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Los españoles que persiguen a las garrapatas que chupaban la sangre de los dinosaurios
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como 'parque jurásico' pero de verdad

Los españoles que persiguen a las garrapatas que chupaban la sangre de los dinosaurios

Un artrópodo de casi cien millones de años atrapado en un trozo de ámbar. Era un enigma hasta que estos científicos descubrieron a la garrapata más antigua en Myanmar

Foto: Una garrapata prehistórica y otras atrapadas en ámbar (Ricardo Pérez-de la Fuente et al.)
Una garrapata prehistórica y otras atrapadas en ámbar (Ricardo Pérez-de la Fuente et al.)

Esta semana, la escritora Margaret Atwood estuvo dando una charla en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno de Buenos Aires, y dijo una frase tremenda: "Si fuéramos más pequeños, las gallinas nos parecerían dinosaurios. Por cierto, las gallinas son carnívoras".

Realmente da que pensar, principalmente por los vínculos, cada vez más evidentes, de la conexión entre las aves de hoy en día y los dinosaurios de hace muchos millones de años. Sin embargo, como se ha revelado esta semana, tanto las gallinas como los dinosaurios tenían algo más en común: eran parasitados por garrapatas, que no han cambiado en casi nada desde el periodo Cretácico, hace 99 millones de años.

Foto: Estatuas de dinosaurio en la bahÍa de singapur

Lo sabemos gracias a unos investigadores españoles: Ricardo Pérez de la Fuente, de la Universidad de Oxford, Xavier Delclòs de la Universidad de Barcelona o Enrique Peñalver, del Instituto Geológico y Minero de España, que esta semana revelan en 'Nature Communications' un descubrimiento insólito, unas garrapatas de 99 millones de años halladas en Birmania.

Quedaron fosilizadas en ámbar, como aquellos mosquitos de 'Parque Jurásico', junto a la pluma de un dinosaurio no identificado.

El descubrimiento, que ha dado la vuelta al mundo, es solamente el último peldaño de un recorrido larguísimo. "La mayor parte de coautores del trabajo formamos parte del equipo AMBERIA, que estudia principalmente el ámbar del Cretácico en España", explica a Teknautas Pérez de la Fuente. Estos científicos ya habían recorrido yacimientos de ámbar como los de Peñacerrada (Álava), San Just (Teruel) o El Soplao (Cantabria). Su última parada les ha llevado a El Caleyu (Asturias), material que están procesando actualmente.

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"Nuestro equipo ha venido descubriendo interesantes artrópodos preservados en el ámbar de España, como insectos con polen pegado a sus cuerpos y evidencia directa de polinización en estos grupos", explica el paleoentomólogo. "Es el caso de moscas con piezas bucales alargadas sorbedoras de néctar o escarabajos que se alimentaban de polen".

Otro de sus hallazgos más sonados en este campo es una larva de insecto neuróptero (parecido a una libélula) que se camuflaba con hebras de helecho que recogía de su entorno. "En este último caso, la larva se alimentaba clavando sus fauces en sus presas y sorbiendo sus líquidos internos", explica Pérez de la Fuente.

Volviendo a 'Parque Jurásico', en el libro de Michael Crichton se explica que, a partir de la sangre atrapada dentro de un mosquito, los científicos logran extraer ADN de dinosaurio para devolverlos a la vida en una isla costarricense con erótico resultado.

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[Digresión del redactor: Fíjense cómo, en los años noventa, la teoría de los dinosaurios como antecesores de las aves no estaba aún tan desarrollada, de hecho tanto en el libro como en la película de Spielberg usan el genoma, no de un pájaro, sino de una extraña rana capaz de cambiar espontáneamente de sexo para llenar los huecos de ADN de dinosaurio. Otro error científico que pasó por alto en su momento es que, en el filme, el mosquito empleado es un 'Toxorhynchites rutilus' o mosquito elefante, la única especie de mosquito que no chupa sangre].

En el caso de las garrapatas cretácicas, los científicos españoles no han abierto la puerta a fantasías: como ya demostró un estudio de PLOS ONE en 2013, tener un insecto preservado en ámbar durante miles o millones de años no garantiza la supervivencia del material genético que queda ahí atrapado.

placeholder En total, 99 millones de años parasitando animales (Enrique Peñalver)
En total, 99 millones de años parasitando animales (Enrique Peñalver)

Pero que no podamos resucitar a un velocirraptor no significa que el trabajo de estos españoles no tenga un enorme valor científico: "Nuestro trabajo corrobora, como ya venían haciendo otros autores, cómo algunos tipos de garrapatas han cambiado muy poco a nivel morfológico en los últimos 100 millones de años", explica Pérez de la Fuente. "No obstante, también describimos en nuestro trabajo una especie de garrapata que no existe actualmente, una tan peculiar a nivel morfológico que se clasifica en una nueva familia, que hemos llamado Deinocrotonidae", en castellano: garrapatas terribles.

"Aunque las garrapatas actuales parasitan comúnmente a mamíferos y aves, pero también a lagartos y anfibios, no se tenía evidencias claras de sus hospedadores en el pasado", añade el investigador, "ahora sabemos que los dinosaurios emplumados, antepasados de las aves modernas, estaban entre ellos".

Esta semana, la escritora Margaret Atwood estuvo dando una charla en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno de Buenos Aires, y dijo una frase tremenda: "Si fuéramos más pequeños, las gallinas nos parecerían dinosaurios. Por cierto, las gallinas son carnívoras".

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