"Cuando estén cocidos...": el consejo de una nutricionista para transformar los carbohidratos en almidón resistente
La especialista ha explicado cómo se pueden convertir los carbohidratos en almidón resistente para que tus comidas sean menos calóricas
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La doctora María José Crispín, médico nutricionista, ha compartido un truco para reducir el aporte calórico de los platos que contienen hidratos de carbono, como el arroz, las patatas o la pasta. La especialista ha explicado cómo se pueden convertir los carbohidratos en almidón resistente para que tus comidas no engorden.
El almidón resistente, que se encuentra en alimentos como las legumbres, ciertos granos y tubérculos, actúa de manera diferente a otros carbohidratos, lo que lo convierte en un aliado para quienes buscan mantener o reducir su peso.
A diferencia de los almidones más comunes, que se descomponen rápidamente en azúcares y provocan picos en los niveles de glucosa en sangre, el almidón resistente se comporta más como una fibra. No se digiere en el intestino delgado, sino que llega intacto al colon, donde es fermentado por bacterias intestinales beneficiosas. Este proceso no solo ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre, sino que también favorece la salud digestiva al estimular el crecimiento de estas bacterias buenas.
Uno de los principales beneficios del almidón resistente es su capacidad para mejorar la sensibilidad a la insulina, lo que puede ser especialmente útil para las personas que buscan controlar su peso o prevenir enfermedades metabólicas.
La clave está en la cocción
El método de la doctora María José Crispín se basa en una técnica sencilla que transforma estos alimentos en una fuente de almidón resistente, un tipo de fibra que el cuerpo no absorbe y, por tanto, no engorda.
Según explica la médico nutricionista, el primer paso es cocinar los alimentos al dente. Es decir, “cocer poco, que no quede muy blandengue ese arroz, patata o pasta”. El punto de cocción es fundamental, ya que si los alimentos quedan demasiado blandos, se perdería el efecto buscado. Una vez que los alimentos están cocidos, deben enfriarse rápidamente bajo agua fría para detener el proceso de cocción.
Después de enfriar los alimentos, el siguiente paso es escurrirlos bien y guardarlos dentro de un tupper en la nevera. Es importante dejarlos reposar en frío durante al menos un día. Este proceso permite que los hidratos de carbono se transformen en almidón resistente, lo que reduce significativamente su carga calórica.
La doctora también señala que, incluso si estos alimentos se consumen dos o tres días después, el efecto se mantiene, haciendo que sigan siendo aptos para su consumo. Este truco resulta especialmente útil para quienes buscan disfrutar de platos tradicionales como la pasta o el arroz, pero con un menor aporte calórico.
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