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La hipótesis del confinamiento: ¿han subido los casos de sarna a raíz de la pandemia?
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La hipótesis del confinamiento: ¿han subido los casos de sarna a raíz de la pandemia?

Varios médicos están detectando más casos, pero es muy difícil saber si la incidencia es más alta ahora, porque la enfermedad no es de declaración obligatoria si no hay brotes

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

Entre las consecuencias sanitarias de la pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2 no solo están las millones de vidas que se ha llevado por delante el covid-19. El esfuerzo para hacer frente a esa enfermedad ha afectado a la lucha contra otras patologías en una sanidad desbordada y con falta de recursos. Una de esas enfermedades es la escabiosis, más conocida como sarna, que ya estaba desatendida antes de 2020.

El pasado mes de abril, el dermatólogo Miquel Casals avisó de que tras el confinamiento había visto muchos más casos que antes y de que la situación no era normal. "Llevo más de 20 años de carrera profesional. Previo a la pandemia, te diría que en un año veía tres o cuatro casos de escabiosis. Era algo anecdótico", dice a El Confidencial el especialista de la Unidad de Dermatología Pediátrica del Hospital de Sabadell. "En mi experiencia profesional, diría que se ha multiplicado por mucho más de 10. Pero, comentando con otros compañeros, estamos de acuerdo en que como mínimo se ha multiplicado por 10 la incidencia".

Varios médicos de familia de diversos lugares del país consultados cuentan que en el último año han visto casos de sarna fuera del ámbito habitual: instituciones cerradas donde no es extraño que haya brotes (como residencias, instalaciones militares o prisiones) o entornos de bajos ingresos e higiene deficiente. No es una enfermedad de declaración obligatoria, solo deben comunicarse los brotes.

"En mi experiencia profesional, diría que se ha multiplicado por mucho más de 10"

La sarna es "una infestación parasitaria causada por Sarcoptes scabiei var hominis", un ácaro microscópico que "se mete en la piel y deposita huevos, lo que acaba desencadenando una respuesta inmunitaria del huésped que origina un prurito intenso y exantema", explica en su web la Organización Mundial de la Salud, que estima que "en cualquier momento en que se calcule, la cifra de personas en todo el mundo que padecen sarna asciende a 200 millones".

La hipótesis del confinamiento

Casals, que aclara que sus afirmaciones son una impresión personal con base en los casos que atiende y a esas conversaciones, se atrevió a calificar la situación de epidemia en un editorial publicado en abril en 'Piel', revista dedicada a la formación dermatológica. Citando algunos de los pocos estudios sobre la enfermedad realizados en España y otros países de Europa, Casals defendía su hipótesis de que "el confinamiento domiciliario parece haber cambiado no solo el número de los pacientes infestados sino también la forma de presentación de la enfermedad y su tratamiento".

"Probablemente, el confinamiento ha provocado que los núcleos familiares se comporten como instituciones cerradas. Eso favorece que se infesten todos los miembros. Y si no los tratas a todos, vuelven a venir en unos meses. Si la sarna entra en una familia, la agarran todos. He llegado a ver casos en niños de un mes de vida", añade Casals.

Foto: El cantante Dani Martín ha contribuido a visibilizar la rosácea, enfermedad de la piel que padece (EFE/Juanjo Martín)

Zaida Herrador, investigadora del Instituto de Salud Carlos III que ha analizado la incidencia de esta enfermedad en España, no tiene claro que esa pueda ser la causa. "Esto se transmite porque entras en contacto directo con la piel de personas infestadas. O a través de material secundario, como las sábanas, etc., pero con una vida limitada. Porque el bichito sobrevive como mucho 72 horas fuera de tu cuerpo. Al estar encerrado en un sitio, puede que haya más contacto directo. Eso puede tener sentido. Pero no sé si el contacto en las familias o donde se originó el caso índice ha aumentado por el confinamiento".

Herrador también cree que durante lo peor de la pandemia la gente dejó de ir al médico para problemas como los que crea la sarna, lo que se une al empobrecimiento del sistema sanitario público durante la última década. Pero "tiene que haber muchas causas", dice. Y no es fácil saber si ahora hay más casos que antes de la pandemia porque la inexistencia de una base de datos homogénea dificulta sacar conclusiones.

Difícil medir la incidencia

Herrador es una de las autoras del artículo "Scabies in Spain? A comprehensive epidemiological picture", recién publicado en la revista 'PLOS ONE' y que dice, entre otras cosas, que entre 2014 y 2017 aumentaron las hospitalizaciones por sarna, tras un descenso continuado desde mediados de los noventa.

