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"Llegué a recibir amenazas de muerte": cómo un grupo de médicos se convirtió en estrellas de la televisión
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cuatro años del confinamiento

"Llegué a recibir amenazas de muerte": cómo un grupo de médicos se convirtió en estrellas de la televisión

La pandemia convirtió en protagonistas de la actualidad a una serie de profesionales que no estaban acostumbrados a la exposición mediática y que tuvieron que aprender a estar en el foco. Esta es su historia

Foto: César Carballo, en 'Informe Covid'. (Telecinco)
César Carballo, en 'Informe Covid'. (Telecinco)

"Un programa de una de las dos cadenas más importantes de televisión me llegó a llamar para que, en un matinal de los que hacen, hablara de los test de antígenos. Yo les dije: 'No tengo ninguna formación sobre ello, no puedo hablar'. Y me respondieron: 'No pasa nada, con que hables cinco, diez minutos ya está'. Si me dicen a mí eso, imagina la cantidad de todólogos que hablan de cualquier cosa sin tener ni idea".

Cuatro años han pasado del comienzo del confinamiento en España y estas palabras de Miguel Ángel Reinoso, un chico que estudiaba Magisterio y se hizo famoso por recopilar cada día los datos de la pandemia en Twitter, sirven para recordar uno de los fenómenos que acompañaron durante esos meses a la verdadera tragedia, la que se estaba viviendo en los hospitales. El confinamiento, la alarma social y la necesidad de entender qué estaba pasando llevó a una sobreabundancia de información que, aunque en muchos casos necesaria, en otros generó informaciones imprecisas y aumentó la angustia de la población.

Epidemiólogos, virólogos, urgenciólogos y, en ocasiones, personas sin ninguna formación científicatodólogos, los llama Miguel Ángel, que tampoco tiene esa formación— inundaron los platós de televisión, las radios, los periódicos y las redes sociales, y se convirtieron de la noche a la mañana en protagonistas mediáticos, un espacio que hasta entonces estaba reservado a artistas, deportistas, políticos y demás personajes que suelen copar la parrilla de televisión.

Personas que no estaban acostumbradas a la exposición y que aprendieron de golpe lo que supone la fama y el foco social. "Hice un esfuerzo muy potente con los medios de comunicación porque para mí era importante que hubiera transparencia máxima", comenta Margarita del Val, viróloga e investigadora del CSIC, que asumió la responsabilidad de explicar qué es lo que estaba sucediendo.

placeholder La inmunóloga e investigadora del CSIC Margarita del Val, en una foto de archivo. (EFE)
La inmunóloga e investigadora del CSIC Margarita del Val, en una foto de archivo. (EFE)

"En mi caso concreto, mi preparación previa me hacía ser capaz de asimilar toda esa nueva información más rápidamente, con mayor capacidad crítica. Mi experiencia en divulgación científica me permitía explicar ese conocimiento en palabras que pudiese entender todo el mundo. Lo que hacía era intentar explicar para que cada uno con esas explicaciones pudiera adaptar su vida. Ahorrar sus recursos económicos, ahorrar sus recursos anímicos, protegerse… Pero no poner esfuerzo en situaciones que tenían menos riesgo. Para mí fue un esfuerzo de responsabilidad, igual que para muchos científicos. Vamos a transmitir lo que tenemos mientras sea necesario".

25 entrevistas semanales

"Di más de 3.000 entrevistas a los medios de comunicación, todo gratis, no tenía que ver con contratos. Consideraba que era un momento de crisis y gracias a que estaba jubilado de la OMS lo pude hacer; si no, hubiera sido abrumador", manifiesta el epidemiólogo Daniel López Acuña. "Diariamente, me podían llamar como 4 o 5 veces, incluso sábados, domingos y fiestas de guardar. A la semana, 20-25 veces", cuenta el también epidemiólogo Amós García Rojas.

"Llegó a ser un trabajo a tiempo completo. Recuerdo un día en el que hablé con 27 medios. Fue muy intenso, pero a la vez era gratificante", recuerda el pediatra y epidemiólogo Quique Bassat.

"Podíamos hablar de lo que veíamos a diario. Veíamos cosas que no nos cuadraban, que no se gestionaban bien. En este país te etiquetan dependiendo de a quién critiques", señala el urgenciólogo César Carballo, otro de los rostros que más apareció en televisión durante la pandemia.

placeholder César Carballo, en 'Informe Covid con Iker Jiménez'. (Telecinco)
César Carballo, en 'Informe Covid con Iker Jiménez'. (Telecinco)

El tratamiento de la información por parte de los medios también tuvo sus luces y sombras, y aunque muchos de los entrevistados valoran positivamente lo que se hizo en los primeros meses, los del confinamiento, coinciden en que luego hubo medios que exageraron la gravedad de la situación para buscar audiencia: "Cuando el momento era muy grave, los medios de comunicación eran más precisos en lo que contaban. Cuando la situación era más suave, los medios empezaban a saltar con titulares muy sensacionalistas y poco adecuados a la realidad. Yo intentaba luchar contra ello, pero no era fácil", explica Del Val.

"Era importante que hubiera una presencia mediática amplia, pero a veces fue alarmista y excesivo y otras pedagógico, y a veces sustituyó a la comunicación oficial por parte de instituciones autonómicas y estatales. Se dio mucha voz a gente con opinionitis sin autoridad científica y técnica", opina López Acuña. "Muchos medios se apoyaban en el clickbait y hablaban de la cuarta, la quinta ola, el tsunami… Unos titulares que metían miedo", nos cuenta Reinoso.

"Recuerdo que había mucha volatilidad en cuanto a las noticias que circulaban. Muchas veces se apoyaban en prepublicaciones que ni siquiera estaban revisadas y aceptadas. Mucha noticia que creaba una alarma social bestial", asegura Bassat.

