Dos horas en ambulancia colectiva para recibir terapia contra el cáncer: la odisea de Elena, Ana y el resto de sorianos
Los enfermos oncológicos de Soria, la novena provincia con más casos de cáncer nuevos en España por cada 100.000 habitantes, han de trasladarse a Burgos para la radioterapia
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Son las 5.30 de la mañana de un día laboral a finales de enero en Soria. Elena Martínez Ruiz ya está en pie y comienza su rutina para poder recibir radioterapia. Primero se ducha para quitarse los restos de crema [que requiere por los efectos secundarios del tratamiento] y después se toma un vaso de leche, a esa hora el cuerpo no le acepta mucho más. Sobre las 6.30, una ambulancia colectiva le lleva al Hospital Universitario de Burgos (Hubu), a casi dos horas de trayecto por carretera nacional. Una vez allí, el proceso es corto: en apenas diez minutos ha recibido la radioterapia y cuando los tres, cuatro o cinco pacientes que iban con ella acaban, todos van de vuelta a la provincia soriana. A mediodía ya suele estar de vuelta en su casa.
Esta ha sido su realidad durante un mes y medio de tratamiento y la de todos los pacientes oncológicos que son tratados en Soria y que necesitan radioterapia. En su caso, todo comenzó en marzo de 2024, cuando se notó dura una zona en el pecho. Fue entonces cuando le mandaron una ecografía, pero como tardaba en llegar la cita, optó por realizarla en un hospital privado para agilizar el proceso. Los resultados fueron claros y el facultativo de ese centro le dio un informe para que acudiera a su médico de cabecera, quien le derivó a la Unidad de Mama del Hospital Santa Bárbara de Soria y todo fue "muy rápido".
Empezaron a realizarle pruebas y acordaron el tratamiento: primero le darían quimioterapia junto con inmunoterapia para reducir el tumor para posteriormente operarla. Los resultados de la intervención fueron positivos, pero tenían que darle 30 sesiones de radioterapia. La cuestión es que en Soria no ofrecen este tratamiento y desde el hospital le comentaron que tenía que acudir a otro centro fuera de su provincia. El de referencia es el de Burgos, pero también está la posibilidad de ser tratada en Logroño o en Zaragoza. Ella escogió el de su comunidad autónoma y las posibilidades eran tres: ir por su cuenta, pagándole el kilometraje (a unos 9 céntimos el km), vivir en un piso proporcionado por una asociación del cáncer en el municipio donde esté el centro o ir cada día en una ambulancia compartida.
"Es duro, al final se hace muy largo. Lo que necesitas es descansar y levantándote a esa hora no es la mejor manera. Se endurece todo mucho más. Para mí lo peor de todos los tratamientos ha sido la radioterapia y es lo que más efectos secundarios me ha causado", explica la paciente.
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Aunque no se cuenta con un registro exacto de a cuántas personas afecta esta situación, esta odisea sucede en Soria, la novena provincia con mayor número de casos nuevos de cáncer por 100.000 habitantes en 2024, con 718, según la Asociación Española contra el Cáncer. Un 70% de los pacientes con diagnóstico de cáncer recibe algún tipo de tratamiento de radioterapia a lo largo de su enfermedad.
Los dos caminos de Ana Patricia
Ana Patricia Jambat también es paciente en Soria. En su caso, lo ha sufrido dos veces. En 2021 le diagnosticaron un cáncer colorrectal para el que tuvo que acudir a Burgos para recibir 28 sesiones de radioterapia. "Acudí más días porque en dos ocasiones me ocurrió que fui y volví con las mismas porque la máquina estaba estropeada. Eso pasa mucho, vas a recibir el tratamiento y te dicen que tienes que volver mañana, cuando ya te has chupado el viaje y no has podido tachar día en el calendario", comenta.
En este primer cáncer, se inclinó por ir por su propia cuenta con la ayuda de familiares y amigos. En total, tuvo que recorrer unos 9.000 kilómetros en las 30 ocasiones que acudió. Además, con un problema añadido: "Tuve muchos problemas porque nunca me han pagado el kilometraje. Soy de Muface y usuaria de la Seguridad Social y cuando pedí la compensación me dijeron que por ser de Muface no me lo iban a pagar. Entonces, fui a juicio y he perdido los dos que he tenido. Se pasan la pelota: Muface dice que tiene que ser la Seguridad Social y la Seguridad Social que Muface. Hay un limbo y somos los pacientes los que nos tenemos que pagar el desplazamiento. En este sentido me siento doblemente discriminada".
Desde la mutualidad explican a El Confidencial que es criterio de la comunidad autónoma denegar solicitudes, como desplazamiento, manutención y alojamiento en el ámbito sanitario realizadas por los mutualistas adscritos a la sanidad pública, dado que, según la comunidad, no cumplen el requisito en el artículo 3.1 de la Orden SAN/144/2017. De esta manera, aunque han optado por esta asistencia, no conlleva la condición de asegurado o beneficiario del Sistema de la Seguridad Social que, junto con la titularidad de una Tarjeta Sanitaria de Sacyl, constituye un requisito para ser beneficiario de la ayuda. "Existen numerosas quejas formales a la Junta por este motivo, tanto de particulares como de las propias mutualidades, entendiendo que supone una discriminación absoluta a los mutualistas. El Defensor del Pueblo también ha estudiado esta situación. Muface lamenta profundamente esta actuación discriminatoria hacia su colectivo", aseguran fuentes de Muface.
