"Esta sociedad busca soluciones rápidas y hace que los psicofármacos se usen mal, algo que repercute en el sueño"
Charlamos con el especialista sobre la psiquiatrización de la vida cotidiana, el excesivo consumo de estos fármacos, la automedicación, los tratamientos basados psicodélicos y el TDAH, entre otras cuestiones
El consumo de psicofármacos está disparado en España, si tú mismo no has tomado, seguramente alguien muy cercano a ti lo habrá hecho. Sin embargo, existen múltiples prejuicios sobre ellos, quienes los toman o los médicos que los prescriben.
La enfermedad mental no es consecuencia de malas decisiones ni de una personalidad débil. Y la voluntad, los cambios de hábitos y mensajes positivistas a veces no son suficientes para tratar un trastorno mental. En estos casos, los tratamientos disponibles son la psicoterapia y la medicación, los cuales se complementan muy bien, como afirma el psiquiatra David López Gómez, fundador del centro de salud mental menteAmente.
El psiquiatra acaba de publicar Hablemos de los psicofármacos (Arpa, 2024), un libro en el que aborda con estilo divulgativo muchas dudas acerca de los cinco grandes grupos de psicofármacos: ansiolíticos, antidepresivos, estimulantes, antipsicóticos y estabilizadores del estado de ánimo. Además, explica con claridad en qué situaciones está indicada la medicación y en cuáles es más apropiada la psicoterapia o la combinación de ambos tratamientos.
Charlamos con el especialista sobre la psiquiatrización de la vida cotidiana, el exceso de consumo de estos fármacos, la automedicación, la ciencia de los tratamientos psicodélicos y el TDAH, entre otras cuestiones.
PREGUNTA. ¿Por qué en este momento es necesario un libro así?
RESPUESTA. Hay mucho revuelo mediático en torno a los psicofármacos. Junto a mi editora, Marta Sevilla, hicimos una investigación y vimos que no hay otro libro de divulgación que hable de los psicofármacos a la población general. Como mucho encontramos alguno con una visión muy polarizada, con un punto de vista excesivamente crítico.
Ante esta ausencia, he intentado dar una visión equilibrada: por un lado, resaltar la enorme utilidad de los psicofármacos en psiquiatría, al igual que en otros campos de la medicina, y, por otro lado, reconocer los riesgos del mal uso de estos medicamentos, como ocurre con cualquier herramienta médica.
P. En la primera página señalas que “el presente libro ha sido escrito sin la participación ni financiación de ningún laboratorio farmacéutico ni organismo público o privado”, ¿por qué es necesaria esta aclaración?
R. Generalmente en las publicaciones científicas hay que reflejar la falta de conflicto de intereses y bueno, en este libro preferí ser transparente para evitar cualquier malentendido. Pero vamos, que no he sentido presión por parte de la industria farmacéutica; de hecho, están muy regulados y no pueden dar información que no esté en la ficha técnica de sus productos.
P. Ya que este libro tiene esa vocación divulgativa, ¿podrías darnos una definición sobre qué son realmente los psicofármacos?
R. Son medicamentos usados en toda la medicina, no solo en psiquiatría, para aliviar síntomas, mejorar la calidad de vida del paciente y prevenir recaídas.
En psiquiatría son una de las modalidades de tratamiento junto con la psicoterapia. Es importante que no se vean como tratamientos excluyentes, ya que ambos pueden tener un efecto sinérgico.
"El paciente que participa en la decisión de su tratamiento tiene una mejor evolución"
P. Una de las quejas de los pacientes es que los especialistas no tienen en cuenta su opinión a la hora de recibir uno de estos tratamientos…
R. Para mí es fundamental que se tome en cuenta su opinión. Aunque en algunos contextos públicos el tiempo de consulta es limitado, es clave explicarle al paciente su situación y opciones terapéuticas. Esto mejora la adherencia al tratamiento y su evolución.
El paciente que participa en la decisión de su tratamiento tiene una mejor evolución y menor necesidad de usar recursos adicionales de salud pública.
P. En el libro abordas la "psiquiatrización de la vida cotidiana". ¿Qué riesgos tiene esto?
R. Es importante entender que la psiquiatrización de la vida cotidiana no proviene únicamente de la psiquiatría, sino también de la presión social e individual. Existe una necesidad de aplacar el sufrimiento y las emociones negativas, aunque muchas veces estas son necesarias para nuestro desarrollo personal. Estas emociones nos ayudan a madurar, a crecer y a ser más resilientes, y forman parte de la normalidad de la experiencia humana.
