Carpaccio de piña, manzana granny y miel, un caleidoscopio comestible de fruta tropical
Con el sol empezando a calentar de nuevo, la fruta vuelve a estar en el menú. La primavera ha llegado y los postres refrescantes reaparecen
El carpaccio se conoce originalmente por ser un plato de carne cruda cortada muy fina y aderezada con aceite de oliva, zumo de limón y queso parmesano. Lo popularizó Giuseppe Cipriani en el Harry´s Bar de Venecia a mediados del siglo pasado y desde entonces han aparecido numerosas versiones de este plato, tanto en dulce como en salado, cuyos ingredientes principales varían hasta el infinito con la condición de que su corte sea tan fino como el papel de fumar. Siguiendo esa inspiración creamos el postre de hoy que combina los sabores ácidos de la piña y la manzana verde con un aderezo exótico de lima y miel. Un final dulce para cualquier comida copiosa de primavera o para disfrutar de la fruta sin remordimientos.
Preparación: 20 minutos. Dificultad: fácil. Coste: económico. Comensales: 4
Ingredientes
- 1 piña
- 2 manzanas Granny Smith
- 20 g de miel
- 2 limas
Elaboración
- En un cazo vierte 20 g de miel, exprime el zumo de una lima y añade la ralladura. Calienta y deja hervir durante unos minutos hasta conseguir una consistencia almibarada.
- Retira del fuego y deja enfriar por completo.
- Corta las hojas de la piña, ponla en posición vertical sobre la tabla y haz cortes longitudinales a lo largo de la fruta para quitar la piel.
- Corta la fruta en rodajas lo más finas posible.
- Lava las manzanas y córtalas sin pelar en láminas tan finas como la piña incluido el corazón, que quedará en forma de estrella en las rodajas centrales.
- Intercala las lonchas de piña y de manzana en un plato creando un efecto de mosaico con los dos colores de fruta.
- Cubre con la salsa fría y espolvorea con ralladura de lima.
El truco final
Puedes aderezar el carpaccio con unas hojas de menta o albahaca fresca mezcladas con el almíbar y dejadas en infusión durante 15 minutos.
El carpaccio se conoce originalmente por ser un plato de carne cruda cortada muy fina y aderezada con aceite de oliva, zumo de limón y queso parmesano. Lo popularizó Giuseppe Cipriani en el Harry´s Bar de Venecia a mediados del siglo pasado y desde entonces han aparecido numerosas versiones de este plato, tanto en dulce como en salado, cuyos ingredientes principales varían hasta el infinito con la condición de que su corte sea tan fino como el papel de fumar. Siguiendo esa inspiración creamos el postre de hoy que combina los sabores ácidos de la piña y la manzana verde con un aderezo exótico de lima y miel. Un final dulce para cualquier comida copiosa de primavera o para disfrutar de la fruta sin remordimientos.