Menú
Con tan solo 3 años viajó a España para tratarse un tumor cerebral con una innovadora terapia
  1. Bienestar
La historia de Karol

Con tan solo 3 años viajó a España para tratarse un tumor cerebral con una innovadora terapia

A la pequeña le detectaron en México un meduloblastoma. En el caso de haber recibido el tipo de radioterapia que dan en su país natal, su supervivencia y su futuro desarrollo serían hoy muy distintos

Foto: Karol durante su tratamiento en Madrid. (Foto cedida por la familia)
Karol durante su tratamiento en Madrid. (Foto cedida por la familia)

Karol Regina Arellano Moreno acababa de cumplir dos años cuando sus padres notaron una fuerte ralentización en su desarrollo motor y, rápidamente, la llevaron al pediatra pensando que se trataría de una cuestión muscular. La primera hipótesis fue descartada con unas sencillas pruebas y la bebé derivada a otro especialista, que pidió realizar una resonancia magnética en la que le detectaron una masa en la cabeza que le estaba causando hidrocefalia y presionando el cerebro. De inmediato la operaron para extraer gran parte de la masa y analizar una muestra. Con esta última prueba, la familia mexicana recibió en 2022 el terrible diagnóstico: un meduloblastoma, el cáncer cerebral más común en niños, ubicado en el tronco del encéfalo.

Su madre, Karely Moreno Norzagaray, cuenta a El Confidencial que tras el diagnóstico le explicaron que el tratamiento contra la enfermedad combinaría quimioterapia y radioterapia. La madre investigó cómo afectaría este remedio a su pequeña y rápidamente saltaron todas las alarmas: “Vimos que la radioterapia que hay en México podría tener consecuencias devastadoras en su cabecita de bebé y la convertiría en una niña que sería dependiente toda la vida. Haberle dado la radio de nuestro país hubiese podido significar salvarle la vida, pero ¿a qué coste?”.

placeholder Karol Regina Arellano Moreno en su estancia en la CUN de Madrid. Foto: CUN
Karol Regina Arellano Moreno en su estancia en la CUN de Madrid. Foto: CUN

Con el miedo a los más que probables efectos secundarios, los padres se pusieron a investigar alternativas al tipo de radioterapia que recibiría en su país, hasta que dieron con la protonterapia. Esta tecnología médica no está disponible en México, por lo que buscaron por todo el globo hasta que dieron con la Clínica Universidad de Navarra (CUN), que tras estudiar el caso de Karol telemáticamente –historial médico, todas las pruebas realizadas del tumor y videoconsultas con la familia–, lo aceptaron.

La pequeña fue sometida hasta a siete operaciones y varias sesiones de quimioterapia en su país natal. Tras recaudar fondos y obtener la ayuda del programa social Niños Contra el Cáncer, en marzo de 2023, madre e hija estaban aterrizando en Madrid. Pasaron unas semanas de análisis en la sede madrileña de la CUN hasta que, en abril, Karol comenzó la protonterapia que se extendería hasta junio. Un mes después, de vuelta en México, su especialista le realizó pruebas para comprobar cómo había evolucionado y comenzó a llorar al ver el resultado y comprobar “el milagro” que libró a la pequeña del tumor.

El tratamiento de Karol

Karol desarrolló la enfermedad a una edad demasiado temprana para acceder a la protonterapia, que no está recomendada hasta pasados los tres años. Por ello, los médicos mexicanos realizaron una contención del tumor con quimioterapia, mientras la familia ya estaba en contacto con la CUN, como explica a este periódico la doctora Elena Panizo, coordinadora del Área de Cáncer Pediátrico del Cancer Center Clínica Universidad de Navarra.

Una semana después de cumplir los tres años, fue cuando la pequeña llegó al hospital español donde comenzaría la terapia con protones. En el caso de Karol recibió 30 sesiones, en distintos días, de unos 15-20 minutos cada una en los tres meses que estuvo en Madrid.