El paciente que viene a consulta exige una ayuda por lo cual también se produce esta psiquiatrización, que sucede cuando la medicina invade el terreno de esta variabilidad humana, incluyendo el campo de las emociones negativas, que debería formar parte de la normalidad. Entonces el problema que hay es que el número de pacientes va creciendo. Estas personas que se encuentran mal, pero no se pueden beneficiar de un tratamiento porque las terapias están para tratar enfermedades, obtienen de los tratamientos un beneficio que es muy pequeño, por no decir nulo, y están ocupando el sitio que podría estar usando una persona con una enfermedad mental grave.
El sistema público de salud, con recursos limitados, se enfrenta al desafío de atender a un número creciente de pacientes. Y al final el que sale perjudicado es la persona con la enfermedad más grave.
"La psiquiatrización de la vida cotidiana no proviene únicamente de la psiquiatría, también de la presión social e individual"
P. Uno de cada cuatro españoles toma somníferos, antidepresivos o ansiolíticos, ¿está sobre medicada la población española por culpa de la sociedad acelerada en la que vivimos?
R. España es uno de los países del mundo que más benzodiazepinas prescribe, pero esto no se hace extensivo a otros grupos de psicofármacos, el número de antidepresivos es muy similar dentro a la OCDE, aunque sí que es cierto que tenemos un nivel de prescripción un poco más alto porque el sistema es universal y los medicamentos tienen financiación pública.
Sí que es verdad es que esta sociedad nos lleva a querer una solución inmediata y una solución rápida. Esto hace que muchas veces los psicofármacos se utilicen mal para compensar hábitos de vida poco saludables, por ejemplo se ve claramente como repercute en el sueño: es más fácil tomar una pastilla que hacer deporte, comer bien, levantarse y acostarse a la misma ahora... Es decir, más que hacer una buena higiene del sueño. Entonces, si esa pastilla es tan fácilmente accesible, pues se va a utilizar más. Y tenemos que buscar una solución a este problema.
P. ¿Cuál sería la solución?
R. Más profesionales y más tiempo de consulta para evaluar mejor a los pacientes. También creo que hace falta mayor concienciación sobre los riesgos de los psicofármacos y limitar su prescripción a tratamientos temporales. En muchos casos, hábitos de vida saludables pueden ser de ayuda.
"Hace falta mayor concienciación sobre los riesgos de los psicofármacos y limitar su prescripción a tratamientos temporales"
P. ¿Hay mucha automedicación en España?
R. Se venden pocas cajas de benzodiazepinas sin receta, el problema es el alto número de pastillas que viene en cada caja, llegando a haber hasta 50 en algunas. Entonces, si un tratamiento debe durar una semana, no hace falta cajas tan grandes. Entonces, cuando sobran y una persona del entorno tiene un problema similar le dicen “toma yo tengo aquí estas pastillas, ¿por qué no las pruebas?”, entonces las empieza a tomar y si le van bien van al médico de cabecera a reclamarle que las prescriba. Y a veces se queda en la receta electrónica una al mes y entonces cada mes la saca aunque no la consuma por si acaso… Y se vuelve a repetir el mismo proceso con familiares o amigos. Esto es muy frecuente, pero si las pastillas se diesen contadas como en EEUU y no se pusiesen en la receta electrónica como un tratamiento crónico, no sería posible la automedicación.
P. Vamos que el mayor problema es la gente que hace de farmacéutica…
R. En parte sí. Y lo curioso es que muchos de los prejuicios que hay hacia los psicofármacos son por las benzodiazepinas. Estas suelen producir somnolencia, ser adictivas… lo que ha creado una imagen negativa que a menudo se extiende a otros psicofármacos. Frases como "si empiezas a tomarlas, ya no podrás dejarlas" son frecuentes, y estas ideas generan rechazo.
Paradójicamente, aunque muchas personas rechazan tomar antidepresivos incluso cuando son recetados por un médico, aceptan sin problemas una benzodiacepina que les recomienda un familiar o amigo porque "les fue bien para dormir". Esto refleja que, en muchos casos, el consejo de un conocido tiene más peso que el de un profesional, probablemente por falta de información adecuada sobre los medicamentos.
Respecto a la crítica de que en España se prescriben más psicofármacos que en otros países europeos o incluso a nivel mundial, es un tema complejo. Aunque el enfoque muchas veces recae sobre los psiquiatras, no podemos responsabilizarlos exclusivamente. Es cierto que debemos buscar soluciones desde la profesión, pero también es esencial considerar otros factores sociales y culturales que influyen en el consumo de medicamentos.