"Me metí a estudiar la sarna porque leyendo había visto noticias recientes de brotes importantes en nuestro país", explica Herrador. "El problema que tiene la sarna es que no hay realmente una fuente de datos fidedigna. Lo que a mí se me ocurrió es irme a las fuentes de datos de hospitalizaciones, de atención primaria, de brotes y de enfermedades profesionales. Sí sabía que era una enfermedad profesional. Intentando mezclar información de todas esas bases, tener una idea, una aproximación a una foto epidemiológica".

Su artículo señala la necesidad de un registro homogéneo nacional que ayude a monitorizar mejor la enfermedad. "Si no sabes lo que hay y no estudias tendencias, es complicado. Nuestra investigación ha sido un poco desconcertante, porque analizando las cuatro bases de datos no encontrábamos tendencias claras comunes entre ellas, no veíamos tampoco ni siquiera una distribución geográfica. Yo, que he hecho investigaciones similares con otras enfermedades infecciosas, sí veo un cierto patrón. Todavía me tiene muy desconcertada la situación de esta enfermedad. No termino de tener una imagen clara de cuál es la situación", dice la investigadora.

"Tengo el caso de un muchacho que vivía en una comuna con 28 individuos, y los 28 con sarna"

Vicente Baos, médico de familia en Madrid, explica que no ha visto más casos últimamente. "Clásicamente, era una enfermedad más de contagio sexual, con el contacto directo cuerpo a cuerpo", dice. Los últimos casos que ha conocido no tienen un origen claro. La Dirección General de Salud Pública de la Comunidad de Madrid explica que los datos tienen una "magnitud estable, con las fluctuaciones habituales, sin aumento". "Algunos colectivos, como tienen más relación con Salud Pública derivado de la pandemia, puede que nos notifiquen algún brote (de pequeña magnitud) que quizás no lo hubieran hecho en el pasado", añade.

Casals describe casos con muchos meses de evolución y resistentes al tratamiento habitual. "Tengo el caso de un muchacho que convivía en una comuna con 28 individuos, y los 28 con sarna. Al estar en el confinamiento, muchos pacientes no podían acudir al médico de cabecera y no se trataba o se trataba mal". El dermatólogo tiene claro que la resistencia al tratamiento es mayor ahora que antes de la pandemia. "Al tratamiento clásico, la permetrina, parece que hay muchos casos que son resistentes. Lo cual nos obliga a utilizar la alternativa [por vía oral], la ivermectina, que es un antiparasitario muy potente, pero es un tratamiento de segunda elección", explica.

Foto: Caja de ivermectina. (Reuters)

La ivermectina es un medicamento que ha adquirido notoriedad durante la pandemia, debido a varios ensayos no concluyentes que mostraron posibles beneficios contra el covid-19. A pesar de que nunca ha llegado a estar autorizado para ese propósito y de que las autoridades sanitarias han insistido en que no se tome para combatir el coronavirus, sobre todo en Estados Unidos, su uso aumentó bastante. Y lo hizo, además, en su versión para animales, lo que provocó muchos problemas médicos en las personas que lo ingirieron.

"El problema es que la propia crema es irritante", dice Baos, que señala que la mayoría de casos los tratan los médicos de atención primaria y que muchos acaban en el dermatólogo porque el tratamiento les produce reacciones que a veces son más difíciles de controlar y se tolera mal el picor. "A mucha gente le sigue picando después de darse el tratamiento y considera que no funciona. Ese es un error muy común. Hay que darles antiestamínicos y explicarles este proceso porque en las semanas siguientes al tratamiento ha desaparecido el parásito, pero ellos siguen teniendo picor e interpretan que la infección no se ha curado y vuelven a consultar. Es un fenómeno muy común", dice.

Es muy difícil, casi imposible, saber si ha habido un aumento de casos tras la pandemia. "Como no se vigila, es difícil conocer la tendencia y distribución de esta enfermedad", dice Herrador. "No hay mucha literatura ni en España ni en el mundo. Es una de las enfermedades tropicales desatendidas contempladas por la OMS. Se cree que está presente en muchos países, pero no lo sabemos. Se sabe poco, y se vigila poco, también a nivel mundial. También es cierto que tampoco tiene un curso leve en general, y los brotes son autolimitados, dadas las características del ectoparásito".

Entre las consecuencias sanitarias de la pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2 no solo están las millones de vidas que se ha llevado por delante el covid-19. El esfuerzo para hacer frente a esa enfermedad ha afectado a la lucha contra otras patologías en una sanidad desbordada y con falta de recursos. Una de esas enfermedades es la escabiosis, más conocida como sarna, que ya estaba desatendida antes de 2020.

OMS
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