Los carbohidratos son adictivos y estos son los más peligrosos
La literatura científica demuestra que promueven la activación de regiones del cerebro que están asociadas con los antojos y las recompensas
Para muchos, entre los mayores placeres cotidianos está morder un donut, acabar con una bolsa de patatas fritas, cenar día sí, día también pizza… y así hasta cerrar una larga lista de alimentos ricos en carbohidratos.
En parte porque son ‘alimentos confort’. ¿Quién en un momento de ansiedad o de estrés se lanza a un plato de judías verdes antes que hacia un pastel? Pero su mala fama hay que buscarla en la literatura científica.
Lo que se convierte en adictivo es su efecto sobre la neurotransmisión, concretamente sobre la serotonina y su precursor, el triptófano
La teoría de que los carbohidratos refinados son adictivos fue propuesta por primera vez en los años 70 por R.J. Wurtman y Fernstrom, investigadores del Departamento de Neurociencias del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés). Posteriormente el mismo R. J. Wurtman continuó explorando esta hipótesis. Según un estudio publicado en 'American Journal of Obstetrics and Gynecology', las mujeres con trastorno disfórico premenstrual (TDP) comían compulsivamente chocolates y otros productos con azúcar y carbohidratos. Según ellos, la propiedad distintiva que convierte a estos últimos en adictivos está en su efecto sobre la neurotransmisión, y específicamente sobre la serotonina y su precursor, el aminoácido triptófano.
Su papel
De todos los macronutrientes, los carbohidratos son posiblemente la fuente de energía más importante para las células, tejidos y órganos del cuerpo. No solo producen energía, sino que también ayudan a almacenarla. Sirven también como precursores del ácido ribonucleico (ARN) y el ácido desoxirribonucleico (ADN), transportan datos moleculares y ayudan a los procesos de señalización celular.
Cuando piensas en ellos, a menudo los primeros tipos de alimentos que te vienen a la mente son los carbohidratos refinados, como pasteles, galletas, pan blanco, pasta y arroz.
Su composición química incluye tres elementos primarios: carbono, hidrógeno y oxígeno. Pero, como aclara la Clínica Mayo, “la mayoría de ellos se encuentran en la naturaleza, en alimentos de origen vegetal, como los cereales. También los puedes encontrar en la leche, legumbres, frutas, vegetales, nueces o semillas”.
Los carbohidratos altamente procesados (el pan blanco, la pasta y/o las rosquillas normales, por ejemplo) producen rápidos aumentos y caídas del nivel de azúcar en la sangre, lo que puede resultar en aumento de peso. También pueden producir el llamado síndrome metabólico, asociado con un aumento del riesgo de sufrir enfermedades del corazón, accidentes cerebrovasculares y diabetes.
El problema es que cuantos más carbohidratos procesados y refinados comemos, más adictos a ellos nos volvemos.
¿Son los carbohidratos adictivos?
El impulso por la comida basura o por los alimentos con alto contenido en azúcar refinada, sal y grasa es algo que a todos nos sucede de vez en cuando, y es posible que hayas notado que a veces puede ser difícil resistirse. Muchas personas se han preguntado si esto es una cuestión de fuerza de voluntad, rasgos conductuales o psicológicos, o incluso química cerebral.
Un estudio, publicado en 'Neuroscience & Biobehavioral Reviews', constató el estrecho vínculo entre las comidas altas en carbohidratos y el cerebro. Al parecer, promueven la activación de regiones del cerebro que están asociadas con los antojos y las recompensas. La investigación encontró que los hombres con obesidad o exceso de peso mostraron una mayor actividad cerebral y más apetito después de comer una comida con índice glucémico (IG) alto, en comparación con una comida con IG bajo.
El IG es una medida de cómo los carbohidratos en una comida afectan a los niveles de azúcar en la sangre. Un alimento con un IG alto aumenta los niveles de forma más marcada que un alimento con un IG bajo. Esto sugiere que la necesidad humana de carbohidratos refinados podría tener mucho más que ver con la química del cerebro de lo que inicialmente se creía.