P. ¿Cuáles son los riesgos de estigmatizar los psicofármacos?
R. El principal es que las personas que necesitan ayuda no la busquen. Si el paciente cree que la única opción es un fármaco al que teme, puede evitar buscar ayuda profesional, privándose también de opciones como la psicoterapia.
Estos prejuicios al final hacen que la gente rehuya del psiquiatra hasta que no lo pasan muy mal y a veces ya no es que sea tarde, pero si se hubiera atajado la persona hubiera sufrido menos tiempo y la evolución de esa enfermedad habría sido mejor.
P. En el libro mencionas varios mitos de los psicofármacos, ¿cuál es el que más ha llamado tu atención?
R. La idea que uno pueda tener del psicofármaco de las películas, dónde salen estos antiguos sanatorios con enfermos muy graves con muchísima medicación y muchos efectos secundarios, como en Los renglones torcidos de dios. Pensar que la persona que tome psicofármacos va a experimentar eso.
Entonces, la idea de que todos los psicofármacos sean iguales es un mito. También pensar que las persona de antes de tomarlo estaba muy grave y que lo que ves es consecuencia de los psicofármacos. Lo cierto es que no eres de darte cuenta quién está tomando un fármaco y que no porque le afectan en el día a día y no al revés. La gente tiene el mito de que te va a convertir en una persona enferma, de que te va a poner peor.
P. ¿Las benzodiazepinas están adquiriendo mala fama por el sobreconsumo?
R. Sí, en parte debido al discurso político. Sin embargo, son efectivas para ciertos problemas cuando no existen alternativas. Es probable que en el futuro haya fármacos con menos efectos secundarios.
"Se habla 'de este niño es hiperactivo', en lugar de simplemente 'este niño es movido'"
P. Cada vez es más frecuente señalar que los niños tienen TDAH, ¿crees que puede estar sobre o, incluso, infra diagnosticado?
R. Ambas cosas. Tenemos que tener cuidado al utilizar lenguaje médico,muchas veces los diagnósticos los hacen los padres o los profesores sin mala intención, pero hablan “de este niño es hiperactivo”, en lugar de simplemente “este niño es movido”. También en algunos casos se busca un diagnóstico para encontrar una explicación porque es cierto que si se lleva a un niño al médico es porque algo le pasa, pero podría haber una explicación distinta.
Asimismo, hay veces que podría haber un infradiagnóstico. La parte de la hiperactividad es como la más evidente en un aula y en casa, por lo que se le da mucha importancia desde el principio, pero se ha dado menos importancia a la parte de la inatención. Entonces hay muchos casos, sobre todo niñas, que es más frecuente que haya menos hiperactividad y que haya más inatención. Entonces pasan desapercibidos en muchos casos, como niñas que estaban ausentes o se les decía que no eran buenos estudiantes y ya de adultos se les ha podido identificar como TDAH.
P. ¿Los estimulantes, que se suelen recetar muy a menudo a los niños, resuelven todos los problemas del TDAH?
R. No, y por eso es importante un diagnóstico exhaustivo. El tratamiento debe incluir a la familia, la escuela y, en muchos casos, un apoyo psicológico.
El tratamiento farmacológico no resuelve todos los problemas a nadie. No es así de fácil. Lo primero que hay que tener en cuenta es que es un tratamiento, por lo que no se puede dar sin un diagnóstico. No por un mal comportamiento vamos a tener que utilizar un tratamiento farmacológico, habrá que averiguar y hacer un buen diagnóstico antes.
Si solo está el fármaco, algo puede mejorar, pero muy lejos de que mejore todo.
"Los tratamientos psicodélicos pueden ser efectivos y más rápidos que los convencionales"
P. Cada vez están cogiendo más fuerza los tratamientos basados en psicodélicos para problemas graves de salud mental, ¿qué opinas de esta nueva corriente?
R. Los estudios muestran que pueden ser efectivos y más rápidos que los antidepresivos convencionales, aunque aún presentan efectos secundarios importantes. Si logramos moléculas más seguras, podrían ser una gran revolución.
El consumo de psicofármacos está disparado en España, si tú mismo no has tomado, seguramente alguien muy cercano a ti lo habrá hecho. Sin embargo, existen múltiples prejuicios sobre ellos, quienes los toman o los médicos que los prescriben.