Un estudio científico revela qué repelentes contra mosquitos son efectivos y los que no
Un estudio analiza compuestos que pueden ayudar a evitar las picaduras de mosquitos, incluyendo portadores de enfermedades tropicales que están llegando a nuestro país por el aumento de temperaturas
Las enfermedades tropicales transmitidas por mosquitos infectan anualmente a unos 700 millones de personas y matan a más de un millón. Con el progresivo aumento global de temperatura, el riesgo de infección se está extendiendo año tras año por todo el globo, llegando a España y otros países que antes estaban a salvo. La buena noticia es que el riesgo se puede mitigar en parte con repelentes. La mala es que muchas de las pociones y artilugios que nos venden en supermercados y parafarmacias son inútiles, ineficaces y hasta peores que no usar nada.
Afortunadamente, un nuevo estudio realizado por el Laboratorio de Fisiología Molecular de Vectores de la Universidad Estatal de Nuevo México, EEUU, los ha analizado en profundidad.
Repelentes que no funcionan o son ineficaces
Las pulseras, muñequeras y relojes repelentes, aunque están cargadas de químicos antimosquitos, son ineficaces a la hora de proteger todo el cuerpo de las picaduras: “Las pulseras no funcionan”, afirman los autores. “Los grandes almacenes y las cadenas de farmacias venden cientos de variedades distintas de pulseras. Se comercializan como pulseras, muñequeras y relojes ‘repelentes de mosquitos’, y sus materiales pueden variar desde el plástico hasta el cuero. Aunque estén cargadas de repelentes, no protegen todo el cuerpo de las picaduras de mosquito”.
Las máquinas que emiten sonidos de alta frecuencia no logran ahuyentar a los mosquitos. De hecho, según otras pruebas científicas, los atraen.
Otras soluciones comerciales y populares proponen que los suplementos dietéticos —como la vitamina B o alimentos como el ajo— son eficaces como repelentes antimosquitos, pero no hay estudios científicos que demuestren su efectividad.
Las bombillas de colores que supuestamente repelen a estos insectos tampoco funcionan como dicen, aunque sí lo hacen con polillas, escarabajos y chinches hediondas.
Repelentes poco eficaces
El aceite de canela y el aceite de citronela funcionan pero sólo protegen de las picaduras durante unos 30 minutos con una concentración del 10%.
El de clavo es el más efectivo de los aceites esenciales. Con su ingrediente activo eugenol puede proteger de las picaduras de mosquito durante más de 90 minutos con una concentración en la loción del 10%.
Repelentes que funcionan
El DEET, N-Dietil-meta-toluamida, es un compuesto químico que fue desarrollado en la década de 1950 por el ejército estadounidense para luchar contra los brotes de malaria que sufrieron sus soldados durante la Segunda Guerra Mundial, cuando cerca de medio millón fueron hospitalizados por el virus. El DEET es el ingrediente más habitual en la mayoría de aerosoles, rociadores y lociones antimosquitos del mercado y es el que mejores resultados ofrece. Cuanto mayor es su porcentaje, mayor es el tiempo de protección: puede durar hasta seis horas.
La picaridina, un ingrediente activo común utilizado en repelentes de insectos, puede brindar protección durante seis horas con una concentración del 20% y se considera una alternativa prometedora al DEET.
El aceite de eucalipto limón, también conocido como eucalipto citriodora, es la opción vegetal a ambos compuestos, con una efectividad parecida. La esencia de este árbol tiene además propiedades fungicidas, analgésicas y antiinflamatorias.
El riesgo de infección aumenta
Las principales especies transmisoras de las enfermedades más graves, el Aedes aegypti y el Aedes albopictus —también conocido como mosquito tigre— se van a desplazar desde los trópicos a zonas tradicionalmente templadas durante el próximo medio siglo, donde ya se están reproduciendo en partes de Norteamérica (como Florida), Europa y Asia oriental. Un estudio publicado en el diario científico PLOS Neglected Tropical Diseases asegura que, simultáneamente, las nuevas temperaturas extremas pueden hacer que desaparezcan de los trópicos.
Otro estudio realizado por la universidad The London School of Hygiene and Tropical Medicine, afirma que más de ocho mil millones de personas podrían correr el riesgo de contraer malaria y dengue cuando lleguemos al 2080. Esto supone la gran mayoría de la población mundial. En los próximos 50 años, el aumento de la temperatura global también alargaría las temporadas anuales de transmisión en más de un mes para la malaria y cuatro meses para el dengue.
Las infecciones transmitidas por mosquitos funcionan de forma muy parecida al sarampión, explica Colin Carlson —biólogo especializado en calentamiento global y coautor principal del estudio— a la National Public Radio de EEUU: "Si la población no está vacunada ni protegida y una persona contrae el sarampión, se produce un brote explosivo". Esto es lo que puede pasar en las nuevas zonas que los mosquitos están invadiendo. Carlson afirma que, aunque el aumento de las temperaturas no implica necesariamente que las enfermedades vayan a propagarse, sí lo hace mucho más probable. El incremento también aumentará las precipitaciones, creando más lugares húmedos para la reproducción, ampliando los hábitats de mosquitos y garrapatas. Además, los cambios en el uso del suelo pueden impulsar la migración de insectos a las ciudades.
Las enfermedades tropicales transmitidas por mosquitos infectan anualmente a unos 700 millones de personas y matan a más de un millón. Con el progresivo aumento global de temperatura, el riesgo de infección se está extendiendo año tras año por todo el globo, llegando a España y otros países que antes estaban a salvo. La buena noticia es que el riesgo se puede mitigar en parte con repelentes. La mala es que muchas de las pociones y artilugios que nos venden en supermercados y parafarmacias son inútiles, ineficaces y hasta peores que no usar nada.