Azúcar, sacarina, estevia...: riesgos para la salud y beneficios de los diferentes edulcorantes
Sabemos qué es lo que no aportan los edulcorantes, calorías. Ahora bien, la cuestión es si estos productos tan consumidos sirven para algo más que para sustituir el azúcar
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Si hiciéramos caso de las recomendaciones que difunde la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el caso del consumo de azúcar, la institución aconseja no superar el 5 % de la ingesta calórica total de un adulto sano con un índice de masa corporal normal. ¿De qué cantidad estamos hablando? De aproximadamente, 25 g de azúcar, o, dicho de otro modo, 5 o 6 cucharaditas de las del café.
Además, las consecuencias que, según la OMS, traería ignorar esta directriz, son de tal calibre que sobrepasar el máximo de azúcar daría vía libre al desarrollo de numerosas e importantes enfermedades. Y es que “la ingesta de azúcares se relaciona con una dieta de mala calidad que, a su vez, aumenta el riesgo de obesidad y de que se presenten enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial, hipercolesterolemia o dislipemia, entre muchas otras”, advierte la Doctora Ana Lorenzo, profesora en el Departamento de Farmacia y Nutrición de la Universidad Europea de Madrid.
También de forma indirecta la ingesta de azúcar podría representar una amenaza para la salud, ya que “su consumo desplaza la ingesta de alimentos ricos en fibra y antioxidantes como son las frutas, hortalizas, legumbres, cereales integrales o frutos secos”, aclara la experta. Y añade: “Limitar el consumo de estos últimos a favor de los alimentos procesados aumenta el riesgo de aparición de caries dental, de cáncer colorrectal, de hipercolesterolemia, hígado graso, aumento del tejido graso visceral, de síndrome metabólico y de enfermedades cardiovasculares”.
Además, en los últimos años se ha estudiado la relación entre el consumo de azúcar y otras variables. En este sentido, se ha revelado que “el azúcar en la dieta es un factor clave en la inducción de inflamación crónica de bajo grado, enfermedades autoinmunes e incluso neuroinflamación”, señala la doctora.
Entonces, ¿cambiamos el azúcar por la sacarina?
Si a la lista de enfermedades mencionadas, añadimos que los edulcorantes no aportan calorías, cualquiera podría pensar que sustituir el azúcar por este tipo de endulzantes sería una decisión práctica e inteligente. Ahora bien, como en tantas ocasiones, en este caso, tampoco es “oro todo lo que reluce”, y según la doctora, “de momento, no tenemos información suficiente para dilucidar el impacto que puede acarrear el uso de edulcorantes en la salud”.
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De hecho, “se ha observado que los edulcorantes aportan un sabor mucho más dulce que el azúcar, pudiendo alterar la percepción del gusto y nuestras preferencias alimentarias. Así, a la hora de consumir alimentos dulces como la fruta y algunas hortalizas, no somos capaces de percibir ese dulzor y terminamos desplazando el consumo de estos alimentos que tan beneficiosos son para nuestra salud”, alerta.
Ni uno, ni otro son necesarios
Si, por un lado, en 2002 la OMS indicó la cantidad máxima diaria de azúcar recomendada, en 2023 desaconsejó el uso de edulcorantes como el acesulfamo-K, el aspartamo, el advantamo, los ciclamatos, el neotamo, la sacarina, la sucralosa, la estevia y los derivados de la estevia, para controlar el peso. ¿Significa esto que es más saludable o, como mínimo, menos dañino, tomar azúcar en lugar de edulcorantes? “Desaconsejar edulcorantes para la pérdida de peso no implica que tomar azúcar sea mejor opción”, afirma la experta.
De hecho, ninguno de los dos “productos son necesarios para nuestro organismo y, por lo tanto, prescindiría de ellos”, asegura la experta quien asegura que “nuestro organismo no necesita, en absoluto, el azúcar, necesita glucosa intrínseca, es decir, aquella que se encuentra de forma natural en la leche y algunos productos lácteos, además de en los cereales, en las legumbres, en las frutas y verduras y en los frutos secos. Consumiendo estos grupos de alimentos, con la frecuencia correcta, nuestro organismo obtiene la energía suficiente para mantener sus funciones”.
"Ni el azúcar, ni los edulcorantes son necesarios, y por tanto, prescindiría de ellos"
Por tanto, tener salud no pasa por consumir azúcar. Sin embargo, existe la creencia generalizada de que este alimento es la principal fuente de energía del cerebro. ¿Es falsa tal suposición? “Nuestra gasolina es la glucosa, no el azúcar. Así, podemos decir que el cerebro no necesita azúcar, necesita la glucosa que se encuentra en alimentos básicos”, asevera Lorenzo quien remarca que el problema viene cuando la glucosa es añadida a los productos alimentarios, pero no cuando la comemos en las frutas, en el pan integral, en las hortalizas o en las legumbres”.
Promesas con matices y riesgos para la salud
En cuanto a los edulcorantes, según la doctora, su uso prolongado “podría estar asociado con el desarrollo de resistencia a la insulina y diabetes tipo 2 en personas sanas o con un peor control de la glucemia en pacientes con diabetes. Además, estudios en animales han mostrado que el uso crónico de edulcorantes puede provocar daño hepático, pero no induce otras enfermedades como es el cáncer, que tanto se ha escuchado. Sin embargo, los resultados son contradictorios y no concluyentes, por lo que se necesita más investigación al respecto”.
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Con la información que tenemos hasta ahora, “el único efecto positivo claro que se tiene respecto al consumo de edulcorantes es el que lo relaciona con una reducción en la aparición de caries dental”, afirma la doctora quien asegura que “las personas que más utilizan edulcorantes en su dieta son también las que consumen una mayor cantidad de azúcar, algo que puede llamar la atención por la aparente contradicción que encierra.
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Por tanto, parece que los estudios científicos y las voces expertas, en general, no invitan a incluir edulcorantes en la dieta. Ahora bien, parece que sí podría ser positivo su consumo en el caso de “las personas que presentan trastornos en el tracto gastrointestinal como el síndrome de intestino corto o la enfermedad de Crohn, ya que se ha descrito que la ingestión de edulcorantes puede promover la secreción de GLP-2, una hormona intestinal que participa en la ‘reparación’ de la mucosa intestinal, disminuye la apoptosis (muerte) de las células intestinales y estimula su crecimiento”, agrega Lorenzo.
Si hiciéramos caso de las recomendaciones que difunde la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el caso del consumo de azúcar, la institución aconseja no superar el 5 % de la ingesta calórica total de un adulto sano con un índice de masa corporal normal. ¿De qué cantidad estamos hablando? De aproximadamente, 25 g de azúcar, o, dicho de otro modo, 5 o 6 cucharaditas de las del café.