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Vitamina K: esa gran desconocida y, sin embargo, tan importante
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Vitamina K: esa gran desconocida y, sin embargo, tan importante

Para muchos, conocer la vitamina K es una asignatura pendiente. Sin embargo, de ella dependen funciones como la coagulación de la sangre. Su déficit no es un asunto menor

Foto: La vitamina K es fundamental en el proceso de coagulación de la sangre. (iStock)
La vitamina K es fundamental en el proceso de coagulación de la sangre. (iStock)

Con más o menos rigor, la mayoría de la gente sabe para qué sirven y dónde podemos encontrar la vitamina C o la vitamina D. Ahora bien, ¿se podría afirmar lo mismo de otros micronutrientes, como la vitamina K? Lo más probable es que no. Sin embargo, sus funciones son tan importantes como las de sus hermanas, las vitaminas C, D o E. Tanto es así que, sin duda, merece la pena conocer con más detalle por qué la necesitamos y qué alimentos la contienen.

Peculiaridades de una vitamina ninguneada

Antes de entrar en materia, el profesor de Neurociencias y Nutrición Clínica en ICNS Instituto de Posgrado, Alfonso Bordallo, resume con claridad qué es exactamente la vitamina K. Y es que este micronutriente "en realidad hace referencia a distintas sustancias químicas estructuralmente relacionadas que pueden ser naturales o sintéticas. Hay dos formas naturales principales de vitamina K: vitamina K1 (filoquinona), presente en distintos vegetales de hoja verde; y vitamina K2 o menaquinona, que encontramos en algunos productos animales como carnes, huevos, algunos lácteos y fermentados. De hecho -añade el experto-, hay subtipos de esta vitamina. Entre los más estudiados están la vitamina K2-MK4 y la vitamina K2-MK7".

¿Para qué necesitamos vitamina K?

Sin desmerecer la importancia del resto de nutrientes, que la tienen, lo cierto es que la vitamina K es clave en algo tan primordial como la coagulación de la sangre. De hecho, su participación es crucial para que "el hígado produzca cuatro factores de coagulación fundamentales (factores K-dependientes)", sostiene el doctor Álvaro Campillo, profesor de medicina en la UCAM y director del Máster de Nutrición Clínica y Endocrinología en ICNS Instituto de Posgrado. "Sin ella -continúa-, se pierde el control principal de la hemorragia. Además, tiene una función secundaria en cuanto a la salud ósea, al ayudar, junto con la vitamina D, a la fijación del calcio en los huesos".

La vitamina K es fundamental para la coagulación de la sangre y la salud ósea

Ahora bien, ¿qué cantidad requiere el organismo al día para que esas funciones se desarrollen correctamente? Según Campillo, "la ingesta adecuada diaria en adultos está en torno a 90-120 mcg/día, y en niños, entre 30 mcg/día en los menores de 4 años y 55 mcg en mayores de esa edad.

Espinacas, huevos, carne... Ahí la podemos encontrar

El aporte diario de vitamina K no es difícil de conseguir llevando una dieta variada y equilibrada, puesto que podemos obtenerlo a través de la ingesta de alimentos, tanto de origen vegetal como animal. Así, el profesor Álvaro Campillo destaca como los más ricos en esta sustancia "los vegetales de hoja verde, como, por ejemplo, las crucíferas, espinacas o la lechuga; y los aceites vegetales y la soja. En cuanto a los del reino animal, "es posible obtener vitamina K de los huevos, quesos y carnes".

placeholder Las verduras de hoja verde, como las espinacas, son fuente de vitamina K. (iStock)
Las verduras de hoja verde, como las espinacas, son fuente de vitamina K. (iStock)

Ahora bien, como sucede con otras vitaminas y minerales, es importante saber si su absorción puede verse alterada por la presencia de otros nutrientes que la dificulten. En este caso, según Campillo, "su absorción, más que depender de algún otro componente de la alimentación, está supeditado a una correcta secreción de bilis por parte del hígado, dado que es una vitamina liposoluble y necesita de la bilis para emulsionarse y poder ser metabolizada y absorbida correctamente".

¿Y si no llegamos a la cantidad mínima recomendada?

Si los niveles de vitamina K no se ajustan a lo aconsejable nos exponemos a una situación, cuando menos, preocupante. Y es que "cuando tenemos déficit, algo que ocurre, por ejemplo, si tomamos Sintrom (medicamento anticoagulante), nuestra sangre estará más fluida y no coagulará de forma normal, por lo que debemos evitar traumatismos, heridas y cualquier situación que nos pudiera hacer sangrar, ya que conllevaría un grave riesgo potencial de no controlar la hemorragia", advierte Campillo.

Foto: Alimentos ricos en vitamina K. (iStock) Opinión
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El profesor de la UCAM (Universidad Católica San Antonio de Murcia) distingue dos grupos de patologías relacionadas con esta carencia:

  • Aquellas en las que existe malabsorción intestinal (enfermedades inflamatorias intestinales, parásitos…).
  • Aquellas en las que se aprecia una alteración en la producción de bilis u obstrucción para su llegada al intestino (colangitis aguda, obstrucciones de la vía biliar, cánceres de la cabeza del páncreas…).

En una situación de déficit de vitamina K, el control de las hemorragias está en riesgo

Por su parte, Alfonso Bordallo añade que "pese a que las deficiencias son muy raras, y en mi conocimiento no se fortifican alimentos con vitamina K en prácticamente ningún país del mundo (salvo para animales), esto no implica que no pueda existir un beneficio de suplementar vitamina K en algunas personas. Por ejemplo, podría ser positivo para la salud ósea de mujeres con menopausia".

placeholder El déficit de vitamina K pone el riesgo el control de una hemorragia. (iStock)
El déficit de vitamina K pone el riesgo el control de una hemorragia. (iStock)

Además, "también algunas personas podrían beneficiarse a nivel cardiometabólico de suplementarse con vitamina K1. Algunos estudios mendelianos han mostrado una relación entre los niveles circulantes de K1 de las personas y un menor riesgo de diabetes tipo 2. Sin embargo, deben realizarse estudios de intervención con una población y duración suficiente para extraer conclusiones más sólidas", sostiene Bordallo.

Sin peligro de sobrevitaminarse

En el extremo opuesto, el exceso de vitamina K (hipervitaminosis), "es prácticamente imposible, al menos a través solo de la alimentación", afirma contundente Álvaro Campillo.

Foto: Foto: iStock.

Según el experto, "para llegar a esa situación, deberíamos ingerir megadosis diarias y de forma crónica de suplementos de vitamina K, siendo sus principales consecuencias la anemia hemolítica, ictericia y fallo hepático".

Con más o menos rigor, la mayoría de la gente sabe para qué sirven y dónde podemos encontrar la vitamina C o la vitamina D. Ahora bien, ¿se podría afirmar lo mismo de otros micronutrientes, como la vitamina K? Lo más probable es que no. Sin embargo, sus funciones son tan importantes como las de sus hermanas, las vitaminas C, D o E. Tanto es así que, sin duda, merece la pena conocer con más detalle por qué la necesitamos y qué alimentos la contienen.

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