrada.

Más de dos cucharadas de azúcar al día ya es demasiado

Los españoles superamos con creces esa dosis. De hecho, tal y como apunta el doctor Juan Carlos Percovich, endocrino del Hospital Ruber Internacional, "en España se consume de media, más de cuatro veces lo que se necesita, es decir 111 g, siendo la cantidad de azúcar recomendable menos de 25 g.". El problema añadido es que muchas veces, "no nos damos cuenta del azúcar que tomamos, ya que puede estar de forma no explícita en las salsas comerciales, zumos envasados, lácteos etc.", añade el experto.

El azúcar no sería necesaria para el funcionamiento del organismo. Lo que sí requiere es glucosa

La factura que se paga por la ingesta desmedida de azúcar no es pequeña, y se relaciona directamente con el riesgo de desarrollar sobrepeso u obesidad. "El porcentaje de personas con sobrepeso en España oscila entre el 31 y el 45% de la población, lo que significa, entre otras cosas, que existe una clara tendencia a desarrollar enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial y diabetes mellitus tipo 2. Por lo que, "las personas sedentarias y con cierta tendencia a tener sobrepeso, deberían reducir la energía obtenida por los azúcares. También los pacientes con diabetes deberían consumir muy poca azúcar y si es posible, la deberían evitar", advierte el experto quien añade que el exceso de azúcar también "produce un aumento de los niveles de insulina, hormona que junto a la leptina (hormona que inhibe el hambre) y la grelina (que induce al hambre), regulan el apetito, por lo que el consumir azúcar, por lo menos en parte, podría contribuir a consumir mayor cantidad y esto interpretarlo como necesidad".

placeholder La ingesta desmedida de azúcar está relacionada con la obesidad y el sobrepesos. (iStock)
La ingesta desmedida de azúcar está relacionada con la obesidad y el sobrepesos. (iStock)

Además, puede generar problemas dermatológicos, caries dental e incluso, "se especula sobre la posibilidad de que produzca alteraciones de la memoria, del estado del ánimo y ciertas actitudes adictivas", sintetiza Percovich.

Foto: Existen tres tipos de azúcares: libres, añadidos e intrínsecos. (iStock)

Esta retahíla de patologías conforman los riesgos que supone el consumo por encima de la recomendación de la OMS (25 g diarios). La buena noticia es que por debajo de tal cantidad, "su ingesta no debería suponer mayor peligro para la salud. De forma práctica se puede representar como dos cucharadas soperas de azúcar o un vaso de bebida azucarada de 250 ml.", apunta el facultativo.

¿Necesitamos azúcar para vivir?

Más allá de la cantidad máxima recomendada para evitar problemas de salud a medio y largo plazo, la cuestión es si nuestro organismo necesita azúcar para su correcto funcionamiento, porque, si no es así, ¿bastaría con dejar de añadir azúcar en la cocina para evitar la lista de enfermedades mencionadas por el doctor? Lamentablemente no es tan sencillo. Y es que, como veremos, su consumo no es fácil de controlar.

Por un lado, "el azúcar, como tal, no sería necesaria para el cuerpo humano", afirma rotundo es experto. Ahora bien, a continuación desarrolla y matiza tal aseveración: " ...pero lo que sí necesita es glucosa, la cual se puede obtener de diferentes fuentes, como por ejemplo, los cereales, las legumbres, las frutas y los vegetales". Y añade: "Necesitamos que el 60 % de las calorías de la dieta diaria procedan de los carbohidratos. El azúcar de mesa o sacarosa es un tipo de hidrato de carbono y su principal función es la de aportar energía de uso inmediato, por eso, se le considera como un hidrato de absorción rápida. Además, sirve para edulcorar los alimentos. Hay ciertos colectivos que la necesitan más que otros, por ejemplo, los deportistas y, por otro lado, son parte de una dieta equilibrada, siempre y cuando representen un pequeño porcentaje de la misma".

Niveles bajos de azúcar, tampoco es lo mejor

Sabemos cómo reacciona el organismo cuando la ingesta de azúcar sobrepasa de forma continuada los 25 g diarios recomendados, pero ¿qué ocurre si nos quedamos cortos? ¿Es saludable eliminar totalmente el azúcar de la dieta?

Necesitamos que el 60% de las calorías de la dieta diaria procedan de los carbohidratos

En este punto, el experto hace referencia a lo que en medicina se conoce como la tríada de Whipple (baja concentración de glucosa en sangre, síntomas de hipoglucemia y mejoría de los síntomas una vez se normaliza la glucemia). "Cuando se registra un valor bajo de glucosa en sangre y se refieren síntomas como taquicardia, dolor de cabeza y ansiedad que se resuelven a los pocos minutos cuando se ingiere glucosa, hablamos de un déficit real de azúcar", explica Percovich.

Los males del consumo excesivo de sal

De la mano del azúcar, y en el contexto de los alimentos que conviene consumir con control, encontramos la sal. La malignidad de las patologías asociadas a su consumo no tiene nada que envidiar a las que provoca el azúcar, entre ellas, hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares, como los infartos cerebrales y cardíacos. "También predispone a padecer osteoporosis, cálculos renales, e incluso se ha relacionado con ciertos tipos de neoplasias (tumores), como la de estómago. Sin embargo, -apostilla el doctor- lo que no se debe hacer es dejar de consumirla, aunque siempre en las cantidades recomendadas".

placeholder El abuso de sal puede provocar tensión arterial alta. (iStock)
El abuso de sal puede provocar tensión arterial alta. (iStock)

Y es que, la sal, en su justa medida, es fundamental para mantener un buen estado de salud. "Se encarga de que nuestro organismo se encuentre en equilibrio, por ejemplo para un balance adecuado de agua y sodio en el cuerpo, del funcionamiento de los músculos y del sistema nervioso", resume el experto. Además, "se ha incorporado el iodo (sal iodada) para que exista un buen funcionamiento de la glándula tiroidea".

El mayor peligro no está en el salero

En general, la cantidad de sal que no deberíamos superar es de 5 g de sal (2 g de sodio) al día, lo que viene a ser una cucharadita. Ahora bien, la dificultad para acatar la prescripción de la OMS no es pequeña, ya que, la mayor parte de la cantidad de sal que consumimos procede de los alimentos procesados, no de la sal de mesa. "En España se consume más de cuatro veces la cantidad de sal recomendada por la OMS y el 75 % de esta cantidad es debida al consumo de alimentos procesados", sostiene Percovich.

Foto: Cada vez son más las personas hipertensas de menos de 30 años. (iStock)

Dado que es complicado, por no decir imposible, evitar la sal incluida en los alimentos procesados, nos queda la opción de reducir la sal que echamos en la preparación de las comidas o la que añadimos, por ejemplo, a las ensaladas. La adopción de este hábito es especialmente importante en el caso "de las personas que padecen hipertensión arterial o aquellas que sufren enfermedades cardiovasculares. También cuando se tienen antecedentes de cálculos renales u osteoporosis", advierte el experto.

Seamos o no expertos en nutrición, a estas alturas, la intuición nos dice que ni una cosa ni la otra deben ser muy saludables. El abuso, tanto del azúcar como de la sal, es uno de los hábitos más extendidos y enquistados en la sociedad actual. Primero fue la sal. Hace unas décadas, este condimento se convirtió en la fuente de todos los males, especialmente de los relacionados con las enfermedades cardiovasculares. Unos años después, el azúcar le robó parte del protagonismo convirtiéndose en el alimento que debíamos eliminar, o cuando menos, limitar, de cualquier dieta sana y equilibrada.

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