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La natalidad baja pero ellos ganan: el 'boom' imparable de la industria de la fertilidad
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VIVE UNA EDAD DE ORO EN TODO EL MUNDO

La natalidad baja pero ellos ganan: el 'boom' imparable de la industria de la fertilidad

Las mujeres tienen menos hijos y más tarde. La ciencia trata de compensar esta caída de fertilidad con soluciones que están catapultando a esta industria. El gran capital ya está dentro

Foto: Un recién nacido. (EFE)
Un recién nacido. (EFE)

El número de niños nacidos en España sigue cayendo. No solo tenemos menos hijos, sino que los tenemos más tarde. Se puede hablar de crisis demográfica, pero también de una Edad de Oro para la industria de la fertilidad. Las empresas y científicos que trabajan para que esas treintañeras o cuarentañeras que quieren tener hijos lo consigan viven actualmente un momento dulce y el gran capital se ha dado cuenta: los fondos de inversión y de capital riesgo hace tiempo que han puesto sus ojos —y su dinero— en un sector a prueba de bombas.

Porque, haya recesión o bonanza, alguien siempre querrá tener hijos. Biológicamente es una necesidad, culturalmente es un deseo.

Si todo el mundo tuviera un par de bebés antes de cumplir los treinta años, los miles de personas que recorren estos días los pasillos del Centro de Convenciones de Pensilvania, donde se celebra la reunión anual de la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva estarían desempleadas u ocupadas en cualquier otra actividad. Pero en España, como en el resto de países occidentales, la edad media a la que se tiene el primer hijo es de 32 años.

No es solo que cada vez más mujeres deciden ser madres al rondar los 40, sino que cada vez más mujeres solteras quieren tenerlos, más parejas homosexuales quieren tenerlos y la calidad del semen cada vez es peor. Por eso están surgiendo sin parar soluciones científicas para que la tasa de éxito de la inseminación aumente, nuevos bancos de almacenamiento de óvulos o esperma con precios más asequibles u orientados al público LGTB, empresas tecnológicas para almacenar esos datos genéticos en la nube, tecnologías de encriptación específicas para esos datos, más 'software' para manejar esas tecnologías, compañías bancarias para financiar esos tratamientos y empresas de seguros para compensar si no funcionan... el huracán no para de crecer, y cuantos menos niños nazcan, más crecerá.

Acompáñeme por esta feria mundial y entenderá por qué el de la fertilidad es hoy por hoy un negocio perfecto.

Un Tinder de semen, sin hombres

Una señora rubia de mediana edad sonríe delante de fotos y más fotos de hombres. Rubios, morenos, pelirrojos, afroamericanos, asiáticos... Xytex, el banco de esperma para el que Lorin Cohen es directora de Desarrollo de Mercado, es uno de los muchos que hay actualmente en Estados Unidos, que en los últimos años se ha convertido junto a Dinamarca en el gran exportador mundial de semen.

Somos el banco de esperma que ofrece más fotos de adultos donantes

Pregunto a Cohen cómo hacen para distinguirse de la competencia en un mercado tan concurrido como éste. "Somos los que ofrecemos más fotos de adultos donantes", contesta con entusiasmo. En España, con nuestras leyes de privacidad, esto cruzaría múltiples líneas rojas, pero aquí se vanaglorian de ofrecer a las clientas cualquier dato que tengan disponible sobre el donante para poder tomar una decisión con todas las cartas sobre la mesa. "Además tenemos un gran servicio de atención al cliente con personas reales, nada de contestadores", añade.

En su web no solo es posible buscar a un hombre de 1,77 metros y 72 kilos de peso que tenga estudios de secundaria, un grupo sanguíneo B- y profese la religión ortodoxa griega, también es posible filtrar por otros datos más personales aún, como que haya dado negativo al virus de la mononucleosis o en su ADN no haya predisposición a padecer el síndrome de Bardet-Biedl.

placeholder Juliette Lewis en una fiesta de inseminación en la película 'Loco por ella' de 2010
Juliette Lewis en una fiesta de inseminación en la película 'Loco por ella' de 2010

"Cada vez es más popular hacer fiestas de inseminación", cuenta Shelley, una joven asesora genética. "Ponen en una pantalla o proyectan fotos de los distintos candidatos y la chica junto a sus amigas los van valorando". Finalmente, la futura inseminada anuncia su decisión entre aplausos. Todo ello, rodeada de globos, 'cupcakes' y todo tipo de parafernalia con espermatozoides.

