Cómo lavar las fresas correctamente: esta es la mejor manera para comerlas sin riesgos

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Las fresas son saludables y tienen un sabor dulce y delicioso. Se coman crudas o agregadas a desayunos, postres o batidos, esta fruta es rica en nutrientes, vitamina C, ácido fólico, potasio y fibra; y, entre otros beneficios, ayuda a mejorar la digestión, prevenir el estreñimiento, reducir la presión arterial y mejorar la salud del corazón. Además, al tener pocas calorías, no engorda.

Tras la reciente notificación de Sanidad sobre la presencia del virus de la hepatitis A en fresas procedentes de Marruecos, mucha gente se ha cuestionado la forma en la que se debe lavar esta fruta ante la remota posibilidad de que lleguen a su mesa. Adoptar pautas de higiene reduce al mínimo el riesgo de intoxicación y, además, elimina los residuos de los pesticidas utilizados a la hora de cultivarlas.

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Fran Sánchez Becerril

Por tanto, lavar las fresas adecuadamente es fundamental para garantizar su seguridad y disfrute. Antes de manipular cualquier alimento, incluidas las fresas, es importante lavarse bien las manos con agua y jabón para prevenir el contagio de gérmenes. Hecho esto, debes tener en cuenta que antes de arrancar o cortar las hojas de las fresas se deben lavar, ya que a la inversa pueden absorber agua y contaminantes.

Cómo lavar las fresas: paso a paso

En cuanto a la preparación del lavado, se debe utilizar un bol y llenarlo con agua tibia y, para que esta limpieza sea más efectiva, se puede echar vinagre de manzana o zumo de limón, ya que su acidez descompone más fácilmente polvo, pesticidas, gérmenes y cualquier otro tipo de virus. No más de dos minutos, ya que dejarlas mucho tiempo a remojo hace que pierdan sabor, una de sus principales cualidades.

Adoptar pautas de higiene reduce al mínimo el riesgo de intoxicación y elimina los residuos de los pesticidas utilizados durante su cultivo

Después del lavado, se frotan una a una suavemente con las manos y, hecho esto, se pasan por debajo del grifo con agua fría para eliminar los restos de vinagre, limón y residuos que aún queden en las fresas. Después de escurrirlas, se secan con cuidado con papel absorbente de cocina o un paño limpio. Antes de guardarlas en la nevera, sin tapar y en el apartado de frutas y verduras, deben estar totalmente secas para que no se estropeen antes de tiempo. Así, ya estarán listas para un consumo seguro y, sobre todo, saludable.