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¿Hablamos del suicidio? Una realidad oculta contada a través de una historia real
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Salud mental

¿Hablamos del suicidio? Una realidad oculta contada a través de una historia real

A Carmen se le derrumbó el mundo cuando se enteró de que su hermano se había quitado la vida. Con este libro, pretende acompañar en el duelo a quien pueda estar en la misma situación y reclamar mayor intervención

Foto: Ilustración: iStock.
Ilustración: iStock.

Alrededor de 11 personas se suicidan cada día en España. La mayoría de estos casos están ocultos bajo el estigma, el tabú y el silencio que envuelven una realidad que causa alrededor de un millón de muertes en el mundo cada año, un fallecimiento cada 40 segundos.

El suicidio es la otra pandemia con la que convivimos como sociedad, siendo una de las principales causas de deceso en todo el planeta. Para la visibilización de esta tragedia escondida, Carmen Sánchez Alegre ha escrito ‘¿Hablamos del suicidio?’ (Universo de Letras, 2021), un libro que quiere trasmitir una realidad oculta contada a través de una historia real.

Foto: Foto: iStock.

A Carmen se le derrumbó el mundo cuando se enteró de que su hermano, Carlos, se había suicidado. A partir de ahí, tanto ella como el resto de su familia emprendieron un camino de aceptación y adaptación a esa nueva realidad, transitando las diferentes fases del duelo.

En esta obra, la autora narra sus experiencias y sentimientos ante este acontecimiento traumático con el fin de ser un rayo de esperanza para personas que se encuentren en una situación idéntica, al mismo tiempo que reclama mayor intervención contra el suicidio y protocolos sanitarios de prevención.

PREGUNTA. ¿Por qué decidiste escribir este libro?

RESPUESTA. En primer lugar, para visibilizar una realidad demasiado invisible en nuestra sociedad, pero muy extendida, que realmente es un problema de salud pública a día de hoy, al que no se le está dando la importancia que merece. Y cuando a algo no se le da importancia que merece, es muy complicado crear políticas o planes de prevención que puedan hacer que las cosas cambien.

También intento ayudar a personas que se encuentren en mi situación o en la que estuvo mi hermano en su momento a que se sientan más comprendidas y acompañadas.

Si no se visibiliza lo suficiente el hecho de que estar mal es un sentimiento completamente humano y que es necesario expresarlo, es mucho más difícil pedir ayuda.

Lo que he intentado es ahondar en mi proceso de duelo para acompañar a las personas que se hayan sentido así o que hayan pasado por un proceso de duelo como el mío.

placeholder Carmen Sánchez Alegre.
Carmen Sánchez Alegre.

P. Además de a los familiares y amigos que puedan sufrirlo, ¿a quién más puede ir dirigido este libro?

R. Además de a personas que estén en mi misma situación o a gente con idea suicidas, realmente a todo el mundo. Porque al final el suicidio es un tabú a día de hoy y no se habla. Es necesario que todo el mundo conozca esta realidad tal y como es.

Como curiosidad, he tenido mucho ‘feedback’ de psicólogos, aunque en principio mi idea no era dirigir el libro a ellos. Hay muchísimos especialistas que me han escrito y que me han dado las gracias porque dicen que les ha permitido comprender mucho mejor cómo se siente una persona que está viviendo un duelo de este tipo.

P. ¿Qué crees que la gente desconoce del suicidio?

R. Para empezar, una cosa que se desconoce completamente es la magnitud que tiene este problema. La gente no es consciente de ello porque es un tabú y se oculta, parece que no existiera. Una de las cosas que más me impactó y más me llamó la atención cuando mi hermano se suicidó fue ser consciente de que es la segunda causa de muerte en España después de la natural.

También se desconoce el hecho de que la mejor manera de prevenir el suicidio es visibilizarlo y hablar de ello, porque de hecho lo que se hace es todo lo contrario. A los periodistas nos han enseñado que no se puede hablar por el ‘efecto llamada’. Pero es todo lo contrario, es verdad que no se puede tratar la información relativa al suicidio de la misma manera que se trata otro tipo de información, porque hay detalles que es mejor no dar. Pero realmente si se da información y se comunica sobre ello, proporcionando alternativas, enseñando casos de personas que han superado situaciones difíciles en su vida y dando recursos de ayuda, se puede prevenir.

Además, hay un montón de mitos alrededor del suicidio que son completamente irreales, pero que, bueno, también al final tienen base en una sociedad con una tradición católica muy marcada.

Foto: Foto: EFE/Brais Lorenzo.

P. En tu proceso de duelo que narras en el libro, ¿hubo algún momento en que llegases a pensar que no lo ibas a superar?

R. Sí, muchas veces. El dolor que sientes es tan grande que a veces piensas que no lo vas a aguantar: “Ya no puedo, no puedo vivir así, no aguanto este dolor. Yo no puedo seguir levantándome cada mañana y sintiéndome así, porque no, no lo aguanto”.

Es una sensación que probablemente hayan experimentado todas las personas que hayan pasado un duelo por suicidio u otro tipo de duelo, porque es durísimo.