Pero ¿en qué consiste exactamente la protonterapia? “Es una modalidad más de radioterapia, la diferencia es que, en vez de usar fotones, que es lo que se utiliza habitualmente en lo que entendemos como radioterapia, usamos protones. Los protones son unas partículas que tienen un peso característico y gracias a este peso somos capaces de dirigirlas exactamente al punto donde queremos dar este tratamiento de radioterapia. Sabemos dónde queremos depositarlos, ellos dejan ahí su energía y no hay toxicidad fuera de esa área donde nosotros hemos localizado el protón”, responde Panizo, que llevó el caso de Karol. En resumidas cuentas: solo ataca al tumor, no a la zona de alrededor como sucede con otras radios.

placeholder Karol Regina Arellano Moreno durante una sesión de protonterapia. (CUN)
Karol Regina Arellano Moreno durante una sesión de protonterapia. (CUN)

Para someterse a este tipo de terapia, los pacientes tan solo deben permanecer tumbados en una máquina durante el periodo de tiempo necesario mientras los protones hacen su trabajo. Esta técnica es completamente indolora, y en el caso de los más pequeños —por ser más inquietos—, como sucedió con la niña mexicana, se les seda para asegurarse de que permanezcan en la postura adecuada. La madre, que se muestra muy agradecida al equipo médico de la CUN, confirma que la pequeña no sintió dolor durante el tratamiento; de hecho, remarca cómo la niña venía de sufrir durante la quimioterapia en México y esto era “como un juego para ella”.

Menos efectos secundarios

La doctora Panizo hace hincapié en que este tipo de terapia es especialmente recomendable para ciertos tumores que sufren los más pequeños porque ataca con más precisión al cáncer, evitando el daño que se puede derivar de tener que radiar también otras zonas al mismo tiempo que la tumoral, como ocurre con tratamientos convencionales. Esto produce menos efectos secundarios y reduce exponencialmente el riesgo de secuelas, lo que favorece el desarrollo de los pacientes menores. Algo especialmente importante cuando el órgano tratado es tan relevante para el desarrollo, como el cerebro en el caso de Karol.

Es una terapia muy amable, muy bien tolerada y con muy poca toxicidad, tanto a corto como a largo plazo, algo que es fundamental en niños. Hablamos de pacientes que todavía están formándose y que esperamos que tengan supervivencias de más de 60 años, por lo que es fundamental proteger todo su cuerpo de manera absoluta”, señala Panizo.

placeholder Karol Regina Arellano Moreno en su paso por la CUN. (Foto cedida por la familia)
Karol Regina Arellano Moreno en su paso por la CUN. (Foto cedida por la familia)

En el caso de que Karol hubiese recibido una radioterapia convencional en su país, la doctora no se atreve a hablar de tasa de supervivencia, pero asegura que “en términos de toxicidad sí que habría sido muy diferente a largo plazo”.

Panizo se muestra cautelosa, como cualquier oncólogo, para decir que la niña “está curada”, pero apunta a los buenos resultados del tratamiento. Subraya que los próximos años son cruciales, en los que Karol irá haciéndose revisiones en su país, que la familia enviará a la CUN para que puedan seguir su caso. Por su parte, la madre de la pequeña cuenta que a día de hoy está teniendo un desarrollo normal, va a la escuela y es feliz.

Karol Regina Arellano Moreno acababa de cumplir dos años cuando sus padres notaron una fuerte ralentización en su desarrollo motor y, rápidamente, la llevaron al pediatra pensando que se trataría de una cuestión muscular. La primera hipótesis fue descartada con unas sencillas pruebas y la bebé derivada a otro especialista, que pidió realizar una resonancia magnética en la que le detectaron una masa en la cabeza que le estaba causando hidrocefalia y presionando el cerebro. De inmediato la operaron para extraer gran parte de la masa y analizar una muestra. Con esta última prueba, la familia mexicana recibió en 2022 el terrible diagnóstico: un meduloblastoma, el cáncer cerebral más común en niños, ubicado en el tronco del encéfalo.

Salud Cáncer
El redactor recomienda