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El azúcar es el nuevo tabaco: todas las veces que su industria nos ha intentado tangar
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un nuevo estudio le saca de nuevo los colores

El azúcar es el nuevo tabaco: todas las veces que su industria nos ha intentado tangar

La industria azucarera conocía hace 50 años que el consumo de sacarosa afectaba a la salud cardiovascular. Es la última de un largo historial de fraudes conscientes a los consumidores

Foto: Fresas en un plato con azúcar (Kai Pfaffenbach / Reuters)
Fresas en un plato con azúcar (Kai Pfaffenbach / Reuters)

Cristin Kearns, Dorie Apollonio y Stanton Glantz, tres investigadores de la Universidad de California en San Francisco han pasado meses revisando documentos internos de la industria azucarera. Esta semana han revelado en 'PLOS Biology' que, hace 50 años, la Sugar Research Foundation financió investigaciones con animales para comprobar qué efecto tenía la sacarosa (es decir, el azúcar de mesa) en la salud cardiovascular, y al ser negativas, ocultaron los resultados.

Sin embargo, cuando las evidencias indicaron que el consumo de azúcar estaba asociado a enfermedades del corazón o al cáncer de vejiga, terminaron abruptamente el proyecto sin publicar o difundir estos resultados. "El tipo de manipulación de estas investigaciones es similar a lo que hace la industria tabacalera", ha dicho Glantz. "Este tipo de comportamiento cuestiona los estudios financiados por la industria azucarera como una fuente fiable de información para formular políticas públicas".

Foto: El azúcar es el nuevo tabaco... ¿O no?

Como dice Glantz, la industria azucarera ha tratado, durante años, de aportar 'ciencia' para justificar su presencia en las pirámides alimentarias.

En 1969, SRF pagó a un investigador llamado W.R.F. Pover, de la Universidad de Birmingham, para realizar un estudio con ratones que demostrara la relación entre el consumo de sacarosa y el comportamiento de los organismos bacterianos. El objetivo de fondo de este Proyecto 259 era demostrar los efectos del azúcar en la flora bacteriana del estómago en comparación con el consumo de almidón, pero los resultados tampoco les daban la razón, y además Pover señalaba a una posible relación entre consumo de azúcar y cáncer de vejiga.

placeholder ¿Manzana o donut de pantera rosa? Según algunos estudios, no hay mucha diferencia.
¿Manzana o donut de pantera rosa? Según algunos estudios, no hay mucha diferencia.

"Este hallazgo incidental del Proyecto 259 demostró que el consumo de sacarosa contra almidón causaba diferentes efectos metabólicos", dicen los investigadores, "y sugirió que la sacarosa, al estimular la beta-glucuronidasa urinaria, puede tener un papel en la patogénesis del cáncer de vejiga".

Esta noticia, sin embargo ha sorprendido a muy poca gente, ya que se trata de la última gota de un vaso colmado hace tiempo.

El año pasado, la Sugar Association, patronal del azúcar en Estados Unidos, criticó un estudio con ratones de la Unviersidad de Texas que relacionaba el consumo de azúcar con el crecimiento de tumores y metástatis. "Ninguna conexión creíble ha sido encontrada nunca", dijeron, obviando estos estudios que la industria ocultó desde hace años.

placeholder Un trabajador posa frente a sacos de azúcar en el silo de azúcar Emiliano Zapata de Zacatepec de Hidalgo, México (Edgard Garrido / EFE)
Un trabajador posa frente a sacos de azúcar en el silo de azúcar Emiliano Zapata de Zacatepec de Hidalgo, México (Edgard Garrido / EFE)

También en 2016, el propio Glantz desveló en un estudio de 'JAMA Internal Medicine' que la industria azucarera pagó a tres científicos de Harvard en 1967 para culpar a la grasa de muchos males de los que el azúcar era responsable. Un año antes, el 'New York Times' publicó que Coca Cola, mayor productor mundial de bebidas azucaradas, pagó durante años a científicos para tratar de disipar ese enlace entre el consumo de refrescos y la obesidad.

Poco antes de eso, Associated Press denunció cómo una asociación que representaba a fabricantes de chocolatinas como Nestlé, Hershey o Wrigley financió un estudio, que apareció en 'Food and Nutrition Research' y cuyo titulo era: "Los niños que comen dulces tienden a ser más delgados que los que no lo hacen".

Nada sospechoso, ¿verdad?

Cristin Kearns, Dorie Apollonio y Stanton Glantz, tres investigadores de la Universidad de California en San Francisco han pasado meses revisando documentos internos de la industria azucarera. Esta semana han revelado en 'PLOS Biology' que, hace 50 años, la Sugar Research Foundation financió investigaciones con animales para comprobar qué efecto tenía la sacarosa (es decir, el azúcar de mesa) en la salud cardiovascular, y al ser negativas, ocultaron los resultados.

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