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Las nuevas 'células asesinas' contra el cáncer que pueden cambiarlo todo
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Un innovador enfoque

Las nuevas 'células asesinas' contra el cáncer que pueden cambiarlo todo

Los investigadores han desarrollado una prometedora terapia que podrá luchar contra decenas de tumores malignos. "Nuestro fármaco sería el primero de su clase", explica a El Confidencial el director del estudio experimental

Foto: Imagen de archivo. (Ana Beltrán)
Imagen de archivo. (Ana Beltrán)

Hace una década, la aparición de los tratamientos con células T supuso un gran avance en la lucha contra el cáncer, que ha permitido salvar la vida a cientos de pacientes de todo el mundo que estarían desahuciados hasta su aparición. La también conocida como terapia con CAR-T “es una estrategia de inmunoterapia que combina también la terapia génica, en la que los linfocitos, que son las células del sistema inmune del propio paciente, se modifican en el laboratorio mediante tratamientos génicos para que expresen en su superficie un marcador que va a ir dirigido como un receptor. Como si fuera un imán que va a ir dirigido contra un antígeno que tenga la célula tumoral”, explica a este periódico Lucía López Corral, médica adjunta del Servicio de Hematología del Hospital Universitario de Salamanca.

“Se trata de potenciar los linfocitos del propio paciente, enseñándoles en el laboratorio a pelear contra las células tumorales, convertirlos en superlinfocitos, armándolos para que luego, una vez se haga esta transformación en el laboratorio, los pueda volver a recibir, vayan dirigidos contra las células tumorales y las eliminen”, detalla la especialista.

Foto: Silvia García. (Foto cedida)

Más de 10 años después de la aparición de la terapia con CAR-T, que en España se administra comedidamente en nueve centros aprobados por el Ministerio de Sanidad, un nuevo tratamiento que emplea una lógica parecida se presenta como prometedor para luchar con varios tipos de cáncer. En lugar de movilizar las células T contra el cáncer, un equipo de investigación del Albert Einstein College of Medicine ha utilizado otras células inmunitarias humanas, conocidas como "células asesinas naturales" (NK), con resultados espectaculares.

"Creemos que la novedosa inmunoterapia que hemos desarrollado tiene un gran potencial para pasar a los ensayos clínicos con varios tipos de cáncer", afirma el director del estudio, el doctor Xingxing Zang. En concreto, el investigador explica a El Confidencial que se podrá utilizar para tratar tanto cánceres sólidos "como el colorrectal, de ovario, de pulmón, de esófago, de cabeza y cuello, de estómago y de páncreas, así como el melanoma" o los cánceres de la sangre, "como la leucemia".

La terapia serviría tanto para cánceres sólidos como de sangre. Igualmente podría tratar enfermedades infecciosas

Pero no solo servirá para tratar tumores malignos, el autor principal del estudio que acaba de ser publicado en The Journal of Clinical Investigation apunta a que también se podrá utilizar para tratar enfermedades infecciosas: "Las células NK se encuentran entre las células inmunitarias más importantes para matar células infectadas por virus, bacterias u otros microbios. Nuestra terapia es aumentar la función de las células NK, por lo que en teoría se puede utilizar para tratar enfermedades infecciosas como el VIH, coronavirus, virus de la hepatitis, herpesvirus, Mycobacterium tuberculosis, etc".

Distinguir entre amigo y enemigo

Las superficies de las células inmunitarias están repletas de receptores conocidos como proteínas de "punto de control", que impiden que las células inmunitarias se desvíen de sus objetivos habituales (células infectadas por patógenos y células cancerosas). Cuando los receptores de los puntos de control de las células inmunitarias se unen a las proteínas expresadas por las propias células normales del organismo, la interacción frena un posible ataque de las células inmunitarias. Diabólicamente, la mayoría de los tipos de células cancerosas expresan proteínas que se unen a las proteínas de los puntos de control, engañando a las células inmunitarias para que se detengan y no ataquen al tumor.

placeholder Ilustración: Tatyana Harris/Albert Einstein College of Medicine.
Ilustración: Tatyana Harris/Albert Einstein College of Medicine.

Los inhibidores de los puntos de control inmunitarios son anticuerpos monoclonales diseñados para cortocircuitar las interacciones entre las células inmunitarias y las células cancerosas, bloqueando las proteínas tumorales o los receptores de las células inmunitarias que se unen a las proteínas tumorales. Sin frenos que los impidan, las células inmunitarias pueden atacar y destruir las células cancerosas.

