Un tercio de los españoles sufre hígado graso y la mayoría no lo sabe: las incógnitas de una patología silenciosa
Resolvemos con el investigador David Martínez Selva varias dudas sobre esta enfermedad, cuyo diagnóstico no ha parado de crecer en las últimas décadas
El hígado graso es una enfermedad que afecta a más de un tercio de la población adulta y al 10% de la infantil, aunque la mayoría no lo sabe. Se trata de la patología hepática más prevalente en el mundo y los expertos ya la consideran una epidemia.
Esta afección silenciosa consiste en la acumulación de exceso de grasa en el hígado, la cual puede estar relacionada o no con el consumo excesivo de alcohol. Como explica David Martínez Selva, investigador del grupo de Diabetes y Metabolismo del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR), “es una enfermedad de progresión lenta y que tiene diferentes etapas en las que están implicados diferentes procesos biológicos. En una primera etapa se produce una acumulación de grasa; si progresa la enfermedad, el hígado padece un proceso de inflamación que acaba provocando daño hepático y fibrosando el tejido, y la siguiente etapa ya sería la cirrosis hepática con posible aparición de cáncer hepático”.
Alrededor del 25% de las personas afectadas desarrolla esteatohepatitis no alcohólica, que se caracteriza por inflamación hepática y fibrosis, y si no se controla, puede derivar en patologías graves, como la cirrosis hepática o el cáncer de hígado.
A diferencia de otras patologías no transmisibles con las que está estrechamente asociada –como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes de tipo 2 y la obesidad–, la enfermedad del hígado graso está infradiagnosticada, ya que la mayoría de quienes la padecen no tienen síntomas.
“Durante los últimos años se han ido desarrollando diferentes técnicas para poder realizar un diagnóstico, como son las técnicas de imagen, biomarcadores no invasivos y técnicas invasivas. Pero a día de hoy no sabemos, por ejemplo, cuánta gente exactamente tiene la enfermedad y en qué pacientes la enfermedad va a progresar a estadios más avanzados. Por mi interacción con los investigadores clínicos tengo entendido que se utilizan todas estas herramientas para hacer una valoración del estado de los pacientes”, señala a este respecto Martínez.
Tratamos de resolver algunas de las muchas incógnitas que rodean a esta enfermedad con Selva, que ha participado este jueves junto a los investigadores Jeffrey V. Lazarus y Antonio Zorzano en el Debate CaixaResearch dedicado al hígado graso.
¿Por qué se ha duplicado desde 1990?
Selva explica que una de las causas principales por las que la incidencia de la enfermedad del hígado graso se ha duplicado y no deja de crecer “tiene estricta relación con la epidemia de obesidad y diabetes de tipo 2 que estamos sufriendo a nivel mundial en las últimas décadas”.
“Aunque la enfermedad del hígado graso la sufren también personas delgadas, esta tiene relación con la obesidad y diabetes, ya que las personas que sufren estas dos enfermedades tienen una alta probabilidad de tener hígado graso; es decir, estas dos enfermedades favorecerían que se acumulara grasa en el hígado”, añade.
¿Hay algún tratamiento?
El investigador español subraya que, a día de hoy, no hay ningún tratamiento específico para esta enfermedad aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA) o la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).
A este respecto, aclara que “encontrar un tratamiento o terapia para esta enfermedad no es sencillo, ya que a medida que avanza intervienen diferentes procesos biológicos relacionados con acúmulo de grasa, inflamación y fibrosis. Por tanto, se trata de desarrollar un tratamiento que actúe o tenga efecto en estos procesos biológicos”.
Avances científicos
Selva ha identificado dos proteínas que, en combinación con un algoritmo matemático, pueden ser usadas como biomarcador no invasivo para predecir el desarrollo y la progresión de las diferentes etapas de la enfermedad, incluidas las más graves.
“La búsqueda de biomarcadores que nos permitan detectar qué pacientes tienen esta enfermedad, en qué fase de la misma están y qué pacientes van a progresar a las siguientes fases es una de las líneas de investigación de nuestro grupo de investigación en el VHIR”, explica al respecto.
En el proyecto de Selva, que cuenta con el apoyo de la convocatoria CaixaImpulse de Innovación en Salud, se está trabajando para avanzar en la validación de este nuevo biomarcador y facilitar el desarrollo de nuevos fármacos para tratar estas afecciones. “Utilizaremos muestras de plasma de pacientes con esta enfermedad para validar un biomarcador desarrollado en nuestros modelos murinos, basado en la medición de unas proteínas que se encuentran en la sangre, que nos permitiría precisamente saber en qué estadio de la enfermedad están los pacientes y si progresa o no la enfermedad”, resume.
Por su parte, Zorzano lidera un proyecto para hallar biomarcadores de hígado graso que permitan diagnosticar la enfermedad de forma no invasiva. Su equipo ha descubierto una proteína presente en las mitocondrias de las células hepáticas llamada mitofusina-2 y está investigando si esta proteína se puede usar como diana terapéutica para diseñar nuevos tratamientos.
En cuanto a Lazarus, investigador de ISGlobal, capitanea diferentes iniciativas internacionales para generar conciencia y consensuar una agenda global de acciones prioritarias que haga frente al avance de la enfermedad. Entre las prioridades principales están la colaboración entre especialistas hepáticos y médicos de atención primaria, y el establecimiento de estrategias distintas de tratamiento en función del estadio de la enfermedad o de la existencia de varias enfermedades simultáneas.
Qué hacer para prevenir y mejorar su diagnóstico
Teniendo en cuenta el desconocimiento que hay a su alrededor, la prevención e intentar revertir sus efectos en las primeras etapas. Considerando que la enfermedad del hígado graso se vincula con hábitos de vida poco saludables, los expertos recomiendan:
- Mejorar la alimentación: Las dietas deficientes contribuyen a la acumulación de grasa en el hígado, por lo que se aconseja el consumo de fruta, verduras, cereales integrales y grasas saludables que ayuden a su correcto funcionamiento, así como reducir el consumo de azúcares.
- Evitar el consumo de alcohol: La mayor parte del alcohol que absorbe el organismo se metaboliza en el hígado y activa sustancias inflamatorias que dañan las células de este órgano hasta provocar su destrucción. Además, su consumo puede provocar fibrosis, es decir, la sustitución del tejido sano del hígado por un tejido cicatricial que no puede cumplir las funciones de un hígado sano.
- Mantener un peso saludable: A menudo, la enfermedad está asociada con la obesidad. En la actualidad, uno de los grupos que más preocupan es el de adolescentes, ya que 8 de cada 10 pacientes de este grupo de edad que tienen sobrepeso también padecen enfermedad del hígado graso.
- Huir del sedentarismo: Estudios recientes demuestran que el ejercicio físico es un buen aliado contra la grasa hepática, por lo que realizar actividad física frecuente puede mejorar la condición de los pacientes.
El hígado graso es una enfermedad que afecta a más de un tercio de la población adulta y al 10% de la infantil, aunque la mayoría no lo sabe. Se trata de la patología hepática más prevalente en el mundo y los expertos ya la consideran una epidemia.