P. En el libro expresas que el sentimiento de culpa sobrevuela contantemente, ¿cómo se lidia con una emoción tan fuerte?

R. El sentimiento de culpa es el peor de todos y el más presente o predominante en un duelo por suicidio. Al final te surgen muchas preguntas: “¿Y si hubiera hecho esto?”, “¿y si hubiera hecho lo otro?”, “¿cómo no me pude dar cuenta?”...

Pero, bueno, en realidad la culpa puede ser una emoción muy útil si sabemos no engancharnos con ella. En el sentido de que la culpa te trae mucha información. Por ello hay que saber encontrar el punto de no identificarte con ella, ser compasivo con uno mismo y ser consciente de que todos lo hemos hecho lo mejor que hemos podido con la información que teníamos en cada momento, aprender de la experiencia y de lo que es culpa nuestra.

placeholder Carmen Sánchez Alegre.
Carmen Sánchez Alegre.

P. Por lo que trasmites, entiendo que consideras que el suicidio de alguien es algo que se puede evitar…

R. Hay muchos suicidios que se puedan prevenir. De hecho, al final, cuando una persona decide suicidarse es porque tiene más miedo a la vida que a la muerte, porque tiene un sufrimiento tan grande de pena que no le da miedo de la muerte, porque la vida le da mucho más miedo.

Estas personas se ven en ese momento como en un callejón sin salida, como en un túnel que no tiene salida. Si se les da los recursos necesarios y se les hace ver que hay otras alternativas y que pueden salir de ese túnel, pueden cambiar de idea y no hacerlo. Lo que pasa es que no se está haciendo eso ahora mismo. Por ejemplo, no hay ningún plan de prevención a nivel nacional, sin embargo, se suicida más del doble de personas que gente muere por accidentes de tráfico; y sí tenemos un plan de prevención de accidentes de tráfico que funciona y que previene un montón.

Tampoco hay suficientes psicólogos en la salud pública. Los que hay son muy buenos, pero son muy pocos.

Con todas estas premisas es muy complicado atajar este problema cuando realmente no hay recursos.

P. Por ello abogas por dedicar muchísimos más recursos públicos para la prevención…

R. Dedicar más recursos públicos sería una parte muy importante, pero yo creo que también a nivel social tenemos que intentar normalizar el hecho de sentirnos mal, porque vivimos de una forma que parece que tenemos que estar todo el día felices de que nuestra vida sea fantástica y maravillosa. Y es que realmente la vida no es así. En la vida hay momentos malos, hay momentos muy jodidos, hay momentos de los que uno siente que no puede salir y es completamente normal y humano.

Foto: Foto: iStock.

Es necesario para la prevención que comencemos a normalizar el hecho de sentirnos mal y que no pasa nada por sentirse mal, que no eres un fracaso ni nada parecido por sentirte mal, que lo único que eres es un ser humano normal y corriente.

P. Todo el rato sobrevuela la importancia de la sociedad para evitar el trágico final. ¿Crees que el suicidio es un acto voluntario de quien lo realiza o que existe una presión social de todo lo que rodea, que empuja a ello?

R. Hay un artículo muy interesante de la profesora de Sociología de la Universidad del País Vasco Cristina Blanco donde lo aborda, se pregunta si verdaderamente el suicidio es un acto voluntario o no.

Lo que plantea es que la persona que toma la decisión de suicidarse al final es una persona que está secuestrada emocionalmente y que el proceso cognitivo que tiene no es realmente el de una persona que está en un estado mental normal. Por lo tanto, al final no es una decisión que se pueda considerar 100% voluntaria.

De hecho, si escuchas testimonios de gente que ha intentado suicidarse y no lo ha conseguido, luego dicen: “Madre mía, no me puedo creer que haya hecho eso”. Ellos mismos no pueden creerse que hayan intentado eso.

Por ello, no sé hasta que punto realmente el suicidio es un acto voluntario. Y ese es otro de los mitos. De hecho, hay gente que dice que el que se suicida es muy valiente y otros que es un cobarde. Yo creo que realmente es gente que está secuestrada emocionalmente y que en ese momento están en un estado mental en el que les da menos miedo la muerte que seguir viviendo.

placeholder Ilustración: iStock.
Ilustración: iStock.

P. En el libro cuentas que tu hermano dejó una carta de despedida, este tipo de detalles, ¿alivia el dolor o aumenta el sentimiento de culpa?

R. Las cartas dependen mucho porque el contenido depende de cómo esté emocionalmente la persona en el momento que la escribe. En general, muchas de esas cartas no sirven para aliviar el dolor, otras sí, pero, bueno, es un recurso más. Al final no va a cambiar tanto el proceso de duelo.

P. En tu libro se aborda el suicidio desde una vivencia personal y, por decirlo de algún modo, sin drama, ¿por qué has decidido escribirlo así?

R. Porque perder a un ser querido es lo suficiente dramático como para encima meterle más drama al asunto. Por ello he intentado quitarle el mayor trauma posible y que sea más bien algo que proporcione paz, dentro de que obviamente es un suceso bastante traumático.

Recursos para la prevención del suicidio

Alrededor de 11 personas se suicidan cada día en España. La mayoría de estos casos están ocultos bajo el estigma, el tabú y el silencio que envuelven una realidad que causa alrededor de un millón de muertes en el mundo cada año, un fallecimiento cada 40 segundos.

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