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Las adversidades en la infancia elevan el riesgo de muerte prematura en la edad adulta
  1. Bienestar
Estudio con más de 46.000 personas

Las adversidades en la infancia elevan el riesgo de muerte prematura en la edad adulta

Tanto el abuso físico, emocional o sexual como la pobreza, entre otros factores, vividos en los primeros años reducen posteriormente la esperanza de vida, como demuestra un gran estudio

Foto: Foto: Unsplash.
Foto: Unsplash.

La adversidad en la vida temprana puede tener un impacto duradero en el desarrollo y la salud humanos. Cuanta más exposición exista en la infancia, por ejemplo, al abuso físico, emocional y sexual, enfermedad mental del cuidador, abuso de sustancias por parte de los padres o encarcelamiento y violencia doméstica, más aumenta el riesgo de una serie de causas principales de muerte en la edad adulta (por ejemplo, sobredosis de drogas, enfermedades cardiacas, cáncer), como constatan trabajos como el publicado en ‘American Journal of Preventive Medicine’.

La exposición a una gran cantidad de experiencias adversas en la infancia (ACE, por sus siglas en inglés), más de cuatro en la mayoría de los estudios, está fuertemente relacionada con muchos resultados psicosociales negativos, incluidos intentos de suicidio, enfermedades mentales, riesgo sexual y violencia interpersonal.

"La exposición a una gran cantidad de experiencias adversas en la infancia está fuertemente relacionada con muchos resultados psicosociales negativos, incluidos intentos de suicidio"

El concepto de una experiencia infantil adversa se ha ampliado a lo largo de los años, reconociendo los acontecimientos lamentablemente comunes en ella que pueden alterar el curso del desarrollo y el bienestar: hogares de acogida, muerte de padres o hermanos, cambios en el estado civil de los padres, las enfermedades infantiles y los determinantes sociales más amplios de la salud, como la pobreza, la recepción de asistencia social, las malas condiciones de vivienda y la discriminación.

placeholder Foto: Unsplash/@kj2018.
Foto: Unsplash/@kj2018.

Pocos estudios han examinado el impacto de las ACE en la esperanza de vida más corta. Los trabajos retrospectivos de adultos generalmente no han encontrado una fuerte asociación entre las ACE y el riesgo de mortalidad. Debido a que las adversidades contadas en las puntuaciones de ACE difieren entre los estudios, no está claro qué combinaciones de ACE están asociadas con los mayores riesgos para la salud.

Las nuevas evidencias

Ahora se acaba de publicar un trabajo en ‘The Lancet Regional Health - Americas’ que ha sido llevado a cabo con más de 46.000 personas y que ha sido realizado por investigadores de los Institutos Nacionales de Salud de EEUU (NIH).

Así, y en comparación con los niños que no experimentaron adversidades en la vida temprana, la pobreza infantil combinada con viviendas abarrotadas se asoció con un 41% de riesgo mayor de muerte prematura, y la pobreza temprana combinada con la separación de uno de los padres se asoció con un aumento del 5% de riesgo de fallecer tempranamente.

Aquellos que experimentaron dureza y negligencia de los progenitores tenían un 16% más de riesgo de muerte prematura, y los que experimentaron inestabilidad familiar, un 28% más de riesgo.

Los hallazgos se basan en estudios anteriores que vincularon tipos individuales de experiencias infantiles adversas con el riesgo de muerte, así como otros que demostraron que el riesgo de muerte aumentaba a medida que crecía la exposición a la adversidad infantil. El ensayo actual identifica vínculos entre las combinaciones de adversidad en la primera infancia y las posibilidades generales de muerte prematura.

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Foto: Unsplash/@tormius.

"Comprender cómo los patrones de adversidad en la primera infancia se asocian con una esperanza de vida más corta nos ayuda a entender mejor el costo de las experiencias tempranas en la salud humana y la medida en que este se traslada desde la niñez hasta la edad adulta", dijo el autor principal del estudio, Stephen E. Gilman, jefe de la Rama de Ciencias Sociales y del Comportamiento del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano (NICHD) Eunice Kennedy Shriver de los NIH.

"A largo plazo, esperamos que resultados como los nuestros puedan informar de los esfuerzos para desarrollar mejores intervenciones que reduzcan la exposición a la adversidad infantil y sus consecuencias para la salud entre los niños expuestos", insiste.

5 clasificaciones de adversidad

Los participantes eran hijos de madres que se inscribieron en el Proyecto Perinatal Colaborativo, un estudio estadounidense sobre salud maternoinfantil realizado por los NIH. Los investigadores compararon los datos de los registros de defunción recopilados desde 1979 hasta 2016 con los datos que evaluaron las experiencias de los niños desde que nacieron, desde 1959 hasta 1966, hasta los 7 años.

"Estas experiencias pueden afectar el desarrollo del cerebro, el bienestar social y emocional, y el desarrollo del comportamiento"

Entre los 46.129 participantes del estudio en el análisis, ocurrieron 3.344 muertes. Tomando como base la información del cuestionario y otros datos recopilados de las madres de los participantes, los investigadores desarrollaron cinco clasificaciones de la adversidad en la primera infancia:

  • Adversidad baja: es poco probable que haya experimentado eventos adversos significativos en la infancia (48% de los participantes).
  • Dureza y negligencia de los padres: probabilidad de haber experimentado eventos adversos tales como dureza física o emocional de los padres y negligencia física (4% de los participantes).
  • Inestabilidad familiar: posibilidad de haber sufrido dos o más cambios en el estado civil de sus padres, divorcio o separación, cambios frecuentes de residencia, muerte de uno de los padres o hermanos o cuidado de la crianza (9% de los participantes).
  • Pobreza y viviendas abarrotadas: posibilidad de haber experimentado condiciones de pobreza y hogares llenos (21% de los participantes).
  • Pobreza y separación de los padres: probabilidad de haber experimentado penuria, recibir asistencia social, divorcio o separación de los padres y cambios maritales y residenciales (19% de los participantes).

Además del mayor riesgo de muerte de aquellos en las últimas cuatro clases, las probabilidades aumentaron con el número de experiencias infantiles adversas. Las personas con dos de ellas tenían un 27% más de riesgo de muerte prematura; con tres, un 29%, y con cuatro, un 45%.

“Nuestros hallazgos y los de estudios previos sobre experiencias adversas en la infancia resaltan la necesidad de reducir la exposición de los niños a muchas de ellas, a las que demasiados menores se enfrentan hoy en día, incluida la pobreza, las malas condiciones de vivienda y la separación de los padres", dijo el coautor Dr. Jing Yu.

“Estas experiencias pueden afectar el desarrollo del cerebro, el bienestar social y emocional, el desarrollo del comportamiento y, como sugieren nuestros resultados, pueden reducir la esperanza de vida”, apostilla.

La adversidad en la vida temprana puede tener un impacto duradero en el desarrollo y la salud humanos. Cuanta más exposición exista en la infancia, por ejemplo, al abuso físico, emocional y sexual, enfermedad mental del cuidador, abuso de sustancias por parte de los padres o encarcelamiento y violencia doméstica, más aumenta el riesgo de una serie de causas principales de muerte en la edad adulta (por ejemplo, sobredosis de drogas, enfermedades cardiacas, cáncer), como constatan trabajos como el publicado en ‘American Journal of Preventive Medicine’.

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