Irresistible sopa fría de chocolate blanco con mango y uvas
Un postre muy completo en cada bocado: suave, cremoso, ácido, crujiente y lleno de contrastes. ¿Se puede pedir más?
Se puede decir que el chocolate blanco es un chocolate sin chocolate, ya que no contiene partículas de cacao. Se inventó en Suiza en la década de 1930 y fue comercializado por primera vez por una famosa marca. Se compone de una mezcla de manteca de cacao purificada, sólidos de leche, azúcar y aromatizantes. Su sabor suave y su delicado color marfil o amarillo pálido lo hacen perfecto para utilizarlo en baños y coberturas para tartas.
Para la receta de hoy, emulsionamos el chocolate blanco con nata líquida y lo transformamos en una sopa que, al enfriarse, combina a la perfección con la suave acidez de la fruta, en este caso uvas y mango. Córtalo en láminas y luego dale forma con cortapastas y sírvelo sobre la sopa con galleta troceada. Encontrarás a cada bocado un equilibrio de sabores y de texturas. ¡Toda una delicia de contrastes!
Tiempo de preparación: 15 minutos. Dificultad: Fácil. Coste: Medio. Comensales: 2.
Ingredientes
- 100 g de chocolate blanco
- 200 cl de nata líquida
- 1 cucharadita de esencia de vainilla
- Medio mango
- 6 uvas sin pepitas
- Hojas de menta fresca
- 2 galletas de mantequilla en trocitos
Elaboración
- En un cazo pequeño, calienta la nata líquida a fuego medio sin que hierva.
- Añade la esencia de vainilla y remueve.
- Incorpora el chocolate blanco troceado y con la temperatura del fuego al mínimo, mezcla poco a poco hasta conseguir una crema ligera y lisa. Refrigera.
- Corta el mango en rodajas gruesas. Con la ayuda de cortapastas de distintos motivos, haz formas en la fruta.
- Corta las uvas por la mitad y pica las galletas de mantequilla en trozos.
- En un plato hondo o un bol vierte un fondo de sopa fría. Decora con unas hojas de menta y añade la fruta sobre la superficie.
- Termina con unos trozos crujientes de galleta.
El truco final
Haz esta receta con frutos rojos y sustituye las galletas por cubitos de bizcocho como si fueran picatostes.
Se puede decir que el chocolate blanco es un chocolate sin chocolate, ya que no contiene partículas de cacao. Se inventó en Suiza en la década de 1930 y fue comercializado por primera vez por una famosa marca. Se compone de una mezcla de manteca de cacao purificada, sólidos de leche, azúcar y aromatizantes. Su sabor suave y su delicado color marfil o amarillo pálido lo hacen perfecto para utilizarlo en baños y coberturas para tartas.