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La enzima única de la piña que es capaz de evitar los coágulos
  1. Bienestar
Gran aliado del sistema digestivo

La enzima única de la piña que es capaz de evitar los coágulos

Este fascinante compuesto es, según multitud de estudios y expertos, un potente agente antiinflamatorio que ayuda a prevenir, además, los edemas y la hinchazón

Foto: La piña tiene innumerables propiedades. (iStock)
La piña tiene innumerables propiedades. (iStock)

Para aquellos que todavía no lo sepan, las enzimas son un conjunto de proteínas que catalizan las reacciones químicas que tienen lugar dentro del cuerpo humano; es decir, “las enzimas sirven para que el hombre pueda desarrollar tal o cual operación”, explica Luis Franco Vera en un trabajo para la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y la Universidad de Valencia. Dentro de esta gran familia, encontramos la papaína, la actidina, la amilasa y la maltasa. Sin embargo, una destaca entre la multitud. ¿Habéis oído hablar alguna vez de la bromelina?

Como acabamos de ver, las enzimas impulsan las reacciones químicas del organismo sin consumirse en el proceso, pero en el caso de la bromelina su función recae en facilitar la absorción de los aminoácidos a través de su acción proteolítica. Esto significa que ejecuta su tarea principal tanto en ambientes ácidos como alcalinos. Básicamente, la bromelina descompone todos los nutrientes de la proteína, favoreciendo así los mecanismos digestivos que habitan en nuestro cuerpo.

Propiedades de la bromelina

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Foto: iStock.

Sin embargo, aunque el aparato digestivo disfruta sobremanera de tan loable cometido, todo el organismo termina siendo recompensado por sus muchos beneficios. De hecho, durante las últimas décadas, esta enzima prodigiosa ha formado parte del tratamiento de numerosas dolencias como la acidez estomacal, las infecciones sinusales, la mala absorción de los medicamentos o las lesiones del tejido conectivo, entre otras. Bajo esta premisa, ¿cómo afecta el consumo de bromelina a nuestro cuerpo?

  • Los expertos destacan su capacidad para inhibir la producción de prostaglandinas inflamatorias, por lo tanto, estamos ante un remedio de lo más eficaz para aliviar las lesiones musculares, los golpes y los moratones. Algunos médicos incluso la utilizan para acelerar la recuperación tras un proceso quirúrgico.
  • En Alemania, la bromelina se emplea como suplemento para tratar los síntomas propios de la sinusitis, la inflamación de los senos paranasales por una infección.
  • “La bromelina ayuda a promover un flujo sanguíneo saludable al reducir la acumulación plaquetaria arterial y disminuir la posibilidad de formación de coágulos. Asimismo, podría disminuir el riesgo de desarrollar aterosclerosis y otras enfermedades cardiovasculares”, expone el Dr. Joseph Mercola en su blog personal.

La bromelina reside exclusivamente en la piña y su consumo no debe superar los 800 mg diarios

  • Debido a su relación con el sistema digestivo y su poder antiinflamatorio, la bromelina es ideal para los problemas de indigestión o los trastornos gastrointestinales. Por ello, su consumo puede resultar muy beneficioso para las personas que sufren colitis ulcerosa, dispepsia, estreñimiento o diarrea.
  • Esta enzima digestiva presenta también un poderoso efecto antibacteriano que lucha contra las infecciones que pueden poner en riesgo la salud del estómago y el intestino. Además, estimula la función inmunológica del ser humano, resultado directo de la producción de hormonas que la bromelina activa en dicho sistema.
  • Y por último, y no menos importante, también se suele consumir con el objetivo de reducir o evitar la acumulación de agua en los pulmones y disminuir la mucosidad. Dos cualidades que hacen mucho bien a aquellos que padecen asma o bronquitis crónica, según un estudio realizado por la University of Connecticut School of Medicine, en Estados Unidos.

En el tallo y en el núcleo

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Foto: iStock.

Este extenso listado de propiedades, correspondientes a la bromelina, reside únicamente en un alimento: la piña. Lo normal es encontrarla en forma de suplemento que incluye las enzimas ya extraídas, pues la bromelina está en mayor proporción en los tallos y el núcleo de la fruta. La pulpa, que es la parte que nosotros consumimos, también disfruta de su presencia, pero en menos cantidad. Afortunadamente, este alimento, que crece silvestre en países como Malasia, China o Filipinas, también es rico en otros nutrientes como el potasio, la vitamina C, el ácido fólico o el manganeso, motivo por el cual se ha utilizado como remedio casero desde tiempos inmemoriales.

No obstante, el consumo de bromelina no debe superar nunca el límite establecido por las autoridades competentes. Estas sitúan la cantidad máxima recomendada entre 500 y 800 miligramos distribuidos en tres tomas diarias, aunque la dosis varía en función de la enfermedad sobre la que se centre el tratamiento. Por eso es fundamental consultar antes la opinión de un experto, tal y como aconsejan desde la Food and Drug Administration de Estados Unidos. Además, tampoco hay que tomar este tipo de sustancias con el estómago vacío, a no ser que se intente mejorar la salud del sistema digestivo.

Asimismo, la bromelina no debe formar parte de la alimentación de personas con enfermedades renales o hepáticas e inflamación en el revestimiento del estómago, así como aquellos que estén tomando medicamentos coagulantes, niños o embarazadas, pues “no se han realizado suficientes estudios para garantizar que sea segura durante la gestación y para el bebé nonato”, asegura el Dr. Mercola. Sin olvidar que la bromelina, más concretamente sus suplementos, no es un medicamento, por lo que su eficacia puede variar en función del individuo.

Para aquellos que todavía no lo sepan, las enzimas son un conjunto de proteínas que catalizan las reacciones químicas que tienen lugar dentro del cuerpo humano; es decir, “las enzimas sirven para que el hombre pueda desarrollar tal o cual operación”, explica Luis Franco Vera en un trabajo para la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y la Universidad de Valencia. Dentro de esta gran familia, encontramos la papaína, la actidina, la amilasa y la maltasa. Sin embargo, una destaca entre la multitud. ¿Habéis oído hablar alguna vez de la bromelina?

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