Tan adictivos como el alcohol
Algunos investigadores han llegado al extremo de sugerir que los carbohidratos refinados en forma de fructosa tienen propiedades adictivas que se parecen mucho a las del alcohol. Así, una investigación que ha visto la luz en el 'Journal of American Dietetic Association' ha constatado que, como el etanol, la fructosa promueve la resistencia a la insulina, los niveles anormales de grasa en la sangre y la inflamación del hígado. Además, estimula la vía hedónica de tu cerebro.
Esta vía desencadena el apetito e influye en la ingesta de alimentos a través de un sistema de placer y recompensa en lugar de basarse en la verdadera hambre física o las necesidades reales de energía.
La resistencia a la insulina, la inflamación y los niveles anormales de grasa no solo aumentan el riesgo de enfermedades crónicas, sino que la estimulación repetida de la vía hedónica puede restablecer el nivel de masa grasa que tu cuerpo desea preservar, lo que contribuye a aumentar el peso corporal.
Los carbohidratos de alto IG que promueven cambios rápidos en los niveles de insulina y azúcar en sangre también parecen afectar los niveles de dopamina, el neurotransmisor en tu cerebro que envía mensajes entre las células e influye en la forma en que sientes placer, recompensa e incluso motivación.
Además, algunas investigaciones en ratas muestran que otorgar acceso periódico a la mezcla de alimentos con azúcar y comida puede producir un comportamiento que refleja de cerca la dependencia a menudo vista con el abuso de drogas.
Es importante tener en cuenta que la mayor parte de la investigación experimental realizada hasta ahora sobre los carbohidratos y la adicción ha tenido lugar en animales. Por lo tanto, se necesitan estudios en humanos adicionales y más rigurosos. Sin embargo, un ensayo publicado en 'Psycopharmacology', llevado a cabo con 61 mujeres de 18 a 45 años que eran propensas a episodios de alimentación emocional, constató que tenían más probabilidades de elegir una bebida rica en carbohidratos que una rica en proteínas después de ser inducidas a un estado de ánimo triste.
En contra
En el otro lado de la balanza se sitúan los investigadores que no están convencidos de que los carbohidratos sean realmente adictivos. Argumentan que no hay suficientes estudios en humanos y creen que la mayor parte de la investigación en animales sugiere comportamientos similares a la adicción del azúcar solo en el contexto del acceso periódico a la misma en lugar del efecto neuroquímico de los carbohidratos. Así un trabajo en 'Appetite', realizado con 1.495 estudiantes universitarios en el que se evaluaron signos de adicción a la comida, se demostró que las calorías totales en un alimento y las experiencias alimentarias únicas influyeron más en la ingesta de calorías que el azúcar solo.
Cuáles son los más adictivos
En 2009, los investigadores de Yale desarrollaron la Escala de Adicción a los Alimentos de Yale (YFAS) para proporcionar una herramienta de medición validada para evaluar comportamientos adictivos de alimentación. En 2015, investigadores de la Universidad de Michigan y del Centro de Investigación de Obesidad de Nueva York utilizaron la escala YFAS para medir los comportamientos alimentarios similares a la adicción en los estudiantes. Concluyeron que los alimentos con alto IG en grasas y procesados estaban más asociados con la adicción a los alimentos.
Y estos son los alimentos con más adictivos:
- Pizza
- Chocolate
- Chips
- Cookies
- Helados
- Patatas fritas
- Hamburguesa con queso
- Sodas
- Pasteles
- Queso
A excepción del queso, cada uno de ellos contiene niveles significativos de carbohidratos. Si bien la mayoría de los quesos también los posee, no en las elevadas cantidades de los otros productos. El reto, por tanto, es superar los antojos y llevar una dieta sana. ¿Cómo? Aumenta las proteínas, consume más frutas, mantente hidratado y haz ejercicio.
Para muchos, entre los mayores placeres cotidianos está morder un donut, acabar con una bolsa de patatas fritas, cenar día sí, día también pizza… y así hasta cerrar una larga lista de alimentos ricos en carbohidratos.