Para adelgazar, ¿basta con quemar más calorías de las que se consumen?

A pesar de que existen más planes de adelgazamiento de los que podemos imaginar, la mayoría de ellos tienen algo el común, la restricción calórica como primera medida para bajar peso. Y es que, el requisito imprescindible para eliminar los kilos extra que hemos ido acumulando, es generar déficit calórico, esto es, "ingerir menos calorías de las que nuestro cuerpo necesita para estar activo durante todo el día", apunta Rubén Bravo, experto en nutrición y portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).

Si el gasto calórico es mayor que las calorías que consumimos, se produce el déficit calórico

"El número de calorías que necesita nuestro cuerpo -se extiende el experto- es la suma de las que necesitamos para llevar a cabo el metabolismo basal, es decir, simplemente las que usamos en reposo para realizar las funciones vitales, como por ejemplo, respirar, y las que quemamos para las actividades cotidianas, como levantarnos para ir a trabajar, movernos o también ir al gimnasio. Sumando todas estas calorías, obtenemos como resultado el total del gasto energético. Si este gasto es mayor que las calorías que consumimos a través de los alimentos, se produce el déficit calórico, y nuestro cuerpo recurre a la grasa corporal para suplir la falta de calorías ingeridas".

No todo es sumar y restar calorías

Además de llevar una dieta hipocalórica, es imprescindible, "cumplir con las necesidades nutricionales del organismo. Así, es básico hacer una planificación de las proteínas. Este macronutriente es el responsable de mantener nuestra masa muscular en un estado óptimo", señala Bravo. Y añade: "Tampoco podemos descuidar el consumo de hidratos de carbono, ya sea procedente de los cereales, o de las frutas y verduras; y de grasas, de las cuales, una parte importante, deberían ser saludables".

Por tanto, la idea es planificar una dieta hipocalórica que favorezca el déficit calórico, al mismo tiempo que "aporta al organismo todos los nutrientes necesarios para que durante el proceso de adelgazamiento se produzca una pérdida de grasa y no de masa muscular", resume el experto.

¿Qué aspectos se nos escapan?

Hay quienes relacionan la pérdida de peso con factores como la crononutrición, es decir, que creen que existe una relación, más o menos, directa, entre lo que comemos y cuándo lo hacemos. Sin embargo, Bravo asegura que, a día de hoy, la ciencia no ha aporta evidencias suficientes que corroboren tal suposición. Ahora bien, respecto a este concepto, el experto aboga por el sentido común y nos recuerda, por ejemplo, la importancia de "incluir en la cena alimentos menos calóricos, tal y como, contemplan la mayoría de los nutricionistas para sus planes de adelgazamiento".

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Agencias

Asimismo, "estos alimentos más energéticos es mejor ubicarlos en el desayuno, ya que al comienzo del día existen más probabilidades de que el organismo queme las calorías que consumimos con ellos, mientras que en la cena, lo más probable es que se conviertan en grasa y se almacenen".

La edad o la existencia de patologías previas influyen en el efecto de las dietas de adelgazamiento

Además de la crononutrición, entendida como una estrategia dietética en la que el consumo de ciertos alimentos es mejor en un determinado momento del día, existen otros elementos a tener en cuenta por su capacidad para favorecer o dificultar la pérdida de peso. Se trata, entre otros, de "la cantidad e intensidad de ejercicio físico que realizamos, el tipo de metabolismo de nuestro organismo, ya que, hay metabolismos más eficientes y otros que no lo son tanto que exigen una elección determinada de los alimentos y sus nutrientes", sostiene Bravo. Y añade: "Por supuesto, también es determinante la franja de edad de la persona que se va a someter al plan de adelgazamiento, y si tiene enfermedades o patologías previas, ya que estas también condicionarán el diseño de la dieta y los resultados".

Obstáculos genéticos y emocionales

Otra de las razones que explican el sobrepeso o la obesidad de muchas personas, más allá del déficit calórico, es la genética. Algo mucho más complicado de manejar, pero no imposible. "En consulta, muchas veces nos encontramos con personas que han realizado muchas dietas y no han conseguido bajar de peso. Estos pacientes tienen un metabolismo que se ha ido adaptando a cada dieta, reconfigurándose en cada nueva propuesta", relata el experto. En estos casos, "cada vez es más difícil perder peso", concluye.

Por otro lado, cuando la persona sufre algún tipo de trastorno de la alimentación, "como los atracones o las adicciones a alimentos muy calóricos, como los ricos en grasas saturadas, en harinas refinadas o en azúcares, podría ser necesario que se sometiera a una operación como una reducción de estómago o la implantación de un balón intragástrico para propiciar la pérdida de peso", asevera el experto.

Precisamente, estos casos en los que la persona sufre un trastorno de la alimentación son, según Bravo, los más difíciles de resolver. "Cuando nos encontramos con esta situación, lo primero que se suele proponer es un tratamiento multidisciplinar donde se combinan indicaciones precisas en actividad física, donde hay un seguimiento desde el punto de vista nutricional, y donde una psicóloga trabaja directamente con el paciente", resume Bravo. De esta manera, "se suelen alcanzar buenos resultados".

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Inés Gutiérrez

Cuando "esta estrategia fracasa, y existe un grado de obesidad elevado, es el momento de barajar todas las opciones quirúrgicas, como reducción de estómago, el balón intragástrico o la cirugía bariátrica", concluye el experto.