Cáncer, infartos o diabetes: la culpa de todo la tiene la obesidad y ahora saben cómo tratarla eficazmente
Se está produciendo un cambio de paradigma en la atención sanitaria, los médicos están 'dejando de lado' el tratamiento de ciertas enfermedades crónicas y se están centrando en su causa común: la obesidad
La atención sanitaria está atravesando un importante cambio de paradigma en los países desarrollados. Muchos médicos están dejando de lado el tratamiento de enfermedades crónicas —de habitual consulta en la atención primaria— como la hipertensión, las enfermedades cardíacas, la diabetes, el dolor de espalda o la fatiga para centrarse en su causa común: la obesidad.
Hablamos del movimiento "la obesidad primero", que se apoya en décadas de investigación que vinculan el sobrepeso con más de 200 problemas de salud, como pueden ser la insuficiencia cardíaca, la muerte prematura e incluso 13 tipos de cáncer. Y no solo tiene impacto en las patologías más graves, también influye en otras como la diabetes tipo 2, que sufre el 15% de los españoles, de los cuales casi 9 de cada 10 tienen exceso de grasa.
"Se está produciendo un cambio de paradigma en la manera en que se entiende cómo es mejor abordar la obesidad y sus comorbilidades: tratar el origen de todo lo negativo que ocasiona esa enfermedad", explica a este periódico Albert Lecube Torelló, vicepresidente de Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO).
"No es que se dejen de tratar las enfermedades en las que la obesidad tiene un papel importante en su desarrollo, como la diabetes, la hipertensión cardiovascular o la dislipemia, sino que cada vez se está asumiendo la necesidad de que hay que tratar el origen de las complicaciones [la propia obesidad]", desarrolla Lecube, que es jefe de Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Arnau de Vilanova de Lleida.
El endocrino explica que desde SEEDO llevan tiempo promoviendo el enfoque holístico por el que promueven "modificar el foco del tratamiento de las comorbilidades y recordar que hay un origen común de todas ellas. La obesidad es el gatillo de esas enfermedades, por tanto, es lo que debe tratarse". "Deben darse tratamientos que consigan modificar el peso del paciente para mejorar esas comorbilidades. Es simplemente un cambio de enfoque de prioridades, siempre en beneficio del paciente", añade.
La clave de todo: el Ozempic y sus 'primos'
Los científicos ya sabían desde hace tiempo que cuando se trata la obesidad, muchos otros problemas de salud mejoran o directamente desaparecen. Pero hasta hace poco, los tratamientos para bajar de peso eran limitados. Y lo cierto es que muchos pacientes no experimentaban cambios apreciables solo con modificaciones en la dieta y el estilo de vida, y otras opciones, como la cirugía bariátrica, se consideraban medidas drásticas. Como resultado, los médicos no tenían otra opción que abordar las complicaciones de la obesidad en lugar de la enfermedad en sí.
El auge de los medicamentos GLP-1, como la semaglutida (con los nombres comerciales Wegovy y Ozempic) y la tirzepatida (Zepbound y Mounjaro), son los auténticos responsables de este cambio de paradigma. Estas terapias son muy eficaces para inducir la pérdida de peso, siendo más efectivos en los pacientes que intentar cambios en la dieta u otros tipos de tratamientos. Así lo demuestran numerosos estudios científicos, como dos investigaciones publicadas en New England Journal of Medicine: en una los pacientes que recibieron inyecciones de semaglutida un año perdieron 15 kilos y la otra con tirzepatida lograron más de 20 de pérdida.
"Sin duda los fármacos con indicación para la obesidad han ayudado mucho a este cambio de paradigma. Hasta ahora todo era muy teórico porque se basaba en el uso de la terapia nutricional y actividad física para perder peso. Y sabíamos el beneficio que eso podía tener sobre las comorbilidades. Pero nunca era suficiente para controlar la obesidad, salvo en sus fases más iniciales. Ahora, con fármacos seguros y eficaces para perder peso, es mucho más fácil", señala el vicepresidente de SEEDO.
"Con ellos podemos tratar de manera eficaz y segura la obesidad. Y, del mismo modo, experimentaremos las ventajas que eso puede ofrecer en el paciente que tenga las comorbilidades asociadas a esta. Vemos cómo estos tratamientos mejoran y permiten conseguir un buen control de esa enfermedad secundaria de la obesidad", lo que permitiría reducir la terapia de la enfermedad secundaria o incluso eliminarlo si la pérdida de peso la erradica, destaca Lecube.
En concreto, esta pérdida de peso asociada a los nuevos medicamentos ha demostrado ayudar a reducir la presión arterial, controlar el azúcar en sangre, reducir el riesgo de ictus, infartos y disminuir los síntomas relacionados con la insuficiencia cardíaca. Además, otros estudios han vinculado los medicamentos GLP-1 con mejores resultados con una gran cantidad de enfermedades crónicas, que van desde el hígado graso no alcohólico hasta la enfermedad renal crónica.
Asimismo, el endocrino español destaca que este cambio de enfoque en el tratamiento de las comorbilidades de la obesidad "también tiene un beneficio en el coste económico de los pacientes, porque va a conseguir disminuir gran parte de los fármacos que utilizamos para tratar las comorbilidades. Es decir, vamos a conseguir que se disminuya el número de tratamientos para la hipertensión, para los lípidos, para la diabetes y también vamos a conseguir tener un control más eficaz de esas enfermedades. Y, por tanto, evitar de manera más eficaz que aparezcan complicaciones derivadas de ellas, como la enfermedad renal, la diabetes, un accidente cerebrovascular o incluso algunos tipos de cáncer que también se relacionan con la obesidad".
Por otro lado, el portavoz de SEEDO añade que la aparición de estos fármacos ha producido un incremento del interés de muchos profesionales por la obesidad. Del mismo modo, este auge ha permitido que muchos pacientes "se empoderen y pidan fármacos para tratar su enfermedad crónica a los profesionales de la salud".
La atención sanitaria está atravesando un importante cambio de paradigma en los países desarrollados. Muchos médicos están dejando de lado el tratamiento de enfermedades crónicas —de habitual consulta en la atención primaria— como la hipertensión, las enfermedades cardíacas, la diabetes, el dolor de espalda o la fatiga para centrarse en su causa común: la obesidad.