En 2024 le detectaron otro cáncer y volvió a requerir radioterapia, que recibió durante un mes a principios de este año. En este caso, se decantó por la ambulancia colectiva. Uno de los problemas con los que se encuentran estas personas es cuando acumulan distintos tratamientos en un día, con todo el cansancio que conlleva. En ese caso, primero se suele recibir quimioterapia en Soria para luego ser trasladado a Burgos para la radioterapia. Además, está el malestar durante los viajes: "Al final tienes vómitos y diarreas y lo compartes en un viaje que es en carretera nacional, con un firme en mal estado, muchos baches y curvas y que no tiene servicios. Solo hay bares en los pueblos por lo que pasa, pero estamos hablando de la España vaciada, entonces toca parar en la cuneta".
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"En esta segunda vez lo que peor he llevado ha sido la vulnerabilidad de las personas mayores. En Soria, la población está bastante envejecida y que se tenga que someter a ese tratamiento lo llevaba fatal, me venía llorando. Si ya de por sí la radioterapia te deja hecho una mierda, cuando tienes más edad es más difícil de sobrellevar, y someterte a esos viajes lo hace mucho peor. Yo me levantaba a las 05.00 para ir, pero los que viven en un pueblo lo hacen a las 04.00 o a las 04.30 y recorren muchos más kilómetros", ahonda. En los nuevos casos de cáncer por 100.000 habitantes por rango de edad, en Soria destacan los mayores de 75 años.
Esta situación, por tanto, le produce "mucha rabia". "Me parece muy injusto que el código postal influya en mi tratamiento y en mi curación. Depende de dónde vivas, no tienes las mismas posibilidades", denuncia.
Años de promesas para la Unidad de Radioterapia
Ana Patricia explica que esta situación ocurre "desde siempre". "Llevan prometiendo la unidad desde hace más de 18 años. Ha habido partidos políticos y asociaciones que han ido presionando para que saliera adelante. Hace dos o tres años se empezó a construir el búnker, que es el espacio donde se tiene que colocar la máquina", comenta. En abril de 2023, el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, anunció que la Unidad de Radioterapia en el Hospital Santa Bárbara estaría en funcionamiento de 2024.
Ese momento llegó y, aunque ha habido avances, no está a pleno rendimiento. El 26 de diciembre, el consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez, visitó las obras de esta unidad satélite, en la que ya se había concluido el proceso de montaje del acelerador lineal, cuya puesta en marcha se iniciaría tras el proceso habitual de instalación, calibrado y autorizaciones preceptivas del Consejo de Seguridad Nuclear. En ese momento, también se contaba con la licitación de la Junta para el suministro, instalación y puesta en marcha de un TAC espectral para simulación. Además, apenas seis días antes, tuvieron lugar las primeras cuatro consultas de Oncología Radioterápica, que estuvo enfocada en la revisión de pacientes de la provincia. Con todo esto, la consejería vaticinaba que el inicio del tratamiento radioterápico de los pacientes oncológicos sorianos en los próximos meses. El Confidencial se ha puesto en contacto con la gerencia del hospital sin obtener respuesta.
La asociación Pedalovida
Tras su primer cáncer, Ana Patricia comentó con su entorno cercano que le gustaría visibilizar la situación y recaudar fondos para la Asociación Española Contra el Cáncer. Así es como nació Pedalovida, al principio como movimiento social y ahora como asociación.
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Desde 2023, han realizado en bici el trayecto de Soria hasta Burgos y también al revés, partiendo desde el pueblo Hontoria del Pinar y con etapas a pie. Terminaron en Soria con una manifestación. Aún no está cerrado qué realizarán este año. "No sabíamos si íbamos a festejar la inauguración, porque ha salido en las noticias que la máquina ya está y hay personal, pero damos fe de que, por desgracia, no está en funcionamiento, lo hemos tenido que sufrir en nuestras carnes", lamenta.
"La asociación Pedalovida morirá cuando la unidad esté en funcionamiento y será una celebración porque nacimos para reivindicar", concluye.
Son las 5.30 de la mañana de un día laboral a finales de enero en Soria. Elena Martínez Ruiz ya está en pie y comienza su rutina para poder recibir radioterapia. Primero se ducha para quitarse los restos de crema [que requiere por los efectos secundarios del tratamiento] y después se toma un vaso de leche, a esa hora el cuerpo no le acepta mucho más. Sobre las 6.30, una ambulancia colectiva le lleva al Hospital Universitario de Burgos (Hubu), a casi dos horas de trayecto por carretera nacional. Una vez allí, el proceso es corto: en apenas diez minutos ha recibido la radioterapia y cuando los tres, cuatro o cinco pacientes que iban con ella acaban, todos van de vuelta a la provincia soriana. A mediodía ya suele estar de vuelta en su casa.