¿Es más saludable la sal del Himalaya que la normal? Esto es lo que dice esta experta en metabolismo

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La sal es un componente esencial en la dieta, y muchos consumidores se preguntan si la elección entre las diferentes variedades puede tener un impacto significativo en la salud. Se dice que la sal rosa del Himalaya contiene más nutrientes que la sal de mesa convencional, que es mejor que la sal fina yodada e incluso que es beneficiosa para los hipertensos.

Sobre estas afirmaciones, Isabel Viña, médica experta en metabolismo y suplementación, ha compartido en un vídeo de Instagram un análisis detallado sobre las diferencias entre la sal rosa del Himalaya y la sal yodada. A su vez, ha aportado una visión clara sobre cuál es la opción más adecuada para el consumo diario.

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Según la doctora Viña, “aunque el consumo de sal debe ser moderado, es imprescindible para el correcto funcionamiento del organismo”. De hecho, señala que “necesitamos al menos 1,25 gramos de sal al día para asegurar el sodio necesario, fundamental para funciones corporales clave como el balance de fluidos, la contracción muscular y la transmisión del impulso nervioso”. No obstante, persiste el debate sobre qué tipo de sal es más beneficioso, especialmente frente a la creciente popularidad de la sal rosa del Himalaya.

Sal rosa del Himalaya: ¿mito o realidad?

La sal rosa del Himalaya ha ganado adeptos debido a la creencia de que su mayor contenido mineral ofrece ventajas adicionales para la salud. Sin embargo, la experta desmonta este mito con cifras precisas. Por ejemplo, un gramo de sal rosa contiene 3 miligramos de potasio, mientras que la sal yodada aporta solo 1 miligramos. A primera vista, esto podría parecer ventajoso, pero Viña aclara que “considerando que necesitamos entre 2.000 y 3.000 miligramos de potasio al día, esos 3 miligramos no tienen un impacto significativo”. Recomienda, por tanto, obtener el potasio necesario a través de una alimentación rica en verduras.

Otro argumento a favor de la sal del Himalaya es su contenido en magnesio y calcio. Sin embargo, la realidad es que las cantidades presentes en este tipo de sal son también insignificantes: 1 miligramos de magnesio y 2 miligramos de calcio por gramo, cifras que no contribuyen de manera relevante a cubrir las necesidades diarias del organismo.

“Para alcanzar la ingesta recomendada de magnesio (entre 310 y 420 miligramos) y de calcio (entre 800 y 1.000 miligramos), recurrir a la sal rosa no es en absoluto suficiente”, advierte Viña. Estas afirmaciones están apoyadas por varios estudios, que explican cómo los nutrientes de la sal rosa del Himalaya son insignificantes en comparación con los que obtenemos en nuestra dieta.

La importancia del yodo en la dieta

Una diferencia importante entre la sal rosa del Himalaya y la sal yodada es la ausencia de yodo en la primera. Este mineral, esencial para la función tiroidea y el desarrollo cognitivo, está presente en la sal yodada, lo que la convierte en la mejor opción para prevenir deficiencias. “Un gramo de sal yodada proporciona unos 70 microgramos de yodo, contribuyendo a cubrir las necesidades diarias, que oscilan entre 150 y 300 microgramos”, destaca Viña. Solo en casos específicos, como en personas con hipertiroidismo que deben limitar la ingesta de yodo, podría recomendarse el uso de la sal rosa.

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¿Y la hipertensión?

Muchos consumidores toman sal rosa del Himalaya a raíz de la creencia de que es mejor o más beneficiosa para la hipertensión que la sal de mesa convencional. Sin embargo, un estudio publicado en Pubmed, realizado con individuos hipertensos, desmiente esta afirmación, y sugiere que "no existen diferencias significativas en el impacto del consumo de sal rosa del Himalaya en comparación con la sal de mesa sobre la presión arterial y la concentración urinaria de sodio en individuos con hipertensión arterial”.

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En definitiva, la sal yodada se presenta como la opción más equilibrada y beneficiosa para la mayoría de la población, frente a la sal rosa del Himalaya, que aunque puede parecer atractiva, no justifica ni su precio ni su popularidad desde el punto de vista de la salud.