Cohen confirma que "ahora mismo, una amplia mayoría de nuestros clientes son mujeres solteras o parejas de lesbianas".

placeholder El 'stand' de 'Man Having Babies' en la reunión anual de ASRM. (A.V)
El 'stand' de 'Man Having Babies' en la reunión anual de ASRM. (A.V)

Un poco más allá, decorado con banderitas arcoíris, está el 'stand' de Men Having Babies (Hombres Teniendo Bebés), una organización cuyo negocio está más en el asesoramiento legal o financiero de parejas gays que optan por los vientres de alquiler o subrogación. En breve entenderá por qué.

David Sable, de la Universidad de Columbia, es uno de los grandes expertos en analizar cómo el 'private equity' y los fondos de capital riesgo están entrando en la industria de la fertilidad que, según un reciente artículo en 'The Economist', crecerá de los 23.000 a los 37.000 millones en ventas de aquí a 2023.

Solamente en España, las clínicas de fertilidad han crecido de 190 a más de 300​ en los últimos años

Según los datos de Sable, de los 130 millones de nacimientos que hubo el año pasado en el mundo, 550.000 (un 4%) se produjeron gracias a la reproducción asistida. Para ello fueron necesarios 2,5 millones de ciclos de fertilización in vitro, por el que las parejas pueden llegar a pagar hasta 23.000 euros. Solamente en España, las clínicas de fertilidad han crecido de 190 a más de 300 en los últimos 16 años, pero para que las previsiones se hagan realidad, necesitarán expandirse mucho más.

En los últimos años se ha producido una búsqueda de nuevos públicos, particularmente mujeres jóvenes a través de programas de congelación de óvulos, con empresas como Google o Facebook ofreciéndolo a sus empleadas como incentivo. ¿Los próximos objetivos? Además de los citados colectivos LGTB o pacientes con cáncer (tratamientos como la quimioterapia afectan a la capacidad de producir óvulos, por lo que se recomienda también congelar embriones, óvulos o tejido ovárico) muchas empresas se están centrando también en colectivos con pocos recursos y dificultades para acceder a un proceso de reproducción asistida.

En el congreso, entre cánulas de última tecnología para insertar los embriones fecundados, sistemas tecnológicos para observar los blastocitos —embriones de cinco o seis días— donde multinacionales como Nikon o Fujifilm buscan su parte del pastel, aparecen aquí y allá empresas financieras que se están especializando también en los créditos para tratamientos de fertilidad. Una de ellas, United Medical Credit, se anuncia de la siguiente manera: "Ayudamos a pacientes a los que otros no. Hasta un 40% más de tratamientos aprobados".

La pseudociencia de la fertilidad

En uno de los pasillos hay estandartes que listan a los donantes que han contribuido con dinero a la asociación. El mayor de ellos, con un millón de dólares, es Kwang Yul-Cha, dueño del CHA Fertility Center de Los Ángeles.

Este filántropo —eufemismo de multimillonario— ha tenido algún que otro escándalo a sus espaldas. En julio de este año, su clínica reconoció que mezclaron dos embriones fecundados de forma que dos madres acabaron dando a luz al hijo de la otra. Una de las parejas, residente en Nueva York, se percató de ello al ver que su recién nacido carecía de rasgos asiáticos.

Este año, su clínica reconoció que mezclaron dos embriones fecundados de forma que dos madres acabaron dando a luz al hijo de la otra

Antes de esto, Kwang Yul Cha también generó alguna que otra polémica entre los investigadores en medicina reproductiva, especialmente tras un estudio, publicado en el 'Journal of Reproductive Medicine', en el que afirmaba que los rezos enviados desde EEUU, Canadá y Australia incrementaban en un 100% las tasas de embarazo entre pacientes coreanas sometidas a tratamientos de fertilidad.

Cuando John Flamm, un profesor de ginecología de la Universidad de California, se atrevió a cuestionar los resultados, Cha le demandó por difamación. Perdió.

La moraleja de todo esto no es solamente que los pecados profesionales pueden lavarse con una buena donación a la causa, sino que en la medicina reproductiva todavía conviven la ciencia y la pseudociencia, y con el crecimiento de la industria, ambas suben por igual.

placeholder Cryos, empresa de congelación de óvulos, en el congreso de la ASRM. (A.V)
Cryos, empresa de congelación de óvulos, en el congreso de la ASRM. (A.V)

"Este es nuestro producto estrella", explica Tiffany Lu mientras sostiene un bote con etiqueta rosa. Fertile One PC 600. Lu es la directora ejecutiva para Asia de la empresa Coast Science, especializada en estos suplementos nutricionales pre-concepción que —según prometen— incrementan las opciones de ser madre. Son básicamente píldoras de resveratrol, un antioxidante, con vitaminas y minerales varios.