Nuevo enfoque: células asesinas naturales

La limitada eficacia de los inhibidores de los puntos de control llevó al equipo de Zang a estudiar las vías de control en las que intervienen las células NK, que, al igual que las células T, desempeñan un papel importante en la eliminación de las células no deseadas. Una proteína de las células cancerosas llamada PVR pronto captó su atención. "Nos dimos cuenta de que la PVR puede ser una proteína muy importante que los cánceres humanos utilizan para dificultar el ataque del sistema inmunitario", destaca Zang, que es el titular de la Cátedra Louis Goldstein Swan de Investigación sobre el Cáncer, profesor de Microbiología e Inmunología, de Oncología, de Urología y de Medicina en el Einstein, y miembro del Programa de Terapéutica del Cáncer del Centro Oncológico Montefiore Einstein.

La proteína PVR suele estar ausente o ser muy escasa en los tejidos normales, pero se encuentra en abundancia en muchos tipos de tumores, como el cáncer colorrectal, de ovario, de pulmón, de esófago, de cabeza y cuello, de estómago y de páncreas, así como en la leucemia mieloide y el melanoma. Además, los RVP parecen inhibir la actividad de las células T y NK al unirse a una proteína de punto de control llamada TIGIT, lo que ha impulsado los esfuerzos para interrumpir la vía TIGIT/PVR mediante el uso de anticuerpos monoclonales fabricados contra TIGIT. En la actualidad, se están realizando más de 100 ensayos clínicos contra TIGIT en todo el mundo. Sin embargo, varios estudios clínicos, incluidos dos grandes ensayos clínicos de fase 3, han fracasado recientemente en la mejora de los resultados del cáncer.

Un nuevo receptor

Mientras tanto, se descubrió que la proteína de las células cancerosas PVR tiene otro "compañero de unión" en las células NK: KIR2DL5. "Nuestra hipótesis es que la PVR suprime la actividad de las células NK no uniéndose a TIGIT, sino a la recientemente reconocida KIR2DL5", explica el investigador. Para averiguarlo, él y sus colegas sintetizaron un anticuerpo monoclonal dirigido a KIR2DL5 y realizaron experimentos in vitro e in vivo con el anticuerpo.

placeholder Foto de archivo. (Ana Beltrán)
Foto de archivo. (Ana Beltrán)

En el análisis que acaba de ser publicado, demuestran que el KIR2DL5 es un receptor de punto de control común en la superficie de las células NK humanas, que las proteínas del cáncer PVR utilizan para suprimir el ataque inmunitario. En estudios con modelos animales humanizados de varios tipos de cánceres humanos, los investigadores demostraron que su anticuerpo monoclonal contra KIR2DL5 —bloqueando la vía KIR2DL5/PVR— permitía a las células NK atacar enérgicamente y reducir los tumores humanos y prolongar la supervivencia de los animales (véase la ilustración adjunta). "Estos resultados preclínicos nos hacen pensar que la vía KIR2DL5/PVR es una buena idea y que el anticuerpo monoclonal que hemos desarrollado puede ser una inmunoterapia eficaz", destaca Zang.

El Albert Einstein College of Medicine ya ha presentado una solicitud de patente para el punto de control inmunitario KIR2DL5/PVR que incluye fármacos de anticuerpos y está interesado en una asociación para seguir desarrollando y comercializando la tecnología.

Ocho años hasta que llegue a los hospitales

Zang espera poder probar en humanos este prometedor tratamiento dentro de tres años. "Nuestro fármaco sería el primero de su clase, por lo que necesitamos encontrar un socio para seguir desarrollando y comercializando la tecnología, incluida la prueba de seguridad del fármaco en monos antes de enviar una solicitud de nuevo fármaco en investigación (IND) a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA)", destaca el investigador.

Respecto a la aplicación clínica real, calcula que quedan unos ocho años hasta que el tratamiento esté disponible en los centros sanitarios. "Tiene que terminar los ensayos clínicos de fase I, II y III en pacientes antes de que el tratamiento esté oficialmente disponible en los hospitales", indica a este respecto.

Hace una década, la aparición de los tratamientos con células T supuso un gran avance en la lucha contra el cáncer, que ha permitido salvar la vida a cientos de pacientes de todo el mundo que estarían desahuciados hasta su aparición. La también conocida como terapia con CAR-T “es una estrategia de inmunoterapia que combina también la terapia génica, en la que los linfocitos, que son las células del sistema inmune del propio paciente, se modifican en el laboratorio mediante tratamientos génicos para que expresen en su superficie un marcador que va a ir dirigido como un receptor. Como si fuera un imán que va a ir dirigido contra un antígeno que tenga la célula tumoral”, explica a este periódico Lucía López Corral, médica adjunta del Servicio de Hematología del Hospital Universitario de Salamanca.

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