"Se dio mucha voz a gente con 'opinionitis' sin autoridad científica"

Pero estas acusaciones no solo caían sobre los medios, sino también sobre algunas de estas personas, como es el caso del doctor Carballo: "Muchas veces se cogían cosas que decía con pinzas y se publicaban. Yo tengo un sesgo sanitario y cuando mucha gente se pasaba del tema, en urgencias estábamos mal. Y hemos abierto la mano sin pensar en la gente vulnerable. Yo he sido la voz más crítica y eso se ha utilizado para decir que yo era tremendista".

"Había todólogos que no les interesaba que acabara la pandemia porque habían cogido el foco mediático y querían seguir metiendo miedo cuando ya no era la realidad", cree Reinoso.

Amenazas de muerte

La exposición mediática también fue un arma de doble filo para ellos. De repente tuvieron que lidiar con admiradores y detractores y no siempre fue fácil: "Recibí amenazas de muerte por correo por parte de conspiranoicos, muy esporádicas, pero tremendamente desagradables", cuenta García Rojas, que no fue el único que tuvo que enfrentarse a estos ataques.

"Decían 'este es pagado de Sánchez', luego era pagado de Ayuso, luego de Bill Gates, de George Soros… Hay gente que está obsesionada con complots internacionales, Agenda 2030, y focaliza sus iras en los que salíamos en prime time apoyando la vacunación", explica Carballo.

El cansancio pandémico y la desinformación hizo que mucha gente se rebelara contra las mascarillas o las vacunas: "Ha habido demasiado discurso falsamente libertario que piensa que usar una mascarilla es una restricción de la libertad y no una restricción solidaria de las personas. El uso de la mascarilla está documentado y en momentos de alta incidencia de covid o infecciones respiratorias agudas es algo que debemos hacer y fue un acierto reintroducirla en semanas con alta transmisión de gripe y covid", cree López Acuña. "La gente te sigue llamando tremendista por decir que hay que ponerse la mascarilla en invierno. Parece que tenemos que asumir que haya 6.000 muertos por gripe todos los inviernos. 'Son viejos que se tienen que morir'. Oiga, ¿se tienen que morir de verdad? ¿Nuestras conciencias nos impiden ponernos una mascarilla? 'A mí nadie me tiene que decir lo que me pongo…'. Este virus ha demostrado que con mascarillas se muere menos gente", apunta Carballo.

"Hay gente que está obsesionada con complots internacionales, Agenda 2030, y focaliza sus iras en los que salíamos en 'prime time"

Pero también pudieron constatar el cariño de mucha gente que apreciaba su labor: "Recibí el afecto de mucha gente, que me paraba y me decía 'gracias'. Todavía hoy se te acercan, ayer sin ir más lejos me pasó", dice García Rojas. "Los que te paran por la calle y te dan las gracias son las personas mayores", asegura Carballo. "Hay gente que me reconoce por ahí todavía y lo agradece. Pasé de 200 seguidores a 150.000", cuenta Reinoso.

Vuelta a la normalidad

Una vez pasada la pandemia, el foco mediático se trasladó a otros asuntos, lo que para algunos fue un alivio, y para otros un proceso más complicado: "Al principio me costó volver a la realidad. Tener tanto foco la verdad que es bonito también. Pero ahora estoy disfrutando de la vida otra vez y no echar todas las horas que echaba. Cuando empecé, pensé que serían semanas, meses… Fueron dos años y medio", nos dice Reinoso.

"Uno tiene mucha capacidad de adaptación, mi vida normal hoy es más tranquila. Yo podía tener 8-10 entrevistas con radio, tele, medios españoles, europeos y de América Latina. Era una tarea intensa. Ahora doy clases, consultorías y llevo una vida más tranquila", aclara López Acuña.

placeholder El epidemiólogo Daniel López Acuña. (Cedida)
El epidemiólogo Daniel López Acuña. (Cedida)

El protagonismo mediático no siempre fue fácil, pero para algunos era una responsabilidad moral, como para Margarita del Val: "Tuvo que ser. No había elección. Por responsabilidad tuvo que ser. Poder comunicar era una responsabilidad y a la vez un privilegio. Pensar que podía ayudar a la gente, junto con muchos científicos del CSIC".

¿Hemos aprendido algo?

Cuatro años después, la pandemia parece casi olvidada a nivel social. "Cuando te pasa algo malo haces todo lo posible por olvidar. Lo pasamos tan mal que el cerebro hace lo que puede por olvidarlo. O haces borrón y cuenta nueva o es imposible llevarlo, porque fueron meses terribles para todo el mundo", cree Reinoso.

"Fue un esfuerzo tremendo para toda la población y hay ganas de descansar. Pero la gente no lo ha olvidado y sabe cómo reaccionar ante las infecciones", opina Del Val, que asume que hemos dado un salto en lo que a concienciación sobre la salud y las infecciones se refiere.

Mucha gente ha pasado página, pero los que estuvieron en el foco durante aquellos años siempre tendrán presente la tragedia que cambió sus vidas: "Olvidamos muy pronto lo que ha pasado. Yo sí lo recuerdo, porque he firmado muchos certificados de defunción", sentencia Carballo.

"Un programa de una de las dos cadenas más importantes de televisión me llegó a llamar para que, en un matinal de los que hacen, hablara de los test de antígenos. Yo les dije: 'No tengo ninguna formación sobre ello, no puedo hablar'. Y me respondieron: 'No pasa nada, con que hables cinco, diez minutos ya está'. Si me dicen a mí eso, imagina la cantidad de todólogos que hablan de cualquier cosa sin tener ni idea".

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