Evidentemente, no son capaces de determinar con exactitud cómo o en qué porcentaje beneficia este producto a que se produzca un embarazo, pero Lu aporta algo interesante. "Nuestro mayor incremento de clientes ahora mismo viene de China", explica. Desde que el país asiático eliminó el 1 de enero de 2016 la política de hijo único y permitió a sus ciudadanos ir a por la parejita, muchas mujeres se lanzaron a tener más bebés, pero muchas de ellas ya rondaban los 40 años lo que ha estimulado la venta de productos como el Fertile One, que se venden a 87,99 dólares (79 euros) el frasco, arrasan estos días pese a la falta de evidencias científicas a su favor.

El 'software' también se apunta

Además de los aspectos clínicos, genéticos, legales o financieros, muchas 'start-ups' informáticas también se están subiendo al carro de la fertilidad. "La gente confía muchísimo en internet para hacer preguntas sobre esto, pero Google no es fiable y los grupos de fertilidad que hay en Facebook son un caos", explica a El Confidencial Alicia Tio, una embrióloga española enrolada en Med Answers, una 'app' estadounidense que pone en contacto a pacientes de infertilidad (asegurando su anonimato) con profesionales médicos que las aconsejan. "Tenemos 30.000 usuarias en todo el mundo de las cuales 4.000 vienen de España".

placeholder Un embrión siendo inoculado en el útero
Un embrión siendo inoculado en el útero

Actualmente, Med Answers es gratuita para todas las partes (están en fase de expansión) y su modelo de negocio es introducir gradualmente videoconferencias con los doctores u otras opciones de pago. Su apuesta está en llenar ese hueco de desinformación que cada vez más mujeres se encuentran al preguntar en internet cosas como "¿soy demasiado mayor para someterme a un tratamiento de fertilidad?" y de momento están creciendo en 200 nuevos usuarios por semana.

Junto a este tipo de 'apps' están floreciendo herramientas de gestión de clínicas de fertilidad o herramientas 'cloud-based' para los laboratorios que trabajan con el material genético de cientos de pacientes.

España, muy bien situada

En este 'boom' de la fertilidad, nuestro país supo hacerlo muy bien conjugando unas férreas políticas de privacidad con estímulos económicos a la donación de óvulos. De ahí que un 50% de todos los óvulos donados en Europa estén en España y que cada año muchas pacientes, principalmente de Italia y Francia, vengan aquí a someterse a tratamientos.

La genética es quizá el campo donde se están aportando mayores novedades dentro de la industria

"La industria de la fertilidad no ha evolucionado mucho en los últimos 20 años, se llegó a un cierto nivel de resultados e incrementarlo un 5% o un 10% más es muy difícil", explica David Jiménez, CEO de Igenomix, una empresa valenciana de genética reproductiva fundada en 2009 y que hoy cuenta con 400 empleados y sedes en Miami, Delhi, Los Ángeles, Sao Paulo, Dubái, Nueva York, México, Montreal, Tokio y Londres. "La genética es quizá el campo donde se están aportando mayores novedades dentro de la industria".

Más allá de eso, la entrada de grandes inversores en un sector todavía muy atomizado garantiza que en los próximos años ocurrirá algo parecido a lo que pasó con los dentistas, la aparición de grandes actores con clínicas de fertilidad repartidas por muchos sitios. Y junto a eso, más competencia para dar paso a una nueva carrera científica: la de acabar con la infertilidad.

"Estoy convencido de que en los próximos cinco o diez años se van a dar grandes pasos hacia ese objetivo", dice Jiménez.

El número de niños nacidos en España sigue cayendo. No solo tenemos menos hijos, sino que los tenemos más tarde. Se puede hablar de crisis demográfica, pero también de una Edad de Oro para la industria de la fertilidad. Las empresas y científicos que trabajan para que esas treintañeras o cuarentañeras que quieren tener hijos lo consigan viven actualmente un momento dulce y el gran capital se ha dado cuenta: los fondos de inversión y de capital riesgo hace tiempo que han puesto sus ojos —y su dinero— en un sector a prueba de bombas.

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